Sonriente y en tono optimista, el empresario inmobiliario neoyorquino Steve Witkoff, de 68 años, hombre de confianza de Donald Trump en sus negociaciones con el presidente ruso Vladimir Putin, aseguró a la cadena Fox News el domingo que el líder del Kremlin “quiere la paz”.
Sostuvo que, en las conversaciones de esta semana en Riad, Arabia Saudí, entre delegados de Washington y de Moscú, habría “avances reales” que conducirían de manera “natural” a un “alto el fuego total” en la guerra de Ucrania, algo que lucía aún muy lejano cuando el lunes, tras 12 horas de negociaciones, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, advirtió que las negociaciones serán “difíciles” y pueden tardar mucho tiempo.
Con esa idea de que todo es un negocio, Trump cree que Putin, con su economía en problemas, está listo a ceder unas cosas a cambio de ganar otras, y la realidad es que el jefe del Kremlin, en actitud mesiánica, cree que su destino es volver a hacer de Rusia una potencia planetaria
Sin experiencia alguna en política o en diplomacia, Witkoff y su entusiasmo contrastan no sólo con la evidencia de los escasos resultados de la ronda del lunes, sino con documentos secretos de la inteligencia rusa y con una excepcional entrevista concedida por Vladislav Surkov, conocido como el gran filósofo del putinismo, al semanario francés L’Express, que dejan en claro que los objetivos de Putin van mucho más allá de lo que creen Trump y sus asesores.
Vista del hotel Ritz-Carlton de Riad, donde se están celebrando conversaciones entre Kiev y EE. UU. Foto:AFP
La trampa en la que cayó Trump: el pensamiento transaccionalita que lo pone en jaque frente a Putin
El viernes, la revista The Economist lo resumió con un contundente titular: “La trampa que Vladimir Putin le ha tendido a Donald Trump”. En el texto, el semanario cita al exprimer ministro británico Boris Johnson, gran admirador de Trump, quien sostiene que Vladimir Putin “se está riendo de nosotros”.
Según una fuente diplomática de la Unión Europea consultada por EL TIEMPO, “con esa idea de que todo es un negocio, Trump cree que Putin, con su economía en problemas, está listo a ceder unas cosas a cambio de ganar otras, y la realidad es que el jefe del Kremlin, en actitud mesiánica, cree que su destino es volver a hacer de Rusia una potencia planetaria, algo que pasa por avasallar a Ucrania y al resto de Europa del este”.
Y por eso, agrega la fuente, Putin “no se va a contentar con lo que para él son migajas”.
Para comprender el alcance del pensamiento de Putin, nada mejor que la entrevista de Surkov a L’Express. Este antiguo guardaespaldas nacido en 1964 (de joven fue boxeador), saltó en los años 90 del esquema de seguridad de un poderoso banquero –Mijaíl Jodorkovski– a convertirse en relacionista público del magnate, del que luego se distanció.
Buen lector de historia y filosofía, en 1999 fungía como analista en la televisión rusa cuando fue llamado a un alto cargo en el Kremlin, desde donde logró acceso directo al entonces candidato presidencial Vladimir Putin, para quien creó el partido Rusia Unida, cuyas bases conceptuales son de su autoría.
Rusia y EE. UU., reunidos para hablar sobre tregua con Kiev Foto:
La noción de “un mundo ruso” –la esfera de influencia rusa en el planeta– y la idea de “la vertical del poder” para definir cómo todo en el sistema ruso debe subordinarse al Presidente de la Federación, que no es otro que Putin, son algunos de los conceptos creados por Surkov.
Autor de numerosos textos sobre lo que él bautizó como “putinismo”, Surkov casi nunca da entrevistas –ninguna desde el inicio de la guerra en Ucrania– y de ahí el valor de la primicia de L’Express. Además, su relación con Putin se enfrió hace unos años, y eso le da cierta distancia que valoriza aún más lo que dice.
Previo al inicio de los diálogos en Riad, entre Moscú y Washington, con conversaciones en paralelo entre delegados de Trump y del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, Surkov define a las claras el objetivo del Kremlin: “El aplastamiento militar o militar-diplomático de Ucrania” y la “repartición de este cuasi-estado artificial en sus fragmentos naturales”, lo que implica una muy buena porción para Rusia.
El que algunos llaman ‘Rasputín de Putin’, agrega: “Puede haber, en el recorrido, maniobras, desaceleraciones y pausas, pero ese objetivo será alcanzado”.
Las negociaciones ocurren en medio de la dura ofensiva rusa en la región de Kursk. Foto:AFP / Ministerio de Defensa ruso
Los tropiezos de Estados Unidos que le están dando más poder a Rusia en su guerra expansionista
En la entrevista, Surkov se atiene a su teoría –asumida por Putin– de una Ucrania que ha sido siempre más que nada rusa. Para él, el sur y el este, y buena parte del centro de ese país, son rusos, y sólo una fracción al oeste es antirrusa.
“Ucrania es una entidad política artificial –explica– y la guerra permitirá separar lo ruso de lo antirruso o, para parafrasear el Evangelio, las ovejas de las cabras”. Lo antirruso quedará “muy reducido” –piensa– y quizás entonces existirá allí una pequeña Ucrania.
Para Surkov, no hay límites territoriales en lo que él llama “el mundo ruso”. Y explica, con prepotencia: “Nos extenderemos en todas las direcciones, tan lejos como Dios quiera y hasta donde nos den nuestras fuerzas”. Pero, eso sí, advierte: “Lo importante es no precipitarse ni pretender tragar un pedazo demasiado grande”.
Interrogado sobre si el regreso de Trump al poder marca el final de lo que Surkov ha llamado “la soledad geopolítica rusa”, responde en tono despectivo: “La soledad geopolítica es una constante de la percepción que nuestra nación tiene de sí misma (…) que no podemos contar sino con nosotros mismos y que hay que armarse de paciencia, pan y armas”. Y remata: “La llegada de Trump nada cambia”.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, argumenta que una tregua debe incluir garantías. Foto:EFE
Con un dejo de ironía, da a entender que Trump adoptó las ideas que, en 2000, Surkov concibió para Putin. Y cita frases del estadounidense como “el porvenir no pertenece a los globalistas sino a los patriotas”; “el mundo libre debe abrazar sus raíces nacionales, que son irremplazables”; y “si quieren democracia, aférrense a su soberanía”, conceptos que –dice Surkov– corresponden a la línea rectora del putinismo que él planteó a inicios de siglo.
La idea de una gran Rusia que puede extenderse en todas las direcciones y que carece de fronteras, ha calado no sólo en Putin y su equipo sino en el mando militar ruso. André Glucksmann, eurodiputado socialista francés y gran conocedor de Rusia y de Putin, recordaba al comentar para L’Express la entrevista de Surkov que, en 2008, él y un grupo de periodistas discutían con un general ruso en una zona de Georgia, antigua república soviética, invadida entonces por las tropas del Kremlin.
Trump no lo ha entendido y cree que puede hacer la paz con un paquete de concesiones a Putin
El alto oficial los insultó, les ordenó irse, bajo el argumento que estaban en territorio ruso, y cuando ellos le recordaron que eso no era así, les respondió, agresivo: “Nosotros, los rusos, iremos a todas partes donde ya hemos estado”, lo que evidencia el deseo de recuperar lo que fuera la Europa del este dominada por Moscú en tiempos de la Unión Soviética.
El presidente de EE. UU., Donald Trump abandera la iniciativa de tregua entre Ucrania y Rusia Foto:Archivo EL TIEMPO / Agencias
¿Cuál sería el alcance de las verdaderas intenciones de Vladimir Putin? Una ambición más allá de Ucrania
Una anécdota de Putin en 2016 apunta en la misma dirección. Mientras conversaba con colegiales en una emisión de televisión, le preguntó a uno de ellos si sabía dónde empieza y dónde termina Rusia.
El muchacho respondió que del estrecho de Bering al este, hasta la frontera oeste con Europa. “Está muy bien –le dijo Putin con una sonrisa– pero has olvidado que Rusia no tiene límites”.
La inmensa mayoría de los expertos en Putin lo tiene claro. Xavier Colás, expulsado de Rusia el año pasado tras 12 años como corresponsal de El Mundo en Moscú, explicó este domingo en el diario español que a Putin lo incomoda “cómo Washington le presiona para un alto el fuego en Ucrania”. Y agregó que mientras Trump “quiere avanzar en el tiempo” y conseguir pronto esa tregua, Putin “quiere progresar en la otra dimensión, la del espacio” y ganar más territorios.
Colás explica que Putin “no dejará de luchar hasta obtener una promesa de que Ucrania no se unirá a la Otán y que la alianza reducirá su presencia en Europa central y oriental, dejando desprotegidos a países como Estonia, Letonia, Lituania o Polonia, cuyos liderazgos fueron controlados por Moscú durante toda la existencia soviética de Putin”.
El FSB planteaba en enero que Moscú debe dar largas a las negociaciones mientras envenena las relaciones de Washington con Europa y con Zelenski, algo que ya viene ocurriendo
Al igual que Colás, decenas de analistas occidentales a ambos lados del Atlántico coinciden en que Putin no se contentará con un pedazo de Ucrania y que va por mucho más. “Trump no lo ha entendido y cree que puede hacer la paz con un paquete de concesiones a Putin”, anotó la fuente diplomática europea que habló con EL TIEMPO el lunes. “El Kremlin ha sido hábil, le ha dado esperanza a la Casa Blanca mientras gana tiempo y, sobre todo, espacio en el frente: es la trampa en que ha caído Trump”, explicó.
Pero no es sólo la percepción de los analistas. Documentos del FSB, el servicio de seguridad y contrainteligencia que remplazó a la KGB tras el fin de la era soviética, filtrados por agencias y medios occidentales, apuntan en la misma dirección. Hace dos semanas, el diario The Washington Post divulgó un memorando del FSB que sugiere que Putin quiere demorar la firma del alto el fuego total, mientras debilita la posición negociadora de Trump.
El presidente Donald Trump lleva semanas subiendo las expectativas, mientras Moscú las baja. Foto:AFP
La fuente diplomática europea consultada por EL TIEMPO sostiene que “nuestros análisis de inteligencia dicen lo mismo y también con base en documentos filtrados del FSB”. Agrega que “el FSB planteaba en enero que Moscú debe dar largas a las negociaciones mientras envenena las relaciones de Washington con Europa y con Zelenski, algo que ya viene ocurriendo, como lo vimos con el agresivo discurso antieuropeo del vicepresidente JD Vance en febrero, en Múnich, y en la desconcertante reunión de Zelenski con Trump y su vicepresidente en el despacho oval hace un mes”.
A pesar de los mensajes optimistas de Washington, de nuevo ayer, por boca del Ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, Rusia se esforzó en limitar el alcance de lo conversado: apenas una tregua en el Mar Negro para reactivar las exportaciones de granos de Ucrania, sin aclarar lo que Rusia obtendría a cambio: un acuerdo de alto al fuego está muy lejos.
Trump lleva semanas subiendo las expectativas, mientras Moscú las baja. Si el estadounidense no da un golpe en la mesa, librar más armas y dinero a Ucrania, y aplicar nuevas sanciones a Putin, no tendrá cómo escapar de la trampa.