Antes del foro ‘IA, ¿ángel o demonio?’, que se realizará en el marco de la conmemoración del primer año de trabajo de la Fundación Innovación para el Desarrollo (I+D), creada por el expresidente Iván Duque y su esposa, María Juliana Ruiz, el ex alto funcionario habló con EL TIEMPO sobre los beneficios, riesgos y retos de la inteligencia artificial (IA). Además, sobre las oportunidades que esta representa en áreas fundamentales como la sostenibilidad, la democracia y el desarrollo social.
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Dentro de la Fundación Innovación para el Desarrollo están implementando la IA, ¿de qué forma?
Para nosotros, la IA es una herramienta fundamental para innovar y mejorar todos los aspectos del desarrollo. La IA nos permitirá contar con mejores sistemas de monitoreo y control para enfrentar la deforestación, predecir y alertar sobre desastres naturales, fortalecer los sistemas de alerta y control frente a la corrupción y el lavado de activos, optimizar los sistemas educativos y mejorar la gestión energética, entre otros aspectos. Ver la IA como una herramienta para hacer mejor las cosas es lo que debe primar, y creemos que Colombia debe prepararse para convertirse en un hub regional de servicios y desarrollo en este tipo de tecnologías.
¿Cómo puede la IA contribuir a la creación de nuevos empleos o transformar el panorama laboral, en especial el de los jóvenes?
La IA hará que muchos empleos desaparezcan, pero también permitirá que otros maximicen su productividad. Gracias al apoyo de la IA, muchos trabajos podrán reemplazar funciones operativas por roles más estratégicos, permitiendo que el trabajo humano dedique más tiempo a actividades de mayor valor. Sin embargo, esto no ocurre de manera automática. Es urgente que el sistema educativo se transforme para aprovechar al máximo las capacidades que la IA ofrece. En las industrias creativas, la IA ya es una herramienta que reduce distancias y contribuye a perfeccionar productos, pero esto requiere preparación y práctica. En muchos servicios legales, por ejemplo, la IA puede consolidar precedentes, analizar derecho comparado y desagregar leyes aplicables a casos similares, pero es la inteligencia humana la que debe realizar el análisis y la aplicación contextual. En servicios financieros, auditoría, consultoría, ingeniería, entre otros, la IA puede proporcionarnos, en menor tiempo, una gran cantidad de información fundamental que antes tomaría meses recopilar. Esto demanda empleos especializados en el uso de estas tecnologías para hacer el mercado laboral más eficiente y productivo. Por eso, me preocupa que en Colombia se esté buscando una reforma laboral que favorezca a la élite sindical en lugar de enfocarse en el futuro del empleo.
¿Cuáles cree usted que son algunas de las áreas más prometedoras en las que la IA puede mejorar la calidad de vida de las personas?
En el ámbito de la salud, no tengo duda de que la IA nos acercará a derrotar el cáncer, haciendo posible la prevención, la detección temprana y el tratamiento exitoso. La IA será fundamental en el desarrollo de una nueva generación de vacunas y en la aceleración de la secuenciación genómica para la investigación. En la agricultura, la IA nos permitirá desarrollar cultivos más resistentes a tensiones climáticas y a un sinnúmero de bacterias. En cuanto al conocimiento en general, la IA nos permitirá interpretar rápidamente grandes volúmenes de información condensada en lenguas muertas, acortando siglos de trabajo en este campo. Será, sin duda, una herramienta esencial para profundizar nuestro entendimiento humano.
¿Qué papel puede jugar la IA en la lucha contra problemas globales, como el cambio climático o la pobreza?
La combinación de tecnologías satelitales con la IA nos proporcionará la mejor información posible para combatir las causas de la deforestación y nos permitirá tener una precisión absoluta sobre las emisiones de gases de efecto invernadero y la reducción de estas. Nos facilitará realizar auditorías climáticas más efectivas, descarbonizar países y empresas, y hacer mejores estimaciones para la formulación de políticas públicas en la materia. La IA nos permitirá observar en tiempo real, con gran nivel de detalle, los lugares donde la acción climática es urgente.
En términos de gobernanza y regulación, ¿cómo se podría garantizar que el avance de la IA sea responsable y equitativo?
En el gobierno que presidí, Colombia fue pionera al lanzar el Primer Marco Ético para la IA en este hemisferio y el segundo en el mundo. Esta tecnología avanza a tal velocidad que, para cuando una regulación es emitida, puede ya estar obsoleta. Por eso es clave contar con límites éticos claros y generales que permitan la evolución de la tecnología sin sesgos, sin amenazar los derechos humanos, la privacidad o la propiedad intelectual. Por supuesto, el debate más complejo será sobre la propiedad de los datos, que son la materia prima de la IA. Los seres humanos generamos cada vez más datos, por lo que este será el gran tema en el ámbito regulatorio.
¿Qué riesgos ve asociados al uso creciente de la IA?
Los riesgos están relacionados con sus abusos, la creación de armas cibernéticas, el robo de datos y la interferencia en sistemas de seguridad de sectores estratégicos, que son los más alarmantes. Por lo tanto, debemos contar con mecanismos homogéneos para abordar estos aspectos. Otros riesgos tienen que ver con la propiedad intelectual o la suplantación de personas y de imágenes corporativas, por dar un ejemplo. Sin embargo, estos riesgos pueden enfrentarse con marcos éticos vinculantes y sanciones ejemplares.
¿Cree usted que deberíamos preocuparnos por la posibilidad de que la IA reemplace a los seres humanos en muchas funciones clave?
La IA es una creación humana. Las máquinas podrán reemplazar funciones humanas, pero el reto es utilizar la IA para tener una mejor humanidad. Lo grave no es la aceleración de la IA, sino la desaceleración de la inteligencia humana. La IA nos debe llevar a ser más efectivos en la acción climática, en la reducción de las brechas sociales, en la derrota del crimen organizado, etcétera. El riesgo es ver el auge de la IA en sociedades capturadas por el odio, la desinformación y el resentimiento.
¿Cuáles cree que son los principales desafíos éticos que enfrenta el desarrollo y la implementación de IA en la sociedad?
La seguridad y protección de los datos, que son la materia prima de la IA, es fundamental. Hoy, con la digitalización de todos los pagos, la cantidad de aplicaciones que usamos y nuestros patrones de consumo de contenidos, la IA puede conocernos mejor que nosotros mismos, al punto de predecir y anticipar nuestros gustos y comportamientos. Como señala Harari en su último libro, Nexus, la centralización de la información representa un riesgo enorme. Se requieren muchos controles y claridad absoluta sobre la propiedad de los datos. Un régimen que controle y centralice los datos puede ser peligrosamente opresor y una amenaza para la democracia. Por eso, descentralizar, trabajar con interoperabilidad y proteger la información es crucial.
¿Qué obstáculos cree que existen para la adopción de IA en países en vías de desarrollo como Colombia?
Necesitamos un sistema educativo con mayor formación en Stem, un sistema educativo enfocado en el mejor uso y aplicación de la tecnología para resolver los retos humanos. Mientras los sistemas educativos estén capturados por sindicatos de maestros alejados de estas prioridades, nuestros niños corren el riesgo de convertirse en analfabetas digitales. Los países requieren hoy un sistema educativo competitivo, donde el bilingüismo y la combinación de educación humanista y tecnológica marquen la diferencia. Una sociedad que forme personas con estas habilidades será ganadora en esta revolución.
El presidente Petro ha visto de una forma positiva la IA, pero al mismo tiempo ha planteado preocupación por el tema ambiental, ¿usted va en la misma línea de él o cuál es su opinión?
Creo que el reto ambiental no es menor. La revolución de la IA y la cantidad de energía que demanda y demandará el volumen de datos procesados en tiempo real está empezando a desacelerar la transición energética en algunos países. Esto se debe evitar por sus consecuencias negativas en la acción climática. Pero también puede ser una oportunidad para países con matrices energéticas limpias y buena ubicación geoestratégica como Colombia.
¿De qué forma cree que se pueden evitar las fake news que en algunas ocasiones crea la IA?
La posverdad es una creación humana que se puede maximizar con ejércitos de bodegas, bots y hackers que utilizan algoritmos para difamar masivamente. No es que la IA los difunda de manera autónoma. Creo que la IA será vital para detectar información falsa en tiempo real y para evitar su manipulación al servicio de la posverdad. Debe existir un marco de sanciones a la difusión deliberada y masiva de información falsa o difamatoria, y a las cuentas anónimas sin registro de persona alguna.
¿Cree que se debería capacitar a las personas para que aprendan a identificar videos o fotografías creadas por la IA?
Creo que debería existir una marca genérica o un disclosure que exponga el origen, así como cada vez existen más herramientas de IA que identifican contenidos producidos por IA, de tal manera que alerten sobre el deep-fake.
¿Qué le falta a la actual política pública de IA en Colombia para incentivar su adopción y desarrollo?
En el 2019, en mi gobierno publicamos la política pública de inteligencia artificial y transformación digital, en 2021 y 2022 elaboramos un marco ético de aplicación de IA, luego adherimos a las recomendaciones de la Unesco y dejamos una hoja de ruta trazada con una misión de expertos internacionales en la materia, una misión que dejó recomendaciones claras en temas de género, discriminación, privacidad, transparencia y su implementación.
¿Usted cree que la IA va a acabar con la humanidad como lo ha dicho el presidente Petro?
Creo que hay personas que, si hubieran existido cuando se inventó la electricidad, habrían defendido el uso de las velas. La evolución tecnológica debe estar al servicio de la humanidad.
¿Es bueno o malo que haya tantas iniciativas legislativas para regular la IA en Colombia?
Creo que, con hacer vinculante el marco ético y poner sanciones a los abusos que puedan afectar derechos fundamentales, permitiremos que la tecnología avance sin espantar la innovación y el emprendimiento en la materia. Como lo dice el profesor Urs Gasser, experto en la materia, debemos hablar cada vez más de gobernanza y menos de regulación, es decir, de política pública, de marcos éticos, de planes de formación y de instrumentos de innovación. La sobrerregulación puede ser el fin de la innovación.
MARÍA ALEJANDRA GONZÁLEZ DUARTE
Redacción Política