Un nuevo plan para llevar luz a 300 millones de personas en África

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DAR ES SALAAM, Tanzania — Los líderes de más de la mitad de las naciones de África se reunieron el mes pasado en Dar es Salaam para comprometerse a realizar el mayor aumento del gasto en generación de energía eléctrica en la historia de África.

El Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo y otros están prometiendo al menos 35 mil millones de dólares para expandir la electricidad en un Continente donde más de 500 millones de personas aún no la tienen. La mitad del dinero se destinará a “minirredes” solares que den servicio a comunidades individuales.

Los créditos se otorgarán a tasas de interés inferiores a las del mercado, una estipulación crucial a medida que prestamistas globales suelen cobrar tasas mucho más altas en África, al citar mayores riesgos.

Ajay Banga, el presidente del Banco Mundial, presentó la iniciativa en términos generales donde el desarrollo económico se combina con estabilidad social y derechos humanos básicos. “Sin electricidad, no podemos obtener empleos, atención médica o habilidades”, manifestó.

La promesa de la cumbre era que la mitad de los 600 millones de habitantes de África que no tienen luz tendría acceso a ella en tan sólo seis años.

A pesar de las fuertes declaraciones de voluntad política, mucha gente, en particular en el emproblemado sector energético de África, expresó un profundo escepticismo. Algunos dijeron que no hace falta mirar más allá del País anfitrión, Tanzania, para hallar un ejemplo aleccionador.

Hace poco, el mayor desarrollador de minirredes solares del mundo, Husk Power Systems, con sede en Colorado, cerró operaciones en Tanzania porque el Gobierno insistía en que vendiera su energía al mismo precio que la compañía de luz estatal, fuertemente subsidiada.

Al no poder ganar dinero a ese precio, vendió sus activos a una pérdida considerable, señaló Husk. Algunos permanecen intactos, pero están en desuso. Otros han sido desmantelados.

Esto sucedió a pesar de que Tanzania le había parecido un mercado ideal a Husk cuando llegó allí en el 2015. En ese entonces, el nuevo Presidente del País, John Magufuli, se había ganado el apodo de “El Bulldozer”, tanto por construir carreteras como por controlar la corrupción. Sólo un tercio de los tanzanos estaba conectado a la red.

La salida de Husk dejó a miles de personas frustradas y sin luz, ya que habían estado dispuestas a pagar precios más altos.

Los créditos del Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo dependen de reformas regulatorias que, en muchos casos, permiten a proveedores privados de electricidad competir más libremente con compañías estatales de servicios públicos. Tanzania fue uno de los 12 países que firmaron tales “pactos” en la cumbre. En los próximos meses, se anticipan otros 18.

Además de las minirredes solares, se destinará una cantidad más o menos igual de dinero a la ampliación de las redes eléctricas tradicionales existentes.

Sin embargo, es el costo en picada de desarrollar energía solar, impulsada por el crecimiento de China como un productor de paneles solares económicos y de alta calidad, lo que sería el factor principal que facilite la misión.

No sólo se ha vuelto más barata la energía solar, sino que se necesita mucho menos tiempo para desplegarla que para construir una presa o una central eléctrica.

Desde que Husk cerró la minirred en Matipwili, llegaron a la aldea postes que llevaban electricidad de Tanesco, la compañía estatal de servicios públicos. Pero sólo atienden a una cuarta parte de la población y el servicio es inferior, dicen los clientes. Al igual que todas salvo cuatro de las docenas de compañías de luz de África, la de Tanzania opera con fuertes pérdidas y la falta de mantenimiento provoca apagones frecuentes.

“Con Husk, podíamos adquirir un paquete a precio fijo y utilizar la cantidad de energía que quisiéramos, así que gente como yo empezó a abrir negocios”, dijo Gesenda Mwise Gesenda, el presidente de la aldea, quien utiliza una conexión de Tanesco para refrigerar las bebidas que vende. “Con Tanesco, de hecho, me cuesta el triple por la misma cantidad de energía”.

Los financiadores de la misión dicen que han sido claros con los gobiernos en cuanto a que el dinero por sí solo no puede resolver el problema y que el cambio regulatorio es lo que podría atraer más inversión.

“Es una enorme montaña que escalar”, afirmó William Brent, director de mercadotecnia de Husk. “Husk construye una minirred al día, y eso es lo más rápido en la industria. Aún si añadieras 10 más, sólo tendrías una fracción de las que se necesitan”.

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