Las posibilidades de Colombia de quedarse con la Secretaría Adjunta de la Organización de Estados Americanos (OEA) parecen estar debilitándose, a pocos días de la reunión extraordinaria en Washington para elegir a la persona que ocupará este importante cargo por los próximos cinco años y que tendrá lugar el próximo lunes 5 de mayo.
Hace un mes, el gobierno del presidente Gustavo Petro presentó a la ex canciller y actuar embajadora en Austria, Laura Gil, como su candidata para ocupar la posición, segundo de más alto nivel después del Secretario General en esta organización hemisférica.
Laura Gil fue viceministra de asuntos multilaterales de Colombia. Foto:Cancillería
Gil, que es politóloga e internacionalista, se estaba disputando el puesto con la peruana y, también embajadora, Ana María Sánchez, que hasta la candidatura de Gil era la única carta sobre la mesa.
Una puja de por sí interesante, pues Colombia y Perú mantienen tensas relaciones diplomáticas por lo que la competencia por el cargo calentó aún más la situación. En especial, porque, pese a entrar en la carrera prácticamente en su recta final, Gil tenía altas probabilidades de quedarse con el cargo gracias al apoyo de los gobiernos de izquierda en la región y la fractura del bloque del Caribe, que por sí solo pone 14 de los 18 votos que se necesitan para resultar electo.
Sin embargo, los buenos vientos para Colombia cambiaron de rumbo hace dos semanas luego de que el gobierno de Bernardo Arévalo en Guatemala presentó a su propia candidata y actual embajadora de este país ante la OEA, Claudia Escobar.
Y, dado que la inclinación ideológica del gobierno de Arévalo es de izquierda, la introducción de Escobar en la contienda fragmentaría el bloque con el que contaba Colombia para sacar adelante el nombramiento de Gil.
De acuerdo con múltiples fuentes consultadas por EL TIEMPO, es justamente Escobar la que está tomando la delantera dado que es vista como una alternativa viable para la mayoría, en virtud de la disputa entre Colombia y Perú.
Además, según las fuentes, Escobar contaría con el beneplácito de Estados Unidos y su secretario de Estado, Marco Rubio.
Laura Gil. Foto:Ministerio de Relaciones Exteriores
Por un lado, porque pese a provenir de distintas orillas políticas, Arévalo y Rubio tienen buenas relaciones. Pero, especialmente, porque la administración de Donald Trump no estaría interesada en permitir un triunfo diplomático de Petro. De allí, la presentación de la guatemalteca como una especie de caballo de Troya.
Según las fuentes, en este momento, ninguna de las tres candidatas tendría los votos suficientes para hacerse elegir y, por lo tanto, lo más probable es que algunos de dos países -Guatemala o Colombia- tendrá que desistir si es que quieren preservar este cargo para un gobierno con inclinaciones de izquierda.
Lo que no se sabe es cuál de los dos dará un paso al costado.
Pese a ello, las fuentes sostienen que Colombia no está en la mejor posición, pues si persiste en su candidatura, podría hundir las aspiraciones del bloque.
Quien triunfe trabajará de la mano del surinamés Albert Ramdin que fue electo como Secretario General en marzo pasado y asumirá funciones el 25 de mayo en remplazo del uruguayo Luis Almagro.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
@sergom68