Laddu, el dulce que es fuente de división en la India

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Durante siglos, el templo de Tirupati en el estado de Andhra Pradesh, en el sur de India, ha regalado laddu, un dulce en forma de bolita, a sus devotos.

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En septiembre, el recién electo Ministro del Estado, un hindú llamado N. Chandrababu Naidu, acusó a su predecesor cristiano de permitir que el laddu del templo se hiciera con ghee, una mantequilla clarificada, adulterada con otras grasas animales. La mayoría de los devotos del templo son vegetarianos; la acusación de Naidu puso en duda la santidad del templo mismo.

Las sensibilidades culturales en torno a la comida no son nuevas en India. Pero la politización de la comida se ha vuelto más generalizada con el ascenso del nacionalismo hindú bajo el Primer Ministro Narendra Modi. El vegetarianismo y la protección de las vacas —consideradas sagradas por la mayoría de los hindúes— son ahora un elemento infaltable del discurso político. Simples acusaciones de comer o transportar carne de res —principalmente contra musulmanes— pueden resultar en linchamientos por parte de justicieros protectores de las vacas y grupos de derecha.

Naidu llevó sus acusaciones a la Suprema Corte del País. En septiembre, el tribunal lo criticó por hacer sus afirmaciones sin resultados de laboratorio concluyentes sobre las muestras de ghee. “Al menos deberías haber mantenido a los dioses alejados de la política”, dijo el juez B.R. Gavai.

La concepción de esos dioses como vegetarianos no tiene base en las escrituras centrales del hinduismo, dijo Kancha Ilaiah Shepherd, autor de libros como “Why I Am Not a Hindu”. En lugar de ello, dijo, fue fabricado por las castas superiores en la sociedad rígidamente jerárquica de India y se utiliza para imponer su superioridad.

Los brahmanes, la casta sacerdotal en la cima de la cadena, vinculan el olor con la pureza y la espiritualidad. El aire impregnado del olor de la carne cocida es considerado impuro.

En los estratos sociales inferiores se encuentran las comunidades tribales, dalit y shudra, que constituyen una gran parte de la fe hindú. Históricamente, se nutrían pese a sus escasos medios comiendo carne como cerdo y ternera.

Hoy, más de la mitad de la población de India consume carne, principalmente pollo y pescado, revela la Encuesta Nacional de Salud Familiar. Aún así, los gobiernos en toda la India promueven el vegetarianismo.

El Partido Bharatiya Janata de Modi, que tradicionalmente deriva apoyo de las castas superiores, ha retratado el “vegetariano puro” como una ideología nacionalista desde que asumió el poder en el 2014.

Quienes no se ajustan a estas ideas o que las cuestionan —incluyendo minorías religiosas como los musulmanes, las comunidades de castas inferiores y los activistas políticos— han sido atacados. Algunos son acosados y avergonzados en línea. A otros les han derribado sus casas o han sido linchados.

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