La dimensión universal del caso de Gisele Pelicot, según sus abogados

hace 1 semana 18

La vida de Gisele Pelicot se pulverizó el 2 de noviembre de 2020, cuando le informaron que por al menos 10 años su esposo, Dominique Pelicot, la drogó y la entregó para que él y otros hombres abusaran de ella en su propia casa. Lo habían detenido un mes y medio antes por grabar debajo de la falda a algunas jóvenes en un supermercado. Durante los allanamientos por esa denuncia, encontraron los videos de las violaciones a Gisele.

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Los abogados Stéphane Babonneau y Antoine Camus, a cargo de su defensa, relatan que ella no quería que la consumiera el odio. Necesitaba darle sentido a lo que vivió y decidió que el juicio fuera público. “Para ella fue una obligación hacerlo por las demás mujeres, las que no pueden denunciar porque tienen recuerdos”, dice Camus en entrevista con La Nación de Argentina. Ella, en cambio, no guarda memoria de las atrocidades que sufrió.

Después de un proceso que duró casi cuatro meses en los tribunales de Avignon, en Francia, Gisele demostró algo que parecía imposible: en diciembre, todos los acusados fueron condenados con penas de tres a 20 años de prisión en un caso que interpeló al mundo.

En octubre se definirán las apelaciones. De los 17 agresores que pidieron ese recurso, nueve ya desistieron. Gisele estará presente en ese juicio para terminar lo que empezó. Dueña de una “resiliencia excepcional”, según la describen sus abogados, volverá a enfrentar a los hombres que la violaron con la complicidad de su marido.

Dominique Pelicot

Dominique Pelicot. Foto:Archivo

¿Cuál fue su primera reacción al recibir el caso?

Antoine Camus (A. C.): Sentí que teníamos un caso excepcional en múltiples sentidos. Primero, por la atrocidad de los hechos y la dimensión universal de este caso debido al número de los agresores. Pero también por las preguntas que este caso puede exponer sobre el estado de nuestra sociedad. Los dos quedamos sorprendidos por la dignidad y la capacidad de distanciarse de Gisele Pelicot.

¿A qué se refiere cuando habla de distancia?

Stéphane Babonneau (S. B.): Hay varios puntos. Gisele no tiene recuerdos de lo que vivió. Y durante los años que pasaron antes de que la conociéramos pasó por momentos muy difíciles. Cuando la conocimos ya había hecho un camino. Había consultado con psicólogos, había decidido rehacer su vida, mudarse a otra región de Francia, empezar casi de nuevo y encontrar una cierta estabilidad. Ella no se da cuenta, pero tiene una resiliencia que es excepcional.

¿Cuáles son las preguntas que este caso expone sobre la sociedad?

A. C.: Este juicio es un proceso que generó una indignación colectiva mundial y simultánea, y plantea la necesidad de encontrar respuestas de por qué, en pleno el siglo XXI, una mujer puede sufrir lo que le ocurrió a Gisele Pelicot. ¿Cómo es posible que podamos encontrar en un área de 50 kilómetros a 50 hombres dispuestos a aprovecharse sexualmente de un cuerpo de una mujer que parece muerto? ¿Qué hay de específico en la sexualidad masculina que, aparentemente, puede satisfacerse de un cuerpo al que le quitaron la conciencia para hacerlo un objeto? Esto no solo concierne a los acusados, sino a la sexualidad masculina, que puede satisfacerse de usar a alguien como un objeto durante un intercambio sexual. ¿De quién es la culpa? Probablemente sea colectiva, ya que es el resultado de cientos de años de construcción de una masculinidad que valora como normal la posesión de un cuerpo.

S. B.: Creo que la raíz está en la dominación masculina sobre la mujer. La única explicación que encontró Dominique Pelicot para justificarse fue decir que quería someter a una mujer que no quería ser sometida. Y también, la noción de patriarcado porque muchos de los acusados dieron como explicación que no eran violadores porque como Dominique estaba presente no hacía falta el consentimiento de ella.

Gisele Pelicot llega al tribunal penal de Aviñón, Francia, el 20 de noviembre de 2024, donde su exmarido es juzgado.

Gisele Pelicot en el tribunal penal de Aviñón, Francia, el 20 de noviembre de 2024. Foto:EFE

¿Qué pensaron cuando ella les planteó que quería que el juicio fuera a puertas abiertas?

S. B.: En un principio, Gisele Pelicot, como suele pasarles a todas las víctimas, estaba extremadamente avergonzada por lo que le había pasado. Y vivió con eso durante algunos años hasta que cambió de opinión y entendió la profundidad del caso. Empezó a pensar que ella no debía ser la que tuviese vergüenza y que los agresores tenían que ser expuestos. El anonimato iba a protegerlos. Llegó a la conclusión de que no solo tenía que estar ahí, sino que debía hacerlo público para exponerlos y para que el caso fuera útil para la sociedad. Pensó que alguien enterándose de su caso podía darse cuenta de que tal vez le estaba pasando lo mismo que a ella.

A. C.: La decisión de hacerlo público significaba para ella recuperar el control de su vida ya que durante 10 años no tuvo capacidad de decidir. Y logró que tomara una dimensión que no habría tenido a puertas cerradas. Esto es una proeza que es remarcable: la víctima está ahí porque elige estar en el centro para interpelarnos a todos.

S. B.: Nos preparamos mucho tiempo porque no queríamos que tuviera ninguna sorpresa sobre la violencia del proceso al que se iba a enfrentar. Un juicio en donde hay un acusado es violento, sobre todo cuando niega los hechos, pero un juicio donde hay 51 hombres –de los cuales 48 niegan ser violadores– iba a ser aún más violento. Entonces queríamos que estuviera preparada para las preguntas, las excusas y las justificaciones de sus agresores. 

En las primeras semanas, la defensa fue muy agresiva porque la estrategia era demostrar que no era posible que ella no supiera. Lo hicieron proyectando fotografías íntimas de ella. Le reprocharon que su reacción no coincidía con la de una víctima de violación porque no lloraba o no gritaba. Y después empezaron los interrogatorios de los acusados por casi tres meses, y tuvo que soportar las explicaciones. Casi todos los agresores dijeron que eran víctimas porque era una trampa y no sabían lo que pasaba. Un hombre llegó a decir: ‘Señor juez, ¿usted piensa que, si hubiera querido violar a una mujer, no hubiera escogido una más bella?’. Ese tipo de cosas tuvo que soportar. Hasta hubo una teoría en las últimas semanas de que los hombres habían sido drogados por Dominique Pelicot.

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¿Cómo hicieron para evitar que fuera revictimizada?

A. C.: Nuestra preocupación desde el primer día era que este proceso no les hiciera más daño ni a ella ni a su familia. Y creo que en lo que se refiere a Gisele Pelicot ha sido así porque trabajamos con ella para que supiera lo que podía esperar de este proceso. Tratamos de fijarnos objetivos, y uno era interpelar colectivamente a la sociedad, era una manera de darle sentido a su historia. En respuesta, recibió mucho apoyo. Otra razón por la que no se ha desarmado es que no tiene recuerdos de lo que le pasó. Ella es consciente de esto, y es para ella una obligación hacerlo para las que no pueden denunciar porque tienen ese recuerdo. Si ella lo recordara, es claro que nunca hubiera podido hacer esto.

Durante las marchas por el Día de la Mujer se replicaron carteles con la cara de Gisele, ¿qué significó para ella y para ustedes?

S. B.: No deja de sorprenderle, pero le da mucha satisfacción que las víctimas sean reconocidas. Hace poco la nombraron en un periódico inglés como una de las mujeres más influyentes de 2024 y repitió lo que suele decir: las verdaderas heroínas son las que luchan con esto solas. Quiere que la gente diga ‘si Gisele Pelicot lo hizo, yo también puedo’. No quería ser vista como alguien excepcional.

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Gisele Pelicot Foto:EFE

¿Cómo sigue hoy su vida?

S. B.: Vive en un pueblito en el oeste de Francia en donde nadie la conocía. Todos sus nuevos amigos descubrieron lo que le había ocurrido una vez que el juicio empezó. Había decidido irse a un lugar donde no iba a tener esa etiqueta de víctima. Ella vivía en el sur.

A. C.: Ella está aliviada porque el primer juicio salió bien, porque reconocieron a todos y fueron condenados. Los 50 acusados, excepto Dominique Pelicot, cuando pasábamos los videos, decían: ‘No te violé’. Eso fue extremadamente violento. Para ella era vital que la Corte Criminal reconociera que todos estos hombres la habían violado; 17 de ellos apelaron, pero nueve ya abandonaron ese proceso. Hoy está feliz de empezar una vida nueva casi normal. Está escribiendo un libro.

¿Creen que la condena fue justa?

S. B.: Gisele no estaba ahí para obtener años de prisión, lo que quería era que todos fueran condenados. Y eso era muy importante porque casi la totalidad de ellos pedían ser declarados inocentes. Entonces, sí nos parece que el juicio fue justo.

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Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) es un reconocido periodista y escritor, ganador del Premio Herralde de la Editorial Anagrama por su novela ‘El testigo’ (2004).

¿Cómo sigue la causa? ¿Saben cuánto tiempo pueden tardar en resolverse las apelaciones?

S. B.: Nueve abandonaron la apelación porque dijeron que no valía la pena hacerlo. Por el momento, quedan ocho apelaciones. Va a ser en octubre en Nimes. Ese juicio es diferente del primero porque es con jurados. Gisele va a estar ahí, para acabar lo que empezó.

¿Y va a haber otro proceso ahora que la hija, Caroline, denunció a Dominique?

A. C.: Yo acompañé a Caroline hasta el veredicto el 19 de diciembre. Ella ha expresado decepción y frustración por no haber obtenido la verdad de su padre y el reconocimiento de la justicia de un estatuto de víctima conforme a su convicción de haber sido como mínimo drogada. Hay tres fotos en el caso, en dos vemos a Caroline durmiendo, ella dice que no dormía y que fue drogada. Hay otras tomadas al salir del baño que establecen que su padre tuvo una mirada incestuosa. Pero cuatro años de investigación no han permitido establecerlo. Y el juez limitó el acta de acusación únicamente a las violaciones a Gisele y las fotografías de Dominique Pelicot.

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Caroline Peyronnet, hija de Gisèle y Dominique Pelicot. Foto:AFP / Planeta de Libros

Mencionaron que muchos de los acusados hablaban sobre el consentimiento. ¿Creen que hay alguna falencia en el sistema?

S. B.: La ley francesa está construida de manera tal que una violación es una relación sexual sin consentimiento, pero no lo dice el texto, aunque nunca nadie fue declarado inocente porque el texto estaba mal construido. Hoy hay un enfoque sobre la noción de consentimiento y muchos creen que la ley debería ser precisada para que la palabra aparezca. Pienso que no se necesita, pero sería bueno incluirla para que sea clara. Muchos de los acusados dijeron que no puede haber violación si el hombre está de acuerdo. Y eso está escrito en la ley que precisa que la violación existe incluso en el matrimonio. La ley, para mí, está clara, pero la noción de consentimiento es la raíz de todo y es una cuestión de la educación tanto de niños como de hombres.

A. C.: Probablemente la mayoría sabía perfectamente qué es el consentimiento, y era solo una estrategia de defensa. Yo no estoy seguro de que la raíz del problema se encuentre en el texto de ley. Lo que explica que esto continúe desde hace siglos es la educación sexual y el rol que hoy en día la industria pornográfica ha tomado en la educación sexual para los jóvenes, que cada vez tienen más acceso a esta, que se conectan con los estándares de la masculinidad alrededor de la dominación y el incesto.

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¿Creen que es un problema solo de los hombres?

A. C.: No, también de mujeres. Vimos en este proceso a mujeres defendiendo que su hijo o su esposo no eran violadores, a pesar de los videos. Somos colectivamente responsables de esto, hombres y mujeres. 

La raíz del mal se encuentra en la concepción que todos hemos formado sobre lo que es la masculinidad. No podemos considerar que es un problema de hombres y que solo ellos deben redefinir lo que es la masculinidad y hacer una introspección. Es probablemente el desafío de nuestra generación para terminar de una vez por todas con este flagelo mundial. Lo que muestra también este proceso es la indignación colectiva, simultánea y mundial.

La raíz del mal se encuentra en la concepción que todos hemos formado sobre lo que es la masculinidad. No podemos considerar que es un problema de hombres y que solo ellos deben redefinir lo que es la masculinidad y hacer una introspección

Antoine CamusAbogado de Gisele Pelicot

¿Creen que el juicio sienta un precedente?

S. B.: Gisele lo dice, es su orgullo más grande.

Y también esto sienta un precedente sobre la sumisión química...

S. B.: Absolutamente. Mucha gente se preguntaba cómo alguien puede no darse cuenta. Hoy, si alguien tiene esos síntomas, puede pensarlo, dado que se hace con medicamentos que muchos tienen en su botiquín de casa. En Francia, un senador lo hizo con una diputada.

A. C.: En Francia, las autoridades están preocupadas por la sumisión química desde los años 90. Hemos tenido leyes de prevención y de detección. Lo que no sabíamos o no habíamos pensado es que las drogas más fáciles de encontrar puedan ser utilizadas en el hogar. Y es eso lo que ha hecho posible que este caso dure 10 años. Es que, en realidad, el peligro venía de adentro y de lo más cerca.

(*) Esta entrevista fue editada por razones de espacio.

LUCÍA SOL MIGUEL Y LUCILA MARÍN

La Nación (Argentina)

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