Irán “cometió un gran error, y pagará por eso”.
Conforme a los criterios de
Con esas palabras reaccionó anoche el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, durante una reunión con su gabinete para evaluar cómo responderán a los ataques con 181 misiles balísticos que lanzó este martes Teherán contra el Estado hebreo.
Durante la andanada de cohetes, millones de israelíes corrieron a refugiarse en búnkeres tras la alerta que envió el Ejército mientras que las sirenas de alarma antiaérea resonaron en todo el territorio y se escuchaban decenas de explosiones sobre Jerusalén. En Tel Aviv, los servicios de emergencia reportaron dos heridos leves, mientras que, en Cisjordania ocupada, un palestino murió en Jericó por los fragmentos de un misil derribado, según informó el gobernador de la ciudad.
Los artefactos explosivos, que fueron interceptados en su mayoría por las baterías antiaéreas israelíes (ver nota alterna) y no causaron mayores estragos, fueron visibles en el cielo por las estelas luminosas que dejaban en el aire, de acuerdo con los corresponsales internacionales presentes.
Los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, afirmaron que el ataque constituía una respuesta a la muerte del jefe de Hezbolá, Hasán Nasralá, la semana pasada, y a la del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, el 31 de julio. Además, la andanada de misiles también ocurre justo horas después de que Israel anunció “incursiones selectivas” en el sur del Líbano para combatir al movimiento libanés.
Así las cosas, se trata del segundo ataque directo que lanza Teherán en los últimos seis meses contra su mayor enemigo en la región. El primero ocurrió el pasado 13 de abril, cuando los iraníes dispararon cerca de 350 drones explosivos y misiles en respuesta a un bombardeo mortal que achacaron a Israel contra el consulado iraní en Damasco, la capital siria. Al igual que este martes, los ataques de ese entonces no tuvieron mayores repercusiones. Sin embargo, que hubiera estado dirigido contra urbes israelíes podría constituir un cambio en la ecuación de tensiones que se vive en esa región.
“Este ataque tendrá consecuencias. Tenemos planes y actuaremos en el lugar y en el momento que decidamos”, reaccionó el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari. Por su parte, los Guardianes de la Revolución amenazaron con llevar a cabo “ataques demoledores” si Israel respondía al ataque de este martes. Según analistas, el cómo y el cuándo de la respuesta israelí podrían ser determinantes para entender cuál será el rumbo del conflicto, que parece cada vez más cerca de una confrontación directa.
Instalaciones de uranio
“Israel ahora se verá tentado a tomar represalias contra Irán con una fuerza mucho mayor que la que empleó en abril. En ese momento, tras el ataque de Irán de abril, hubo un esfuerzo diplomático internacional concertado para impedir que Israel reaccionara con demasiada fuerza. Al final, Israel llevó a cabo un ataque menor con misiles, pero simbólico contra un objetivo cercano a las instalaciones nucleares de Irán. Provocó pocos daños, pero demostró a Irán que tenía el alcance de atacarlos”, escribió Frank Gardner, corresponsal y experto en asuntos de seguridad de la cadena británica BBC.
Con esa visión coincide una editorial del diario The New York Times al mencionar que los israelíes podrían estar estudiando atacar los complejos de enriquecimiento de uranio en Irán. “Según los funcionarios estadounidenses, los escenarios más extremos que se están explorando en esta ocasión implican que Israel ataque las instalaciones nucleares, en particular las plantas de enriquecimiento de Natanz, el corazón del programa iraní. Es en Natanz, al norte de Isfahán, donde Irán ha producido su uranio de grado casi apto para bombas, que, según los funcionarios estadounidenses, podría convertirse en apto para bombas en cuestión de días o semanas”.
Con este telón de fondo, el presidente estadounidense, Joe Biden, salió en respaldo de su aliado Israel. Incluso, Washington movilizó su poder militar para ayudar a interceptar los misiles, al igual que Jordania. De hecho, los destructores estadounidenses USS Bulkely y USS Cole, apostados en la zona, lanzaron una docena de interceptores desde el Mediterráneo oriental.
En declaraciones a la prensa en la Casa Blanca, Biden señaló que tiene previsto hablar con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aunque no aclaró cuándo, y explicó que su equipo ha estado en contacto “constante” con sus homólogos israelíes.
“No he hablado con él (Netanyahu). Hemos hablado con toda su gente y voy a hablar con él”, afirmó Biden, quien pasó buena parte del día en la Sala de Crisis de la Casa Blanca monitoreando la situación.
Una periodista le preguntó cuáles deberían ser las consecuencias para Irán por los cerca de 200 misiles que ha lanzado contra Israel, ante lo que el mandatario se limitó a decir: “Eso (las consecuencias) está aún por verse”.
De momento, los esfuerzos internacionales no parecen estar disuadiendo a las partes involucradas en el conflicto a rebajar la tensión. Tanto Estados Unidos como la ONU y las potencias europeas han abogado por una salida dialogada a la crisis.
Sin embargo, como dice Julian Borger, editor internacional del diario británico The Guardian, “las fuerzas de contención en Oriente Medio se debilitan”.
“Netanyahu, por su parte, tiene más libertad de acción. Con los misiles iraníes sobre Tel Aviv, a Washington le resulta mucho más difícil tratar de influir en sus acciones, y a los opositores del primer ministro les resulta mucho más difícil pedir su destitución. Hoy, Netanyahu también está mucho más cerca de su ambición de larga data: involucrar a Estados Unidos en una guerra contra Irán que destruirá su programa nuclear”, agrega Borger.
El ataque iraní se produjo horas después de que el Ejército israelí anunció el lunes en la noche “incursiones limitadas” en la frontera sur del Líbano, por lo cual ordenó a la población que se alejara de la zona.
El alcance de la ofensiva israelí en el Líbano no quedó claro de inmediato, pero la misión de paz de la ONU en Líbano afirmó que no suponía una "incursión terrestre", mientras que Hezbolá desmintió que soldados israelíes hubieran entrado en territorio libanés.
Sin embargo, cabe recordar que, desde hace más de una semana, Israel libra duros bombardeos contra diferentes objetivos en el sur y centro libanés. De hecho, el Centro de crisis afirmó por su parte que más de 240.000 personas, tanto sirios como libaneses, huyeron a Siria desde el 23 de septiembre, cuando empezaron los bombardeos.
En paralelo a toda esta crisis, los hutíes -también cercanos a Irán- también afirmaron haber llevado a cabo este martes tres ataques contra dos buques en el mar Rojo, el mar Arábigo y el océano Índico, entre ellos un petrolero británico, en una significativa escalada de sus operaciones contra las vitales rutas marítimas del Yemen. En una declaración televisada, el portavoz militar del grupo, Yahya Sarea, dijo que sus fuerzas navales, la unidad de misiles y aérea llevaron a cabo ataques coordinados contra dos buques.