Estos son los siete estados 'bisagra' que definirán las elecciones presidenciales en Estados Unidos

hace 3 semanas 16

Más de 240 millones de votantes están llamados a las urnas para las elecciones presidenciales de este martes en Estados Unidos, pero el resultado puede depender de tan solo unas decenas o cientos de miles de votos.

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Kamala Harris y Donald Trump llegan a las urnas en una situación de empate técnico. La media de las 19 últimas encuestas a nivel nacional recopiladas por la web 270towin.com coloca a Harris con una ventaja del 1,2 % sobre Trump: la vicepresidenta tendría un 48,4 % frente al 47,2 % de su rival, es decir, dentro del margen de error de los sondeos.

Pero es un error ver el tema en términos de votación absoluta, pues en Estados Unidos la elección presidencial se decide de manera indirecta, a través de la elección de un Colegio Electoral que cuenta con 538 compromisarios. Y quien gana en un estado se lleva todos los electores que ese estado otorga para el Colegio Electoral (excepto en Nebraska y Maine).

Este sistema permite que un candidato pueda ganar la presidencia incluso perdiendo el voto popular. Pasó en las presidenciales del 2016, cuando Donald Trump derrotó a Hillary Clinton, a pesar de ella obtuvo casi tres millones de votos más.

Y dado que la mayoría de los estados tienen una tendencia de voto clara a lo largo de la historia, por ejemplo, California y Nueva York son favorables los demócratas, así como Texas y Alabama son fieles a los republicanos, la contienda se concentra en siete estados claves: los llamados ‘estados bisagra’, que podrían decantarse por cualquiera de los dos candidatos. Hablamos de Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Michigan, Arizona, Wisconsin y Nevada. 

Las elecciones se van a decidir en estos estados y por eso ambas campañas se concentraron en estos últimos días en esos cruciales bastiones con el objetivo es alcanzar la cifra mágica de 270 electores, sinónimo de victoria. Así está la situación en cada uno de estos estados:

1. Pensilvania

Quizá el estado más codiciado por sus 19 grandes votos electorales. Trump ganó por la mínima en 2016 y Biden se impuso en 2020 también por escaso margen. En este estado en declive industrial, los obreros tienden a dar la espalda a los demócratas. Pero Harris cuenta con los grandes proyectos de infraestructuras lanzados por el presidente Biden y con el apoyo de los sindicatos. Las grandes ciudades de Filadelfia y Pittsburgh se inclinan por ella, mientras que Trump apuesta por la población rural. Allí, el promedio de encuestas de FiveThirtyEight da un empate técnico: 47,9 % para el republicano y 47,7 % para la demócrata. Para el Washington Post, Trump va adelante por menos de un punto de ventaja.

2. Georgia

Clave, junto con Pensilvania. Ubicado en el corazón del sur religioso y conservador, Georgia confía tradicionalmente sus 16 grandes electores al candidato republicano. Pero en la estela de los movimientos antirracistas, este estado, con su numerosa comunidad afroestadounidense, prefirió hace cuatro años al demócrata Biden. Hija de padre jamaiquino y madre india, Harris tiene 60 años, 18 menos que Trump, y un mejor perfil para atraer a los jóvenes y a las minorías de los centros urbanos y universitarios. Pero el electorado religioso alaba a Trump como artífice de la suspensión de la garantía federal del aborto. Un logro por el que parecen proclives a olvidar la imputación del expresidente por intentar alterar los resultados de las elecciones en Georgia en 2020. En Georgia, Trump aventaja a Harris en 1,6 puntos: 48,6 % frente a 47 %. Para el Washington Post, Trump va adelante por dos puntos de ventaja.

3. Carolina del Norte

Otro estado sureño, Carolina del Norte (16 grandes electores) no vota por los demócratas desde Barack Obama en 2008, pero su gobernador es demócrata desde 2017. Sin embargo, al igual que en Georgia, Harris cuenta con los afroestadounidenses (en torno al 20 % de la población) y los jóvenes. Los demócratas se esfuerzan por aumentar el número de votantes registrados con la esperanza de mejorar la participación. En Carolina del Norte, Trump está por delante por 1,4 puntos: 48,5 % frente a 47,1 %. Para el Washington Post, Trump va adelante por un punto de ventaja.

4. Míchigan

Al igual que Pensilvania, este bastión demócrata –y sus 15 grandes electores– fueron a parar a Trump en 2016, para sorpresa de todos, frente a Hillary Clinton. Biden lo reconquistó en 2020. En esta cuna de la industria automovilística, también en declive, Harris ha recibido un fuerte apoyo del principal sindicato del sector (UAW), pero no de los numerosos votantes árabes-estadounidenses o musulmanes indignados por el apoyo de Estados Unidos a Israel en la guerra de Gaza. Trump apuesta en particular por el coste de la vida para movilizar a la clase media contra Harris, que se presenta como la heredera de un mandato de Biden marcado por la inflación (hoy a la baja). Aquí Harris obtiene en promedio el 48 % de los apoyos, su adversario reúne el 47 %. Para el Washington Post, Harris va adelante por dos puntos de ventaja.

5. Arizona

Este estado predominantemente republicano del suroeste (11 grandes electores) dio la sorpresa en 2020 al elegir a Biden por solo 10.457 votos de ventaja. Trump ha centrado su campaña en la inmigración ilegal, un tema importante en este estado fronterizo. Esto juega en contra de Harris. La esperanza de la actual vicepresidenta radica en que en las elecciones de medio mandato de 2022 el estado prefirió a una demócrata para gobernadora, en detrimento de una candidata trumpista. Según el análisis promedio de las encuestas realizado por FiveThirtyEight, Trump se impondría por 2,2 puntos porcentuales: 48,8 % contra 46,6 %. Para el Washington Post, Trump va adelante por dos puntos de ventaja.

6. Wisconsin

Junto con Pensilvania y Míchigan, es el tercer estado que resquebrajó el “muro azul” en 2016, un bloque de una veintena de estados considerados firmemente demócratas. Hillary Clinton perdió a sus diez grandes electores, que Biden recuperó en 2020. Como muestra de la importancia del estado para ellos, los republicanos celebraron allí su convención en julio, en Milwaukee. Entre los votantes moderados, los demócratas agitan la “amenaza existencial para la democracia” que representaría Trump. En Wisconsin, la media de encuestas señala que Harris aventaja a Trump por siete décimas: 48,1 % frente a 47,4 %. Para el Washington Post, Harris va adelante por dos puntos de ventaja.

7. Nevada

Este estado del oeste de Estados Unidos con seis grandes electores, conocido por sus casinos, no ha votado por un republicano desde George Bush en 2004. Pero los conservadores creen que pueden conseguirlo en parte gracias a la población latina que se ha distanciado en el estado de los demócratas. Los partidarios de Harris esperan que la llegada de nuevos habitantes (empleados más jóvenes y mejor formados que suelen proceder de la vecina California para trabajar en el sector tecnológico o en la transición energética) juegue a su favor. En este estado hay un empate, pues Trump cuenta con una intención de voto del 47,7 % y Harris, del 47,2 %. Para el Washington Post, Harris va adelante por menos de un punto de ventaja.

*Con información de AFP y EFE.

Un sistema que hoy favorece más a un partido

Los demócratas se tienen que esforzar más para retener la Casa Blanca que los republicanos. La razón es que su fuerza electoral está concentrada en los estados grandes y densamente poblados de las costas, como Nueva York y California, pero esos estados tienen, proporcionalmente a su número de habitantes, menos representación en el Colegio Electoral (538 electores) que estados pequeños o medianos, hoy con mayor inclinación por los republicanos. Esto hace que estados poco poblados tengan un peso proporcional mayor que los de gran población.

Por ejemplo, con 570.000 habitantes, Wyoming tiene tres electores; es decir, un elector por cada 190.000 habitantes. Mientras que California, con 39’370.000 habitantes tiene 54 electores, es decir, un delegado al Colegio Electoral por cada 729.000 personas.

Esto se hizo en su momento para evitar que los estados pequeños y sus problemáticas fueran ‘olvidados’ por los políticos, pero hoy es un factor de ‘inequidad’ democrática.

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