Las delegaciones del Gobierno y del Ejército de Liberación Nacional (Eln) están reunidas desde este sábado en Caracas (Venezuela) con el propósito de abordar la crisis en la mesa de diálogo. Este encuentro ocurre cuando se cumplen más de 40 días desde que Vera Grabe tomó la decisión de suspender las negociaciones como respuesta al atentado terrorista que esa guerrilla perpetró en una base militar en Puerto Jordán, Arauca, que dejó tres muertos.
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Como lo había anticipado José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán y miembro de la delegación del Gobierno, el grupo que viajó a la capital venezolana –que estará en esa ciudad hasta el 7 de noviembre– es reducido: Vera Grabe; el senador Iván Cepeda; el almirante Orlando Romero, quien hizo parte del Mecanismo de Verificación (MMV) mientras el cese del fuego estuvo activo, y Rodrigo Botero.
Si bien el carácter de la reunión es confidencial –así lo han manifestado miembros de la delegación consultados por este diario–, el objetivo es claro. “Es la oportunidad para que los delegados del Gobierno que van a Caracas exijan hechos inequívocos de paz, es decir, aquí no se trata de pedir más discursos y comunicados. (...) La sociedad colombiana está exigiendo que no recluten más menores, que no secuestren y que no sigan con los paros armados”, señaló Lafaurie.
No hay que olvidar que la delegación del Gobierno ha insistido en la necesidad de estas muestras de compromiso. “Su viabilidad está severamente lesionada, y su continuidad solo puede ser recuperada con una manifestación inequívoca de la voluntad de paz del Eln”, dijo Grabe el pasado 10 de octubre tras aceptar el encuentro con los voceros de la guerrilla.
Con 28 acuerdos parciales firmados y el logro de la suspensión del secuestro por solo algunos meses, la mesa con el Eln es, de las siete de la ‘paz total’ que actualmente están instaladas, la que mayores avances tiene; sin embargo, esta se encuentra congelada desde hace varios meses.
Aunque de tiempo atrás ya había desavenencias con respecto a temas cruciales como el fondo multidonante, la financiación de las tropas de la guerrilla y el fin del secuestro, el episodio que confirmó la crisis fue la decisión del Gobierno de continuar los acercamientos con el frente Comuneros del Sur, grupo que se separó del comando central del Eln en mayo de este año.
El deterioro de la negociación se confirmó cuando el Eln puso como condición para extender el cese del fuego (que finalizó el 3 de agosto) la publicación de un decreto presidencial en el que fueran retirados de la lista de grupos armados organizados, pretensión que el Gobierno no aceptó, más allá de que con la publicación de un borrador de decreto para modificar la definición de los GAO se pensó que el propósito era ceder en ese aspecto.
Tras la negativa del Gobierno, la guerrilla emprendió una ofensiva en varias regiones del país. En los últimos dos meses, la guerrilla voló una decena de veces el oleoducto Caño Limón-Coveñas, confinó a más de 50.000 personas en Chocó y reactivó atentados con explosivos contra la Policía y las Fuerzas Militares.
La pregunta que ha rondado desde que se anunció la reunión es si es posible salvar los diálogos. Germán Valencia, del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, cree que sí, pero considera que hay temas cruciales por resolver antes de plantear asuntos como el cese del fuego u otros acuerdos.
“En este proceso, a diferencia del que se firmó con las Farc, no se ha planteado la máxima de que los factores externos no deben afectar la mesa, eso es un problema para la estabilidad de la mesa. Además, otro tema que dificulta que se avance es que el comando central del Eln no les ha dado plena autonomía a sus delegados, ‘Antonio García’ sigue teniendo mucha influencia y en ese punto el Gobierno también debe pedir claridad”, dijo Valencia, quien añadió que la crisis no se debe intentar resolver en un solo encuentro y de afán.
El analista también opinó que es clave que Vera Grabe y su equipo exijan una postura clara frente a la negociación. “A este gobierno le quedan menos de dos años, es muy poco tiempo, pero creo que el camino se puede retomar. Por eso debe ir a conocer cuál es la postura real del Eln frente a la negociación y a señalar su posición frente a ellos”, agregó.
Diego Arias, analista de temas de paz y excombatiente del M-19, y quien califica a la negociación con el Eln como la “paz difícil”, tiene una opinión menos optimista. “Esta negociación es el centro de la ‘paz total’, pero ni los tiempos ni el contexto político dan para que llegue a feliz término en esta administración. (...) Es cierto que en este gobierno se ha avanzado como nunca antes, pero hay temas estructurales de la agenda de negociación que hacen, la verdad, muy poco promisorio un escenario de acuerdo con ese grupo”, señaló.
En ese sentido, manifestó que el Gobierno debe ir a Caracas con la intención de empezar a manejar los tiempos de la negociación. “El país espera de la delegación una postura más firme pues en no pocas circunstancias pareciera que la iniciativa la tiene el Eln, no el Gobierno”, afirmó, y agregó que es clave corregir los errores cometidos: “La firma de un cese del fuego muy ‘tempranero’ que no incluyó el cese también de hostilidades, especialmente en contra de la población civil, una agenda sin líneas rojas y la idea de que lo que se va acordando se va implementando”.
CAMILO A. CASTILLO
Redacción Política