A los 33 años, usted podría pensar que tiene toda la vida por delante en los Estados Unidos. Sin embargo, para una madre que decidió dejar su hogar en Carolina del Norte y mudarse a Negril, Jamaica, esa vida está tomando un giro sorprendente. La conexión con su herencia jamaiquina y la búsqueda de un estilo de vida más saludable la llevaron a encontrar un nuevo propósito y una mayor longevidad.
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Según comentó Tiffany Grant al medio CNBC Make It, al llegar a Jamaica, se dio cuenta de que su salud había mejorado notablemente. En EE. UU., luchaba con problemas de presión arterial alta y frecuentes enfermedades. Ahora, rodeada de una comunidad activa, aprendió a seguir el ejemplo de los mayores de su vecindario, quienes son un verdadero testimonio de la vitalidad. Estas personas, muchas de ellas en sus sesenta y setenta años, se mantienen activas, realizan acrobacias y trepan árboles.
Conexión con la naturaleza en Jamaica y la diferencia con EE.UU.
La mujer destaca que una de las diferencias más notables en su nuevo estilo de vida es el tiempo que pasa al aire libre. En Estados Unidos, el clima la obligaba a permanecer dentro durante el invierno, lo que limitaba su conexión con la naturaleza. Ahora, gracias al clima cálido y templado de Jamaica, su "oficina" es una terraza al aire libre.
Además, la vida en Jamaica también cambió su forma de moverse. Mientras que en EE. UU. dependía de su automóvil para casi todo, en Negril la mayoría de los residentes caminan o utilizan el transporte público. Esta actividad física diaria mejoró su salud cardiovascular y le permitió disfrutar más de su entorno. Además, la geografía montañosa de Jamaica ofrece un desafío adicional que fue beneficioso para su bienestar físico.
La dieta también cambió drásticamente. En lugar de comida rápida y procesada, ahora disfruta de productos frescos y locales. En Jamaica, es común encontrar frutas y verduras frescas disponibles en cada esquina. La mujer adoptó hábitos de cocina más saludables, prefiriendo la comida de vendedores locales en lugar de opciones en restaurantes.
Por otro lado, una de las mayores diferencias entre su vida en EE. UU. y Jamaica es el sentido de comunidad. En Negril, los vecinos se reúnen a menudo, comparten risas y se apoyan mutuamente. “Me impresionó la alegría que sentí rodeada de la cultura, la comida y tantos familiares y nuevos amigos”, sostuvo al portal citado.
La mudanza a Jamaica también le enseñó la importancia de un ritmo de vida más lento. En EE. UU., estaba atrapada en un ciclo de estrés y eficiencia. Ahora, la nueva cultura la ayudó a desacelerar y reflexionar sobre lo que realmente importa. Este cambio permitió que se sienta más presente en su vida diaria y redujo su estrés. “Los pequeños cambios definitivamente suman, y salir de mi zona de confort me ayudó a mantener estos nuevos hábitos, para mejor”, concluyó.