COP16: estos son tres métodos de agricultura regenerativa que se desarrollan en los campos de Boyacá

hace 1 mes 21

Como si fuera una sábana dorada que amenaza con salir volando en cualquier momento, un cultivo de hectáreas de cebada se extiende entre las colinas bajas de Toca, Boyacá. En esta finca empinada, bajo la cima de una montaña, está el primer Centro de Innovación Agroalimentaria en Colombia. Se trata de una iniciativa coordinada por el Foro Económico Mundial para renovar las prácticas de la agricultura y de la que hacen parte 20 familias campesinas lideradas por mujeres.

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María del Pilar Rodríguez tiene 46 años y es una de ellas. Es madre cabeza de familia y se dedica a sembrar papa y cebada para vender sus productos a grandes empresas del país y multinacionales. Es la lideresa de Asoagrotoca, una sociedad que emplea las prácticas agrícolas que combaten el cambio climático a través de la regeneración de la materia orgánica y la restauración de la biodiversidad en suelos degradados; en otras palabras, agricultura regenerativa.

El proyecto se desarrolla a 30 kilómetros de Tunja y se hace en alianza con empresas y organizaciones internacionales. Además, se extiende a varios países de África, Europa y Suramérica. El objetivo es transformar los sistemas agroalimentarios, al tiempo que se ofrece más rentabilidad para los productores de alimentos y se protege la salud del suelo y de los ecosistemas con ayuda de información que analizan ingenieros de Bayer y Microsoft.

Pilar Rodríguez lidera la cosecha de 430 toneladas de papa en Toca, Boyacá

Pilar Rodríguez lidera la cosecha de 430 toneladas de papa en Toca, Boyacá

Foto:Juan Alejandro Motato Soto | Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

Para una comunidad que lleva toda la vida sembrando papa y cebada a su manera, cambiar los hábitos de cultivo puede ser un desafío si no se cuenta con los conocimientos apropiados.

El proyecto con estas familias comenzó en 2017, cuando PepsiCo les entregó una hectárea con cultivo de papa R12 —la variedad que se utiliza para frituras a nivel industrial— y sistema de riego. Adicional, las mujeres recibieron datos sobre los suelos e información para cambiar las prácticas convencionales. El efecto con el tiempo se reflejó cuando la biodiversidad del suelo se comenzó a restaurar y se fue disminuyendo su erosión. Para Rodríguez y sus socias, con este programa buscan mejorar su calidad de vida y la calidad de la naturaleza y la tierra en la que viven.

La ciencia detrás

Amelia Willits-Smith, Ph. D. en Nutrición y Salud Pública, publicó en la revista The Lancet que “el sector agrícola produce alrededor de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo”. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esto podría reducirse en un rango entre 48 a 66 por ciento con sistemas agrícolas orgánicos que, a diferencia de los convencionales, no dependen de fertilizantes y plaguicidas sintéticos.

Para la ingeniera agrónoma Beatriz Arrieta, gerente regional de la cadena de valor de alimentos de Bayer, la clave está en “producir suficientes alimentos de calidad” y, al mismo tiempo, restaurar los elementos naturales que hacen esto posible. La experta detalla que la agricultura regenerativa empieza por restaurar el suelo y germina cuando el agricultor obtiene más beneficios por trabajar la tierra.

Para entender por qué se reduce el impacto ambiental, Arrieta señala tres prácticas que contribuyen a la salud del suelo: la primera consiste en labrar la tierra lo mínimo posible, que puede ser con el arado cincel para remplazar el arado agresivo con maquinaria pesada. La segunda es rotar los cultivos tras cada cosecha para que el campo mantenga su fertilidad y la microflora de bacterias y hongos que ayudan a las plantas. Y la tercera tiene que ver con el uso de bioinsumos agrícolas que nutren mejor los cultivos y controlan por su cuenta las plagas. Una vez se repite esta fórmula de tres pasos, se genera una constante que les permite a los ingenieros analizar los datos meteorológicos y de pH con más precisión.

Cabe anotar que este tipo de agricultura no solo impacta a los cultivos, sino también a otros sectores, como la ganadería, pues los residuos de las cosechas se convierten en alimento para los animales y, en este ciclo, los residuos del ganado terminan siendo una fuente segura de abono orgánico. Una especie de relación simbiótica.

Además, se mejora el impacto en la salud de los productores y de las personas que consumen el producto final. Al quitar los pesticidas del panorama, tanto los agricultores como los consumidores se exponen menos a adquirir enfermedades como asma, cáncer y párkinson. En su investigación, Willits-Smith encontró que una dieta más saludable también está asociada a menos emisiones de gases de efecto invernadero por actividades agrícolas.

Con la estación aeroclimática, es posible medir la temperatura, dirección del viento y los niveles de precipitación.

Con la estación aeroclimática, es posible medir la temperatura, dirección del viento y los niveles de precipitación.

Foto:Juan Alejandro Motato Soto | Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

El campo envejece

Juan Sebastián Rodríguez, hijo de María del Pilar Rodríguez, la líder que hace agricultura regenerativa, se levanta a las cinco de la mañana todos los días para ordeñar las vacas y empezar con las labores de la finca. A sus 26 años, tiene un cultivo de fresas que le da frutos dos veces a la semana. Hace parte del 37 por ciento de trabajadores agropecuarios menores de 36 años en Colombia, según cifras del Dane. Sin embargo, apenas el 16 por ciento del sector agropecuario está compuesto por mujeres y una de cada tres es menor de 36 años.

Una de ellas es Paola Gutiérrez Barón, estudiante de Música de 23 años, quien desde hace poco vive en una zona rural. Según cuenta, siempre vivió en la ciudad, pero, al llegar la pandemia, se trasladó al campo junto a su familia y ahora ha aprendido a cultivar y a generar ingresos con sus productos, fruto de ese lugar del que antes “solía creer que no se encontraban oportunidades”.

Sebastián Rodríguez dice que el mayor reto hoy para muchos jóvenes agricultores es conseguir un lote propio para trabajar y la mayoría no tiene los recursos económicos: “Para producir una hectárea de papa se necesitan al menos 20 millones de pesos”. Si no se tiene la técnica o el conocimiento de productores más experimentados y el apoyo financiero, emprender por cuenta propia es una apuesta arriesgada.

En Colombia, dos de cada cinco agricultores superan los 45 años. Según el Dane, en 2023 un trabajador agropecuario ganaba en promedio 838.244 pesos al mes, una cifra inferior al salario mínimo. Esto resulta inquietante si se tiene en cuenta que el 87 por ciento del sector no cotiza en ningún fondo de pensiones.

Sebastián Rodríguez también es miembro de Asoagrotoca y apoya en la revisión de calidad de la papa y la cebada.

Sebastián Rodríguez también es miembro de Asoagrotoca y apoya en la revisión de calidad de la papa y la cebada.

Foto:Juan Alejandro Motato Soto | Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

Ea ganancia contrasta con los beneficios económicos de las campesinas de Toca, pues tienen la certeza de que, sin importar las sequías, heladas o cambios en los precios, sus cosechas de papa y cebada son compradas a un precio fijo. Por cada tonelada de cebada, por ejemplo, reciben entre 1,8 y 2 millones de pesos.

Según Alejandro Martínez, cofundador de la organización Planeta Rural, la edad promedio de los agricultores en Boyacá es de 55 años, algo que dentro de una década podría causar problemas de seguridad alimentaria ante la falta de productores. “Si los jóvenes no encuentran oportunidades estables en sus territorios, van a querer salirse”, apunta.

Con la actitud serena de alguien que conoce su oficio, Miguel Antonio Moreno, de 59 años, sabe por experiencia que esto también se trata de bonanzas y crisis. A veces, las sequías y las heladas son las peores amenazas para sus cultivos, pues dejan en estado paliativo el trabajo de varios meses.

Con la agricultura regenerativa, se puede producir hasta un 133% más de cebada que con los métodos convencionales.

Con la agricultura regenerativa, se puede producir hasta un 133% más de cebada que con los métodos convencionales.

Foto:Juan Alejandro Motato Soto | Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

Otro de los retos que afrontan los campesinos es no depender de intermediarios que compren sus productos porque muchas veces no reciben de ellos lo justo y pierden la inversión de meses de trabajo. Además, muchas veces invierten su tiempo y dinero en un solo producto que requiere cuidados específicos.

En este aspecto, la agricultura regenerativa incorpora prácticas para que los campesinos dispongan de más opciones y puedan optimizar mejor esos recursos. Si bien el costo de los bioinsumos los asumen los agricultores, Moreno reconoce que es un avance pasar de sembrar pasto para el ganado a aplicar técnicas en los campos de papa y cebada.

No obstante, en un país como Colombia, extender el proyecto del Centro de Innovación Agroalimentaria a nivel nacional implica superar desafíos como la falta de pedagogía y acceso a tecnología. Asimismo, no basta con replicar los métodos de Boyacá, pues cada región exige diferentes recursos según su geografía y cultura. Por ahora, el sostén para mantener este proyecto depende de un acuerdo a cinco años entre el Foro Económico Mundial y la Alianza Bioversity & Ciat, y se espera que pueda extenderse a otros departamentos. 

 JUAN  ALEJANDRO MOTATO SOTO

Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

En redes: @juanalejandromotato

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