Columna de opinión: Tocó Fondo

hace 1 día 46

Hace cerca de dos años predijimos como casandras, con cifras casi exactas, lo que pasaría con el Fondo Nacional del Café por los malos manejos que le estaban dando a los recursos públicos Roberto Vélez y su administración en la Federación Nacional de Cafeteros. Pero en ese momento pensábamos que se podría hacer mucho por corregir la situación. En esencia, cancelar las posiciones de la bolsa y parar el desangre que había ocasionado un instrumento técnica y jurídicamente mal concebido y peor administrado: los contratos de futuro con las cooperativas. 

Pero eso no se hizo. En su lugar la Federación continúo buscando fórmulas de pago con las cooperativas que le habían incumplido los “contratos” suscritos por WhatsApp de entregar café al precio de 1,3 millones de pesos por carga. Aunque la Federación sabía que las cooperativas seguirían incumpliendo esas frágiles promesas, persistió en mantener una posición corta –es decir, especulativa—en la bolsa de Nueva York, consistente en vender 3.000 lotes de café para entrega futura a precios entre 1,10 y 1,40 por libra.

Para mantener esa posición de especulación en espera de que el mercado volviera a bajar algún día a estos precios, con dineros del Fondo Nacional del Café la Federación se vio precisada a girar más de un millón de dólares por cada centavo de diferencia con el precio efectivo en el mercado internacional (para cumplir así con la obligación de cubrimiento de márgenes de futuros que establece la bolsa de Nueva York).

A finales de diciembre, cuando el precio en la bolsa llegó a 3,30 dólares por libra y el costo de cubrimiento del margen se trepó a 150 millones de dólares, la Federación tomó finalmente la decisión de cerrar su posición de especulación, perdiendo de manera definitiva esos 150 millones (la tercera parte de esta suma había sido financiada por un banco japonés, que tendrá que ser cancelada).

Caficultores en Colombia

Caficultores en Colombia Foto:iStock

Este ha sido el desenlace, totalmente previsible, de la actitud especuladora de Roberto Vélez, quien consideró aceptable doblar las apuestas para patear hacia adelante el problema. Lo único bueno para Vélez es que ya no es el gerente. El problema quedó en manos Germán Bahamón, quien recibió la gerencia de la Federación en abril de 2023 sin tener pleno entendimiento de la situación. Pero eso no lo excusa; el gerente Bahamón le dio largas innecesarias al asunto: en algún momento el precio bajó a 1,45 dólares por libra; si entonces hubiera liquidado la posición corta la pérdida habría sido de sólo 20 millones de dólares.

Calculamos que la pérdida efectivamente incurrida representa la mitad del patrimonio del Fondo Nacional del Café. Si a esto se le suma que la Corte Suprema de Justicia dictó en octubre que el Fondo debe asumir plenamente el pasivo de la Flota Mercante Grancolombiana, estimado en unos 100 millones de dólares, el resultado final es que el Fondo prácticamente queda sin patrimonio.

De esta forma, parece haber llegado el momento de seguir las recomendaciones que hizo hace unos 10 años la Misión Cafetera para la Competitividad de la Caficultura: que la Federación no comercialice café con dineros del Fondo, puesto que esto pone en riesgo recursos públicos, mientras que protege a los directivos de la Federación del costo de sus malas decisiones. La principal justificación siempre ha sido poder garantizarle a los cafeteros que el grano les será adquirido al precio anunciado por la Federación. Pero como el Fondo ya no tiene capital para ejercer ese garantía, no queda ya ninguna justificación.

Eduardo Lora y Felipe Robayo 

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