Colombia abre una incierta y peligrosa nueva etapa en las relaciones con Estados Unidos, ¿qué puede pasar?

hace 2 horas 13

Que las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Colombia en la era de Donald Trump y Gustavo Petro, dos líderes en extremos opuestos del espectro ideológico, iban a ser tensas era algo que se anticipaba. Pero, la profunda crisis que estalló el domingo de la semana pasada por la decisión del gobierno colombiano de bloquear el ingreso de dos aviones con migrantes repatriados que venían de EE. UU. y la manera como está se fraguó – un trino de Petro en la madrugada y la brutal respuesta de Trump pocas horas después por X- dejó claro que esta alianza, una de las más sólidas e históricas en el hemisferio, parece haber entrado en una fase de “cuidados intensivos” cuyo futuro es bastante incierto.

Donald Trump

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Foto:EFE

Como le dijo este diario una alta fuente diplomática, en solo un abrir y cerrar de ojos pasamos de ser “el país amigo, al país problema” que, además, terminó siendo usado como ejemplo para el resto del mundo sobre lo implacable que será Donald Trump a la hora de usar el “gran garrote” para defender e imponer su agenda de America First.

Acá no hay que equivocarse -continúa la fuente-, la amenaza de Trump, que incluía aranceles de hasta el 50 por ciento, revocatoria de visas para todos los funcionarios, y sanciones económicas del Tesoro contra individuos del gobierno y empresas estatales, entre otras cosas, son las reservadas para los peores casos, como Venezuela, y muy cercanas a un rompimiento de relaciones diplomáticas”.

Irónicamente, la mayoría de los analistas consultados por este diario, tanto en Washington como en Bogotá, coinciden en que la represalia no estaba dirigida contra Colombia y hasta los tomó por sorpresa.

Mi teoría es que esto no era para el país. Me parece que estaban listas, tal vez, para México, al que le impondrá aranceles del 25 % a partir de febrero, o para Brasil.

¨Mi teoría es que esto no era para el país. Me parece que estaban listas, tal vez, para México, al que le impondrá aranceles del 25 % a partir de febrero, o para Brasil. Solo que, prácticamente, el presidente Petro levantó la mano y pasó voluntariamente al frente de la fila”, le dijo a este diario Brian Winters, de Americas Quarterly, no sin antes indicar que Petro estaba en su derecho de elevar la voz ante el supuesto maltrato de los deportados.

Gustavo Petro, presidente de Colombia

Petro puso a Colombia en el radar de un presidente volátil y listo para oprimir el gatillo. Foto:Presidencia

Por su parte, exembajador Kevin Whitaker destaca que el presidente republicano “estaba esperando el momento para mostrar todos los elementos de su poder a la hora de implementar sus políticas migratorias”. Y, en ese sentido, “el presidente Petro le hizo un favor enorme”. “Colombia puso la cabeza en la primera semana del nuevo Gobierno en Washington y le dio la oportunidad de mostrar su determinación, ahora le toca tragarse el sapo”.

Aún si ese no fuera el caso, el efecto terminó siendo el mismo: Petro puso a Colombia en el radar de un presidente volátil y listo para oprimir el gatillo. De hecho, el propio mandatario estadounidense, que se jactó de la rapidez con que el Gobierno dio marcha atrás enviando sus propios aviones para devolver a los colombianos, anunció que las sanciones se mantenían listas para ser desplegadas ante cualquier nuevo desliz.

En un momento en que la región necesita acción conjunta para interactuar con un Washington difícil, Petro desperdició un activo importante y dejó en claro que el suyo es un gobierno sin estrategia clara para enfrentar este nuevo escenario

De acuerdo con la internacionalista Sandra Borda, el de Petro fue un “error estratégico garrafal” con el que se gastó capital político y diplomático innecesariamente.

"En un momento en que la región necesita acción conjunta para interactuar con un Washington difícil, Petro desperdició un activo importante y dejó en claro que el suyo es un gobierno sin estrategia clara para enfrentar este nuevo escenario", dijo Borda.

Aunque hacia final de la semana el gobierno colombiano dio un parte de tranquilidad y anunció que la crisis había sido superada con la reanudación de los servicios consulares en la embajada estadounidense, suspendidos desde el lunes, lo cierto es que el problema está lejos de resolverse.

Este viernes, de hecho, el propio Mauricio Claver-Carone, enviado especial de Trump para la región, dijo que las restricciones a las visas de funcionarios colombianos, otra de las sanciones impuestas, permanecerán vigentes por algunas semanas.

"Gracias a la diplomacia que mantuvimos, lo resolvimos. Tenemos muy buena comunicación con la canciller (Laura Sarabia) y el embajador (Daniel García-Peña) y vamos sobrepasando el tema”, dijo Claver-Carone al recordar que, con el caso colombiano, Estados Unidos "le ha enviado un mensaje a la región y al mundo. Queremos colaborar con los gobiernos demócratas, pero cuando hay acuerdos, se cumplen y, si no, va a haber repercusiones. Nuestra palabra es nuestra palabra”, puntualizó.

Adicionalmente, las fuentes gubernamentales le indicaron a este diario que EE. UU. espera compromisos claros y nuevas concesiones en otros frentes.

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Collage de el Canciller Murillo, Claver Carone y Garcia Peña Foto:Archivo El Tiempo/ Agencias

“El mensaje -dice una de ellas- es que se perdió la confianza y tomará tiempo en restablecerse”.

El gobierno colombiano, de hecho, prepara una contrapropuesta para los estadounidenses que incluiría la promesa de más cooperación para frenar la ola migratoria en el Tapón del Darién.

Pero EE. UU., afirman otros, probablemente exigirá otras cosas como que el país les reciba a deportados venezolanos y de otras nacionalidades como prueba de su buena voluntad.

¿Qué viene?

Hacía adelante, el camino se ve bastante espinoso.

Desde la Cámara de Comercio Colombo-Americana (AmCham) advierten que hay muchos asuntos de enorme trascendencia para el país pendientes en la relación bilateral, como la evaluación de la política antidrogas -que puede conducir a una descertificación y a una posible revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC)- y la ayuda para el narcotráfico y el desarrollo, que también está suspendida.

"Las tensiones continuarán y el riesgo de una crisis mayor sigue latente. Hay muchos asuntos pendientes en la relación bilateral, por lo que es clave manejar la política exterior con sensatez, prudencia y pragmatismo", dice María Claudia Lacouture, presidenta Ejecutiva de AmCham y exministra de Comercio.

Gustavo Petro y Donald Trump

Gustavo Petro y Donald Trump protagonizaron tensiones diplomáticas el pasado domingo. Foto:EFE

Según Winter, todo indica que lo que ocurrió esta semana es solo el primer capítulo de una nueva era que, probablemente, va a continuar por lo menos hasta el fin del gobierno del presidente Petro, es decir, en 18 meses o incluso más allá, pues Trump ha demostrado que está dispuesto a pasar por encima de alianzas ideológicas o estratégicas para obtener triunfos.

Así lo viene demostrando con Panamá, donde hay un gobierno de derecha y muy afín a sus intereses, el de José Mulino, pero que no ha dudado en amenazarlo con quitarle el control del canal si no corta sus relaciones con China.

Las tensiones continuarán y el riesgo de una crisis mayor sigue latente. Hay muchos asuntos pendientes en la relación bilateral, por lo que es clave manejar la política exterior con sensatez, prudencia y pragmatismo

Y, en ese frente, ya hay otra crisis en el horizonte de la que poco se ha hablado, pero que podría ser explosiva: la inminente adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la estratégica de Pekín enfocada en la infraestructura y que es vista con bastante reserva en Washington, que la considera una nueva intromisión del gigante asiático en asuntos de su patio trasero.

El lado positivo de la crisis

Pese al tenso momento y la incertidumbre que reina hacia adelante, varios observadores destacaron dos aspectos positivos que emergieron del impasse.

Por un lado, y ante las devastadoras consecuencias a las que se exponía el país, la crisis terminó por unir a diferentes sectores entre empresarios, políticos y expresidentes que pusieron a un lado sus diferencias ideológicas para tratar de rescatar la relación con el principal socio comercial y estratégico del país.

CAF

Laura Sarabia, nueva canciller, en evento CAF en Panamá. Foto:CAF

Ahora bien, la unidad del bloque dependerá en buena parte del manejo diplomático que se le dé a la relación y en el que, insisten los expertos, debe imperar el pragmatismo.

Paralelamente, la crisis podría tornarse en una oportunidad si se aprovecha para establecer canales de diálogo con una administración Trump que no opera bajo los canales clásicos de la interlocución y que apenas está arrancando con la implementación de su agenda.

De hecho, esta misma semana ya hubo una cita clave entre funcionarios del gobierno Petro con Mauricio Claver-Carone y se trabaja en un próximo viaje de la entrante canciller Laura Sarabia con la intención de reunirse con el secretario de Estado Marco Rubio para proponerles una nueva hoja de ruta para la relación.

Dicho eso, los mismos elementos que provocaron la ruptura seguirán latentes de aquí en adelante. Tanto la intención de Trump de imponer su agenda a toda costa, como lo impredecible que será Petro a la hora de expresarse por redes sociales.

"No podemos pensar que los presidentes van a cambiar su forma de actuar y ambos, (Petro y Trump), están actuando por sus convicciones y por sus deberes con sus respectivos electores", dijo en entrevista con este diario el embajador Daniel García-Peña.

Es quizá por eso que se está hablando de que este es el momento más delicado para las relaciones bilaterales desde que EE. UU. descertificó a Colombia durante el gobierno de Ernesto Samper por no cooperar en la lucha contra las drogas. Pero, con un elemento adicional.

Iván Duque

Expresidente Iván Duque. Foto:Archivo particular

Y, si bien durante la primera administración del gobierno Trump (2017-2021), también se presentaron fuertes tensiones con Colombia, tanto con el gobierno de Juan Manuel Santos como con su sucesor, Iván Duque, al punto que Colombia estuvo a punto de ser descertificada a un mes del ascenso de este último, la decisión se abortó a último momento gracias a la intervención del general John Kelly -ex jefe del comando Sur y Secretario para la Seguridad Interna de Trump-, el ex embajador William Brownfield -en ese momento encargado de drogas en el Departamento de Estado- y otros más que le insistieron a Trump en la importancia estratégica de Colombia.

No obstante, en este segundo periodo de Trump en la Casa Blanca ese tipo de aliados -asociados más con el establecimiento republicano que con el magnate- ya no existen y, por el contrario, fueron reemplazados por funcionarios alineados con la ideología del presidente de poner en primer lugar sus intereses domésticos en temas de migración y drogas.

Adicionalmente, el llamado consenso bipartidista que existía sobre Colombia en el congreso estadounidense se encuentra muy debilitado al punto que se espera que este nuevo Legislativo, controlado por los republicanos, ordene fuertes recortes a la ayuda para el país como muestra de rechazo a las políticas de Petro.

En resumen, Colombia está a las puertas de una nueva y desconocida etapa en las relaciones con Estados Unidos que, todo indica, estará gobernada por el tipo de sobresaltos y angustias que se vivieron durante esta semana.

Sergio Gomez Maseri

Corresponsal de EL TIEMPO

Washington

Juan Pablo Penagos

Redacción Política

EL TIEMPO

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