Albeiro Rojas es el fiscal que lleva el caso del crimen del docente Armando Rivero Manjarrez, asesinado el pasado 12 de julio del año en curso, el mismo día de su desaparición, en la vía entre el municipio de Sampués y la Villa de San Benito Abad (Sucre).
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En ese tramo, entre los corregimientos de San Luis y La Ceja del Mango, debajo de un puente, el 17 de julio fue encontrado su cuerpo en estado de descomposición.
Habían pasado apenas seis días, pero parecía que el tiempo hubiera sido mayor. Su cara y su contextura hasta la parte de la cintura eran la de un cadáver en forma de esqueleto, no había piel y solamente colgaban pedazos de lo que fue su camisa.
Así lo relató el ente investigador, durante la audiencia de imputación y legalización de delitos y medida de aseguramiento en contra de Juana Perea Amud y Jhofran Orozco Perea; esposa e hijastro de la víctima.
Ambas personas son señaladas de la muerte del docente y líder cultural.
“La muerte de Armando Riveros fue traumática, se hizo con violencia, con sevicia. Presentaba trauma de miembros inferiores, lo que indica que con las piernas se defendió del ataque al que era sometido”, detalló el fiscal sobre el informe de necropsia que realizó la oficina de Medicina Legal.
“Presentaba trauma de miembros superiores por arma de fuego en el brazo izquierdo con orificio de salida, cuando al parecer se defendió del ataque de un impacto de bala. De igual manera heridas con arma contundente, -palo, o la mano de un humano- en tórax, huesos de la mano, el radio fragmentado en dos partes, lo que indica que hubo una lucha activa para evitar los golpes”, explicó el funcionario.
El fiscal precisa que fueron heridas producto de la defensa de su cuerpo que hizo Armando Riveros.
“Sufrió mucho y así lo explica el dictamen de la necropsia”, afirmó el fiscal durante la audiencia.
Hubo un plan para el crimen
Según los investigadores, los hechos que llevaron a la muerte al profesor Armando Rivero habrían sido planeados por su compañera sentimental, Juana Perea Amud y su hijastro, Jhofran Orozco Perea.
En su relato, el fiscal explicó que Rivero Manjarrez se encontraba en el corregimiento de Gavaldá, donde era rector de la Institución Educativa local, que había llevado ropa para quedarse hasta por 15 días, pero regresó a Sincelejo porque su compañera Juana Perea le dijo que tenía una cita para cambiarle el aceite al carro.
Ese 12 de julio su hijastro lo acompañó hasta un centro comercial, pero Armando habría decidido regresarse a Gavaldá para resolver una situación en su colegio.
Así, regresó a su casa en el barrio Villa Natalia y ahí dejó a su hijastro Jhofran Orozco Perea, para dirigirse hacia la zona rural del municipio de Guaranda, en la región de La Mojana.
El relato del fiscal señala que Jhofran salió de inmediato en su motocicleta detrás de su padrastro. Gracias a una prueba técnica, la Fiscalía habría establecido que su celular se encontraba en el mismo sitio donde fue encontrado el cuerpo asesinado de Armando Rivero.
La prueba determinó que estuvo en el sitio donde le ocasionaron la muerte a su padrastro.
De igual manera en la entrevista que le hicieron a Juana Perea, la mujer indicó que recibió una llamada a su celular, donde una mujer le decía que el cuerpo de Armando Rivero se encontraba debajo de un puente en la vía entre Sampués y San Benito Abad y que lo ocurrido era por sapo.
El análisis técnico de la Fiscalía determinó que la línea de celular donde le hicieron la llamada se movía paralela al de Juana Perea, es decir que quien la llamó podría estar a su lado. La misma llamada se la hicieron a un familiar de Armando Rivero y ese número no lo volvieron a utilizar para más nada.
La Fiscalía indicó que Juana Perea sabía de lo ocurrido a su compañero sentimental y decidió ocultarlo.
El móvil sería lo económico
El trabajo de los investigadores de la Fiscalía llevó a interceptar la línea telefónica de Jhofran Orozco Perea. El fiscal contó que en sus conversaciones, a los pocos días del crimen, el joven hizo la repartición de los bienes de Armando Rivero, tales como un seguro, propiedades, una finca, y su liquidación como docente.
“Había un motivo para quitarle la vida y era lo económico”, dijo el fiscal: la pareja de esposos estaba en un proceso de separación y su hijastro al parecer temía que su madre se quedara sin sus bienes.
Con los elementos recopilados en la investigación, la Fiscalía le imputó a Jhofran Orozco, hijastro de Armando Rivero, el delito de homicidio agravado en calidad de coautor, en concurso con desaparición forzada en calidad de coautor.
Así mismo a Juana Perea, le imputó el delito de desaparición forzada en calidad de coautora, modalidad dolosa.
Los indiciados no se acogieron a los cargos que les imputaron y Juana Perea en su respuesta dijo además que prefería morirse antes de aceptar un delito que no había cometido.
Las audiencias fueron aplazadas
hasta el próximo martes 8 de octubre
El abogado defensor solicitó a la juez de control de garantías que aplazara la audiencia de medida de aseguramiento para el martes de la próxima semana, en virtud de una cita médica y las entrevistas que tenía que hacer en el corregimiento de Gavaldá, en la región Mojana, en Ovejas (Sucre) y Sincelejo.
La juez tiene que legalizar la medida de imputación de cargos y de aseguramiento en los indiciados en la próxima audiencia.
La tercera persona capturada en este caso, Osnaider Tapia Meza, quien tenía en su poder el celular de Armando Rivero y se le imputaba el delito de receptación, fue dejada en libertad, al desistir el fiscal de la medida de aseguramiento.
Francisco Javier Barrios
Especial para EL TIEMPO
Sincelejo