La ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, anunció este jueves el cierre de los tres consulados generales iraníes en el país como reacción a la ejecución del ciudadano germano-iraní Jamshid Sharmahd, que fue condenado a la pena de muerte por su supuesta implicación en un grupo terrorista.
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En concreto, quedarán clausurados los consulados generales de Fráncfort y Múnich (sur) y el de Hamburgo (norte), aunque la embajada de Irán en Berlín permanecerá abierta.
Con esta medida, Alemania quiere dejar claro al "régimen dictatorial de injusticia" que gobierna en Teherán que "asesinar" a un ciudadano alemán tiene consecuencias de peso, dijo Baerbock desde Nueva York, según un comunicado.
demuestra que un régimen dictatorial de injusticia como el de los mulás no actúa siguiendo la lógica diplomática actual
"El régimen iraní era más que consciente de cómo de cruciales son los detenidos alemanes (en Irán) para el Gobierno alemán", señaló la ministra.
"Que en el contexto de los últimos acontecimientos en Oriente Próximo se produjera el asesinato demuestra que un régimen dictatorial de injusticia como el de los mulás no actúa siguiendo la lógica diplomática actual", aseguró, y destacó que las relaciones diplomáticas con Irán se hallan "en el punto más bajo".
Sanciones a Therán por la ejecución del periodista
Baerbock reiteró su condena al "papel regional desestabilizador y dañino" de Teherán, sus envíos de armamento a Rusia, el apoyo a grupos extremistas como Hizbulá, Hamás y los hutíes, los ataques directos contra Israel, el programa nuclear "poco transparente" y la represión de las protestas opositoras.
Abogó por seguir imponiendo por ello sanciones contra Irán, pero recordó que es preciso afinarlas mucho y asegurarse siempre de que golpean al régimen y no a la población.
Le hemos transmitido nuestra protesta más drástica y nos reservamos la posibilidad de tomar otras medidas
Baerbock prometió también que seguiría trabajando de forma "incansable" para lograr la liberación del resto de ciudadanos alemanes detenidos en Irán como parte de lo que calificó de "política de toma de rehenes".
"Por ellos y por aquellas personas en Irán que aprecian Alemania y lo que representamos -libertad, democracia y derechos humanos- mantenemos abiertos nuestros canales diplomáticos y nuestra Embajada en Teherán, como hacemos también en otros regímenes de injusticia como la Rusia de Putin", afirmó.
"Sabemos que existe otro Irán", recalcó en este sentido.
Finalmente, Baerbock repitió que si el nuevo Gobierno iraní realmente quiere iniciar un acercamiento hacia Occidente sabe "qué pasos concretos son necesarios para ello".
Condenado por liderar un grupo terrorista
Con respecto al cierre de representaciones diplomáticas, Berlín ya recurrió a una medida de presión diplomática similar en mayo de 2023, cuando cerró los cuatro consulados generales rusos en reacción a la guerra de Ucrania.
Este martes el Ministerio de Exteriores citó al jefe de la misión iraní, actualmente el encargado de negocios, para transmitir su protesta por el "asesinato" de Sharmahd.
"Le hemos transmitido nuestra protesta más drástica y nos reservamos la posibilidad de tomar otras medidas", dijo la diplomacia alemana a través de X.
Sharmahd, de 69 años y periodista de profesión, fue secuestrado en Dubai según sus familiares y fue condenado a muerte en febrero de 2023 por supuestamente liderar un grupo terrorista que planificó 23 atentados en suelo iraní, de los que llevó a cabo cinco.
El Tribunal Supremo iraní confirmó la pena máxima en abril del año pasado y ésta fue ejecutada este lunes, según anunciaron las autoridades de Teherán.
Entre los atentados que se supone que llevó a cabo el grupo se encuentra el ataque con bomba en la mezquita Seyed al-Shohada de Shiraz de 2008, en el que murieron 14 personas y 300 resultaron heridas.
Baerbock ya condenó el lunes la ejecución, dio el pésame a los familiares y añadió que Berlín ha actuado de forma "incansable" a nivel diplomático para salvarle hasta el último momento.
La República Islámica de Irán ha sido acusada de usar a presos con doble nacionalidad o extranjeros como medida de presión o para intercambio de prisioneros con otros países, una práctica que ha sido denominada como la "diplomacia de los rehenes" por organizaciones de derechos humanos.