El kéfir es una bebida fermentada hecha a base de leche. Se produce a raíz del proceso de fermentación de los granos de kéfir, que es una combinación de levaduras beneficiosas y bacterias.
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Muchas veces, este líquido suele compararse con el yogur, debido a que también es un lácteo fermentado. Sin embargo, tienen grandes diferencias en su composición y beneficios para la salud.
Estos dos productos son conocidos por tener una gran parte de probióticos en su composición, es decir, bacterias beneficiosas que ofrecen diferentes ventajas a la salud, principalmente a la digestión.
Ambas bebidas suelen ser comparadas entre sí constantemente debido a la cantidad de similitudes que comparten. Ante esto, Javi Maeztu, fermentista y dietista-nutricionista, afirmó en una entrevista con ‘Europa Press Infosalus’ que “cuando se pregunta si el yogur o el kéfir, o se pregunta si tomar un alimento fermentado o un suplemento probiótico, realmente son comparaciones de productos diferentes".
Según ‘Infosalus’, algunos de los beneficios que puede llegar a aportar el kéfir “son a la actividad antimicrobiana, antitumoral, inmunomoduladora, antiinflamatoria, cicatrizante, antioxidante, mejora de la tolerancia a la lactosa, mejora del hígado graso, anticancerígenos, reductores del colesterol y de la glucosa”.
Por otro lado, el yogur es conocido por ser un alimento alto en nutrientes esenciales capaz de contribuir a “mejorar la densidad mineral ósea, reducir el riesgo de osteoporosis, mejora de la intolerancia a la lactosa, a la salud digestiva ante procesos diarreicos o estreñimiento, reducción del riesgo del cáncer colorrectal o de mama”, afirma el medio ya mencionado.
El fermentista Javi también reconoce que el consumo constante de productos fermentados con microorganismos vivos mejora “la microbiota en cuanto a diversidad, y esto produce a su vez un montón de efectos, como que se reducen los marcadores inflamatorios, y el sistema inmunitario se ve muy reforzado”.
En este sentido, ambas bebidas son capaces de aportar diferentes beneficios a la salud gracias al proceso de fermentación que llevan durante su preparación. De esta manera, Maeztu aclara que, entre elegir uno u otro, él defiende ambos y lo ideal sería incluir cualquier alimento fermentado dentro de la dieta diaria.
A pesar de que ambos productos ofrecen propiedades similares, el kéfir puede ser mejor en comparación al yogur debido a que tiene un mayor contenido probiótico y en cuanto a la salud intestinal suele tener más propiedades.
Si usted desea incluir cualquiera de estas dos bebidas dentro de su dieta es importante que consulte primero con su nutricionista o un especialista, para evitar cualquier efecto secundario no deseado.
ERIKA LUCIA IBAÑEZ GARCIA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO