El pasado lunes, 3 de febrero, el médico colombiano Cristián Iván García salió de su casa, ubicada en la ciudad Medellín, con la ilusión de pasar unas merecidas vacaciones junto a su esposa, Luz Yaneth Becerra, y su pequeño hijo Emmanuel.
Sin embargo, lo que iba a hacer un viaje de descanso terminó convirtiéndose en una pesadilla, cuando llegaron al aeropuerto de Cancún (México) y fue informado de su inadmisión por una supuesta alerta migratoria: lo acusaron de tener anexos con el crimen organizado.
En conversaciones con EL TIEMPO, Cristián, quien se desempeña como médico internista relató que su viaje, desde un inicio, había sido planeado para tomar un avión de Medellín a Bogotá y de Bogotá a Cancún, pero no salió como él esperaba.
Yo salgo normal del aeropuerto de Río Negro, como una persona común y corriente y, después de ir en el avión, me convierto en un delincuente en México
Cristián iván garcíaMédico colombiano internista
El médico explicó que la aerolínea Avianca, con la que había realizado su reservación, cambió su vuelo por uno directo, es decir, de Medellín a Cancún, donde arribaron sobre las 11:15 a. m.
Al llegar a Migración en México, Cristián, junto con su esposa, quien trabaja como médica epidemióloga, decidieron hacer fila en el bloque tres, donde esperaron por hora y media ser atendidos.
Estando allí, lo que les llamó la atención fue que una de las personas que los atendió "era el que más ponía problema en términos de revisión de documentos y, a veces, revisión de celulares".
Esta persona, a quien Cristián describió como "un hombre, mestizo, 165 centímetros de estatura, barba irregular, con un abdomen aumentado y displicente durante toda la jornada", se había encargado de devolver a varias personas hacia sus países, "tras solicitarles los certificados bancarios y el monto disponible en sus cuentas", cabe mencionar que muchas de ellas eran connacionales.
El médico internista dejó claro que, en ese momento, las personas que estaban junto a ellos, incluidos él y su esposa, tenían problemas para conectarse a internet, pero eso no fue problema porque después de que lograron conectarse mostraron los documentos y los dejaban pasar para continuar con su destino.
El funcionario que se encargó de atender a Cristián, minutos antes, había tenido un altercado con una familia, aparentemente uruguaya, porque una niña se encontraba jugando en la fila: "Esto no es una guardería", expresó hacia los turistas.
Al momento del turno de Cristian y su esposa de presentar los documentos en Migración, el funcionario les preguntó a qué se dedicaban y, posteriormente, les solicitó los pasaportes. Justo ahí, las cosas empezaron a tomar un rumbo que los llevó a experimentar uno de los momentos que jamás imaginaron que podrían haber sido víctimas.
"El hombre tomó los documentos que les habíamos entregado: la reserva del alojamiento, los pasaportes, los tiquetes aéreos, más las pólizas de salud. Él, sin mirarlos, se los llevó", relató Cristián a EL TIEMPO.
Mientras esperaban a que el funcionario llegara con sus papeles, otra persona que trabaja para Migración les preguntó sobre su fecha de regreso a Colombia, a lo que indicaron que sería el 8 de febrero; cuántas tarjetas de crédito llevaban y cuál era el monto aproximado de estas, anotando los datos en un recorte de papel que no tenía membrete alguno de Migración.
Lo que más le indignó al médico internista fue cuando el funcionario les solicitó los celulares desbloqueados. "No sé a dónde se metió en el mío ni en el de mí esposa. Posteriormente, nos pidió ir para una segunda entrevista para determinar si podíamos ingresar al país", nunca les dijo el porqué, señaló.
Antes de ingresar, continuó Cristián, el hombre les solicitó que les entregaran sus computadores y tablets, lo que creó en el médico una desconfianza: "No sé si esto lo hizo con las demás personas, así que nosotros los entregamos sin ningún problema, quedando absolutamente incomunicados".
Al ingresar a la oficina les pidieron dirigirse a una habitación que estaba allí mismo, la cual el médico la describió como un lugar de frio lleno de cámaras, por las cuales estaban siendo monitoreados constantemente.
El colombiano, mientras estaba allí recordaba el libro 1984, del autor George Orwell, porque en ese lugar estuvieron sin poder comer algo, con acceso a baños en mal estado, lo que lo hacía entrar en un estado de desesperación, porque le preocupaba la dignidad de su familia.
Tan pronto los hicieron ingresar les entregaron unas tablas de madera con unas hojas que debían diligenciar con sus nombres, el propósito del viaje, sus ingresos mensuales y cuánto dinero esperaban gastar allí. Además de indicar a quién deseaban llamar en cualquier caso, a lo que Cristián respondió: "Consulado".
El tiempo pasaba y su estadía en aquella habitación se hacía más desesperante, no solo para el médico y su esposa, sino para su pequeño hijo, esperando que, con el pasar del tiempo, el menor no recuerde el momento por el cual estaban pasando sin saber el por qué.
Tiene una alerta migratoria emitida desde Colombia, porque, presuntamente, tiene nexos con el crimen organizado
Cristián iván garcíaMédico internistas colombiano
"Estuvimos alrededor de dos horas y media. La displicencia de los funcionario de Migración era tal que se despreocuparon de las condiciones en las que estábamos, teniendo en cuenta que habían dos o tres niños más allí, menores que mi hijo", indicó el médico colombiano.
¿Cuál fue la causa por la que inadmitieron a Cristián en México?
El médico, con la esperanza de que aquella pesadilla terminaría pronto, uno de los funcionarios de Migración le dijo lo que él jamás pensó escuchar en su vida: "Tiene una alerta migratoria emitida desde Colombia, porque, presuntamente, tiene nexos con el crimen organizado". Por tal razón, fue inadmitido en el país.
"Yo creo que entró con palidez tan pronto me dan esa información, porque es absurdo. Yo salgo normal del aeropuerto de Río Negro, como una persona común y corriente y, después de ir en el avión, me convierto en un delincuente en México", explicó a EL TIEMPO Cristián García.
Tras decirle esto, al médico le tomaron los datos y las huellas dactilares, además del perfil biométrico, sin entender aún por qué lo hacían.
No obstante, en medio del caos y sumido en la preocupación y consternación, el médico colombiano por fin habría dado, quizá, con la única persona que fue empática con la situación por la que estaba atravesando. "Yo no sé qué habrá hecho, pero yo debo tomarle eso", fueron las palabras de esta persona hacia Cristián.
Justo ese momento, alrededor de él se encontraban varios funcionarios en los que percibía, según él, una risita. Esta acción por parte de las personas de Migración le dio a entender al médico que estaban envueltos en aquella situación denigrante por "por simple xenofobia".
Más allá de eso y después de ser humillados, lo que le preocupaba al médico era que en México tenían sus datos y "podrían hacer con ellos lo que les venga en gana", expresó Cristián, a través de una queja enviada a diferentes organismos por medio de correo electrónico.
15 minutos después, Migración tenía los tiquetes aéreos del médico y su familia y otras personas que se encontraban con ellos en la habitación en la que estuvieron detenidos, así que, en compañía de agentes de la Policía, los dirigieron a la sala de espera del aeropuerto de Cancún.
'Como si fuera mi esposa y mi hijo unos criminales'
Mientras estaban esperando abordar el vuelo, el pequeño Emmanuel, hijo de Cristián, después de estar encerrados dos horas y media en aquella habitación y sin comer absolutamente nada, comenzó a decirle a sus padre que tenía hambre.
Lo traumático es que a un niño de tres años le digan: 'Deténganse' y le violenten sus derechos
Cristián Iván GarcíaMédico internista colombiano
En un primer momento, los funcionarios de Migración no habían accedido para permitirle al médico y a su familia ir a un restaurante a comprar comida; sin embargo, tras la desesperación del maltrato y crueldad a los que habían estado expuestos, su esposa mostró su inconformidad ante su falta de empatía hacia un pequeño niño y hacia las otras personas que también se encontraban esperando subirse al avión con ellos.
Después de un momento los funcionarios de Migración accedieron a su petición y deciden escoltarlos, "como si fuera mi esposa y mi hijo unos criminales", para que compraran algo de comida.
"Lo traumático es que a un niño de tres años le digan: 'Deténganse' y le violenten sus derechos. Pero eso no es todo, con los adultos también lo hicieron", agregó.
Después de estar mucho tiempo incomunicados, cuando ingresaron al avión les entregaron sus dispositivos electrónicos. No obstante, aún sin sentirse tratados de forma digna, sus pasaportes seguían en manos de la tripulación: "Seguíamos siendo excluidos".
¿Qué sucedió cuando llegaron al Aeropuerto Internacional El Dorado?
Durante el vuelo, Cristián fue separado de su esposa e hijo tras sentarlos en sillas diferentes, sintiéndose "discriminado" y volviendo a su país con "el rabo entre las piernas".
Había vuelto a ser el individuo que salió en la mañana del país, sin delito alguno
Cristián iván garcíaMédico internista colombiano
Al llegar al aeropuerto Internacional El Dorado, ubicado en Bogotá, fueron acompañados por una persona hacia la oficina de Migración, antes de llegar allí, el médico dijo que le habían preguntado a una mujer de nacionalidad colombiana sobre dónde y cómo canalizar sus disgustos y quejas, quien les respondió de forma muy amable, un trato que no habían recibido durante todo el día.
En Migración Colombia, Cristián les preguntó si tenía la supuesta alerta migratoria, pero le indicaron que esta no existía, pues Colombia en ningún momento la había emitido. "Es decir, asumo con ello, que había vuelto a ser el individuo que salió en la mañana del país, sin delito alguno", dijo.
Estando allí, los funcionarios de Migración les indicaron que lo que había sucedido era algo rutinario, e incluso, estaban esperando a 45 personas más, quienes también habían sido inadmitidas; no obstante, Cristián señaló que no sabía si lo que le habían dicho o no era verdad o mentira.
Por lo tanto, a el médico internista y a su esposa les señalaron un correo electrónico perteneciente a la Cancillería al que escribir para explicar todo lo sucedido.
'Volví a mí país y dejé de ser el delincuente que había sido en México'
Con indignación, Cristián le dijo a EL TIEMPO que después de que le dijeron que no había ninguna alerta migratoria hacia él pensó: "Volví a mí país y dejé de ser el delincuente que había sido en México".
Sus maletas fueron devueltas a Colombia tres días después de lo sucedido, es decir, el miércoles, 5 de febrero.
Imaginando que su peor pesadilla había terminado, al ver su equipaje se dieron cuenta que habían violentado el candado de su equipaje y, según Cristián, las pudieron haberte abierto sin estar ellos presentes allí.
Consulado recibió acta de inadmisión
El médico internista le dijo a EL TIEMPO que había hablado con el Consulado por 40 minutos en la mañana de este jueves, 6 de febrero, y le informaron que la entidad solo recibió el acta de inadmisión.
No tiene nada que ver con alerta migratorio sino con inconsistencias en la segunda entrevista, entrevista que nunca nos hicieron
Cristián iván garcíaMédico internista colombiano
Así las cosas, Cristián dedujo que ante lo que le dijeron en Migración México y la respuesta del consulado, su inadmisión "no tiene nada que ver con alerta migratorio sino con inconsistencias en la segunda entrevista, entrevista que nunca nos hicieron. O sea que hay problemas de fondo".
El médico informó que, en medio de la situación en la que se vieron inmersos, él fue el único de su familia que fue inadmitido; sin embargo, decidió devolverse a Colombia junto a su familia.
'Por allá no he ido ni regresaré'
La familia García Becerra se encuentra indignada ante aberrante situación, por lo que le han solicitado a la Cancillería colombiana que sus datos de huellas dactilares y su perfil biométrico tomados en México, "de una forma irresponsable en Cancún", sean eliminados de sus bases de datos.
Lo anterior, con el objetivo de que no vaya a tener dificultades en viajes a futuros, los cuales "no serán a México, porque por allá, ni he ido ni regresaré".
EL TIEMPO se comunicó con la Cancillería para conocer detalles de la asistencia brindada al médico colombiano, pero no obtuvo respuesta pronta.
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LAURA DANIELA ALARCÓN VARGAS
REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS