En Valledupar, la violencia de género sigue siendo una problemática preocupante, agravada por las barreras del sistema judicial que dificultan una respuesta eficiente y oportuna para las víctimas. La lentitud en los procesos y la congestión en los despachos judiciales han permitido que numerosos agresores queden en libertad debido al vencimiento de términos.
Frente a ese panorama, el juez Quinto Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento de Valledupar, Andrés Palencia Fajardo, destacó que esta situación refleja no solo deficiencias estructurales en el sistema judicial, sino también profundas raíces culturales que perpetúan el machismo y normalizan las conductas violentas hacia las mujeres.
Violencia contra la mujer. Foto:iStock
Entre los principales factores que dificultan la resolución efectiva de estos casos, destacó la insuficiencia de personal, la falta de capacitación de los funcionarios y los plazos procesales establecidos por la ley, que resultan insuficientes para atender adecuadamente estas problemáticas.
“En cuanto a recursos humanos, hay situaciones en que los organismos de policía judicial, responsables de recaudar pruebas para fortalecer estos casos, resultan insuficientes en número y recursos. En ocasiones, estos policías deben abandonar sus labores investigativas para actuar como escoltas, especialmente cuando el Presidente de la República visita la ciudad. Asimismo, en algunos momentos tienen que cumplir guardias en sitios especiales, descuidando las investigaciones que están bajo su cargo”, explicó Palencia Fajardo.
Violencia contra la mujer Foto:Archivo EL TIEMPO
En este mismo contexto precisó que el sistema de justicia enfrenta un déficit significativo de fiscales y jueces, lo que genera una sobrecarga laboral que afecta la atención de los casos.
“Mientras un juez en América Latina maneja entre 100 y 150 procesos, en Valledupar cada juez tiene entre 700 y 1.000 casos a su cargo, además de otras responsabilidades como tutelas e incidentes de desacato. Esta situación impide que los jueces puedan concentrarse adecuadamente en temas de violencia de género y feminicidios”, recalcó el funcionario.
En este aspecto, Palencia plantea como solución la creación de jueces y unidades especializadas en violencia de género, siguiendo el modelo de las fiscalías que investigan delitos específicos. “Es necesario que estos jueces puedan dedicarse exclusivamente a casos de feminicidio y violencia intrafamiliar, sin otras cargas que les distraigan de su labor principal” afirmó.
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Falta de capacitación y estereotipos culturales
Otra barrera importante es la falta de capacitación de los funcionarios judiciales en perspectiva de género. Muchos jueces y fiscales no comprenden conceptos fundamentales sobre violencia de género, género y sexo. Esto, sumado a los estereotipos culturales machistas que predominan en la sociedad, dificulta el manejo adecuado de los casos.
“El feminicidio es un delito relativamente nuevo en Colombia, tipificado hace nueve años, y que todavía existen confusiones sobre su interpretación legal. La comunidad y algunos funcionarios aún creen que cualquier asesinato de una mujer es feminicidio, pero la jurisprudencia establece que debe analizarse la motivación del agresor,” aclaró.
Enfatizó, además, que los roles y expectativas sociales influyen en la aparición de la violencia de género: “Por ejemplo, los estereotipos que dictan que las mujeres deben comportarse de manera recatada, dedicarse exclusivamente al hogar y no romper relaciones afectan la percepción de muchos hombres, quienes recurren a la violencia si las mujeres no cumplen con estos roles”, detalló.
Procesos lentos y vencimiento de términos
El tercer problema que se presenta, es la ineficiencia en los tiempos procesales, lo que resulta en la liberación de agresores por vencimiento de términos. Aunque la ley establece un plazo de un año para que los casos penales sean resueltos, la realidad es que los procesos suelen tardar entre cinco y seis años debido a la congestión judicial. Esto genera desilusión en las víctimas y una percepción de impunidad en la sociedad.
“Cuando un agresor es liberado, las víctimas pierden la confianza en el sistema y muchas veces optan por no continuar con el proceso. Desde el Congreso de la República se debe avanzar en la legislación para que extienda los plazos procesales en casos de violencia de género y asignen más recursos al sistema judicial”, resaltó.
Casos que se registran en la región
En el Juzgado Quinto Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento de Valledupar, actualmente se adelantan cinco procesos por el delito de feminicidio, ocurridos en Valledupar y municipios cercanos.
El 60 por ciento de los procesos que se tramitan en los juzgados municipales están relacionados con la violencia intrafamiliar.
Uno de los casos más destacados en Valledupar es el de un mototaxista acusado de agredir sexualmente y robar a una mujer mientras la transportaba hacia su residencia.
El hecho ocurrió en octubre del 2024, y el acusado se encuentra detenido y está siendo procesado en el Juzgado Quinto Penal.
“Según las investigaciones, podría tratarse de un patrón de conducta, ya que el hombre habría atacado a otras mujeres aprovechándose de su rol como transportista. caso ha sido priorizado para evitar el vencimiento de términos, lo que garantizará una resolución rápida. De ser hallado culpable, el mototaxista podría enfrentar una pena de hasta 20 años de prisión por los delitos de acto sexual violento y hurto calificado”, explicó el juez.
Un llamado a la acción
A pesar de las barreras existentes, el sistema judicial trabaja en superar estas dificultades, destacando la importancia de que las mujeres denuncien para evitar que el silencio agrave la situación.
“Es necesario que entidades gubernamentales y sociales a involucrarse en la solución de esta problemática, ofreciendo apoyo integral a las mujeres víctimas de violencia y promoviendo un cambio cultural en la sociedad”, recomendó.
En cuanto a las manifestaciones culturales, el juez también hizo énfasis en cómo ciertas expresiones culturales, como las canciones vallenatas, perpetúan la violencia de género al normalizar actitudes machistas. Mencionó específicamente la canción "El Golpe" interpretada por Jorge Oñate, escrita por Romualdo Brito, donde se expresa “Mucho te puedo golpear, pero te quiero bastante". Según el juez, esta letra refleja una visión en la que el maltrato físico se interpreta como una forma de afecto “lo cual refuerza estereotipos dañinos”, recalcó.
Asimismo, precisó que canciones más recientes, como "Esa mujer es mía" de Silvestre Dangond, no solo reflejan una sociedad machista, sino que también contribuyen a la perpetuación de la violencia de género al normalizar estas actitudes en el imaginario colectivo.
“En estas letras se representa a las mujeres como objetos de posesión, con frases como ‘nadie me la quita’. Es importante cuestionar y transformar estas narrativas culturales para avanzar hacia una sociedad más igualitaria y libre de violencia”, puntualizó Andrés Palencia Fajardo.
Ludys Ovalle Jácome
Especial para El Tiempo
Valledupar