Tiene 26 años y se convirtió en la piloto de avión comercial más joven del mundo: 'Me confunden con una azafata'

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Rachel Gilmour es una joven de 26 años y es la piloto más joven del mundo, a pesar de su edad, muchos la confunden con una azafata y dudan de que sea capaz de pilotar un avión.

Ella fue criada en Largs, Escocia, y desde muy pequeña siempre quiso explorar los cielos y supo que algún día sería piloto, pero lo que nunca se imaginó es que se convertiría en la más joven del mundo con el rango de capitán.

Su camino no fue nada fácil, ya que mientras sus amigos se iban de vacaciones, Rachel tenía que quedarse en la escuela de aviación ‘Tayside Aviaton’, y fue así que con tan solo 22 años obtuvo su diploma de instructora de vuelo.

En un diálogo que tuvo con el medio de comunicación ‘Telegraph Travel’ recordó cómo fueron esos primeros años hasta convertirse en capitán.

Con 24 años logró firmar un contrato con la compañía ‘Loganair’, en la que tuvo que mudarse a Aberdeen, Escocia, en donde en poco tiempo obtuvo el reconocimiento de primer oficial.

“Es un honor poder volar para Loganair y me encanta especialmente brindar ese servicio vital para que las personas puedan conectarse con el continente, lo cual es algo realmente especial”, dijo Gilmour.

En esta compañía ella ha podido crecer, tanto así que ha regresado a Glasgow, para desde Stornoway, al norte de Escocia y Benbecula, isla de Escocia.

Así fue como se convirtió en la piloto más joven

“Loganair me ha dado la oportunidad de adquirir mucha experiencia y estoy muy orgullosa de ser ahora capitán con tan solo 26 años”, argumentó.

A pesar de que en las fotografías aparenta ser una adolescente, ya ha igualado el récord de Kate McWilliams, quien se convirtió en la capitana más joven en el 2019, con 26 años.

“Ya sabes cómo es. Con modestia la gente suele inventarse historias, pero creo que definitivamente soy una de las capitanas más jóvenes del mundo”, confesó.

Debido a su apariencia juvenil, causa confusión entre los pasajeros, que muchos la han llegado a confundir con una tripulante de cabina.

“Especialmente en invierno, cuando uso mi jersey, no hay nada que diga que soy capitana. Creo que es porque no tengo mis rayas. Es solo un estereotipo de género, que siempre va a suceder como soy una mujer joven. Pero, ¿hay una ligera vergüenza cuando se enteren tal vez? Sí. Estoy tratando de allanar el camino y demostrar que el género y la edad no importan”, argumentó.

Ella es consciente de que en el campo que está no es nada fácil, pero nunca ha tenido problemas con sus compañeros, sino todo lo contrario. Siempre la están ayudando y dando consejos para que cada día sea aún mejor.

“He sido apoyada por el equipo y mis colegas y nunca se me ha dicho nada despectivo. Probablemente todavía haya mucho de eso por ahí, pero no lo he experimentado personalmente”, dijo.

Las capitanas son muy escasas no solo en Europa, sino en todo el mundo, ya que solo representan el seis por ciento, es por eso que Gilmour está interesada en ser un ejemplo a seguir para aquellas niñas que quieren ser capitanas.