'Sobredosis', una exposición que critica los excesos, la cultura del desperdicio y las adicciones

hace 4 semanas 32

Escenas de la vida diaria en las que participan personas mientras una está ensimismada en el celular, gente que camina sin rumbo dentro de un marco, pequeños animales desorganizados en figuras, seres humanos enchufados a tomacorrientes… Todas estas imágenes se traducen en una palabra: ‘Sobredosis’.

Así se llama precisamente la exposición de la artista colombiana Graciela Londoño, que firma como G María, en la Sala de Exposiciones Cafam en Bogotá.

Se trata de un llamado de atención, pero sin aspavientos, sermones ni regaños: el arte invita a que reflexionemos sobre el camino que seguimos como individuos y como sociedad.

Además de ser una exposición artística, ‘Sobredosis’ constituye una denuncia pública. ¿Qué busca resaltar?

Desde hace varios años, he sentido la necesidad de resaltar las consecuencias del exceso en la sociedad contemporánea, centrándome en la cultura del desperdicio, las adicciones y la saturación informativa. La exposición ‘Sobredosis’ invita a la autorreflexión sobre cómo estos elementos afectan nuestras vidas y relaciones interpersonales. También busca generar conciencia sobre la fragilidad de nuestro entorno al abordar temas como la adicción a las redes sociales, el consumo de drogas psicoactivas y el desperdicio de recursos. La colección llama a que los espectadores piensen sobre sus propios hábitos y la repercusión de estos en el mundo.

La artista plástica colombiana Graciela Londoño, que firma sus cuadros como G María, expone su obra Sobredosis en Bogotá.

La exposición aborda la adicción a las redes sociales.  Foto:Mateo Duque

¿Cree que el arte tiene una voz poderosa para dar estos mensajes?

Sí. A través de la estética, la provocación y la creatividad, puede tocar la conciencia colectiva, producir diálogos y motivar cambios en la forma en que percibimos y actuamos. El arte ha sido históricamente un medio poderoso para la protesta y la denuncia social. ‘Sobredosis’ utiliza la estética para despertar emociones y provocar diálogos. Las obras están diseñadas con la intención de que los espectadores no solo las miren, sino que también se cuestionen a sí mismos y a su entorno.

¿Hay soluciones en el horizonte o estamos abocados a morir de sobredosis?

Aunque los desafíos son significativos, se pueden entrever soluciones mediante la educación, la conciencia y el activismo. Promover el consumo responsable, la sostenibilidad y la salud mental son caminos posibles. Sin embargo, es crucial actuar con urgencia para evitar un colapso mayor.

Antes, fumar era una práctica común; parecía un hábito imposible de controlar, pero hoy en día hemos visto un cambio significativo en el consumo de cigarrillos. Gracias a campañas de concienciación y a una mayor educación, las nuevas generaciones tienden a fumar menos. Se puede continuar promoviendo la salud y el bienestar combatiendo también otros hábitos perjudiciales.

La exposición se enfoca en la idea de que el cambio comienza a nivel individual, pero que también es necesario un esfuerzo colectivo. La educación, la activación comunitaria y el consumo consciente pueden ser las respuestas.

Existe el Día sin Carro para limpiar el ambiente de gases tóxicos. ¿Por qué no inventarnos el Día sin Celular? Sería una oportunidad para desconectarnos y reflexionar sobre nuestra relación con la tecnología y la dependencia de nuestros dispositivos y redes sociales, y fomentar interacciones más auténticas en el mundo real. Además, podría ser un buen momento para disfrutar de actividades al aire libre, leer un libro o pasar tiempo con amigos y familiares sin distracciones digitales.

Existen varias estrategias efectivas que pueden implementarse para educar a las nuevas generaciones sobre las adicciones: programas educativos en escuelas, campañas de concienciación, testimonios, fomentar el pensamiento crítico, actividades extracurriculares e involucrar a las familias son algunas.

La artista plástica colombiana Graciela Londoño, que firma sus cuadros como G María, expone su obra Sobredosis en Bogotá.

La artista plástica colombiana Graciela Londoño. Foto:Guillermo Monsalve

¿Qué técnicas utiliza en las obras de esta exposición?

Utilicé en su mayoría una técnica que se llama ensamblaje y algunas al óleo. Hice figuras en tres dimensiones para tener la presencia física que yo necesitaba con el fin de captar la atención de los espectadores de manera más efectiva. Así pude representar de forma más realista las emociones y experiencias de las personas afectadas por las sobredosis. La tridimensionalidad permite incorporar detalles que evocan empatía y conexión emocional, lo que hace que la audiencia se sienta más involucrada. Al diseñarlos con la intención de que parezcan “salirse” del marco, quise simbolizar la lucha y la desesperación que enfrentan muchas personas afectadas por las sobredosis. Así se refuerza la idea de que el problema es urgente.

Por otra parte, la belleza visual sirve como un anzuelo que atrae al espectador a un mundo que, aunque parece cautivador a simple vista, esconde profundidades de dolor y desesperación. Eso es lo que hacen las redes sociales y las drogas: primero, te atraen; cuando te acercas, te atrapan; y luego da mucho trabajo salir de esa sobredosis.

Háblenos sobre las características de las obras, por favor.

La exposición cuenta con 28 obras, divididas en tres temas: la adicción a las redes sociales, el consumo de drogas psicoactivas y el exceso de basuras que está afectando el hábitat de los animales.

Cada obra busca captar la atención de manera única. Algunas hablan de cómo cada uno de nosotros pasa de tener un celular como herramienta a convertirnos en celular que necesita cargarse en un tomacorriente; otras cuentan cómo las mariposas reposan en flores de latón; algunas son carritos que evocan las narices en caminos de droga.

La variedad en las obras permite que cada espectador encuentre algo con lo que conecta de una manera más profunda.

La artista plástica colombiana Graciela Londoño, que firma sus cuadros como G María, expone su obra Sobredosis en Bogotá.

Un reflejo del drama de las mariposas en flores de latón, debido a la destrucción de su hábitat.
Foto:Mateo Duque

Esta exposición marca un cambio en su trayectoria artística, más dedicada a figuras realistas de animales en formatos de gran tamaño. ¿Por qué?

Este cambio se debe a un deseo de explorar temas más relevantes y urgentes en la sociedad. Mientras que las figuras realistas de animales son una forma de expresar belleza y conexión con la naturaleza, "Sobredosis" representa un compromiso con la sociedad y un deseo de provocar reflexión sobre el mundo contemporáneo

En todo caso, los animales salvajes tienen una belleza y una esencia únicas que pueden transmitir muchas emociones y, por lo tanto, sigo disfrutando pintarlos.

Cuéntenos un poco sobre su camino por el arte, tanto desde la gestoría como desde la creación.

Desde niña, siempre he sentido una profunda conexión con el mundo de las manualidades. Recuerdo pasar horas creando pequeños proyectos, cortando, pegando y dando vida a mis ideas. Esta pasión por el arte y la creatividad fue el primer indicio de lo que más adelante se convertiría en mi camino profesional.

Canalicé mi amor por la estética y el diseño al estudiar diseño de modas. Exploré diferentes técnicas y estilos, y descubrí la importancia de la creatividad en cada prenda que diseñaba. Esta etapa fue fundamental para desarrollar mi visión artística y me permitió entender el impacto del arte en la vida de las personas.

Después de mis estudios, comencé a trabajar en Bancolombia como asistente de relaciones públicas. Colaboré en la creación de la sala de arte del banco, una experiencia que abrió un nuevo capítulo en mi vida. La exposición a diversas obras y artistas me inspiró y acrecentó mis ganas de pintar al óleo, un medio que siempre había admirado pero que nunca había explorado.

Cuando dejé mi puesto en el banco, supe que era el momento de dedicarme plenamente a mi pasión por la pintura. Tomé clases de la técnica del óleo con la talentosa maestra María Elvira Aparicio, quien me guio en este nuevo viaje. Cada día que pasa, mi amor por la pintura se fortalece y siento una gratitud inmensa por poder expresarme a través de ella.

Su padre era colombiano y su madre, argentina. ¿Cree que esa dualidad cultural influye en su obra?

Definitivamente, la dualidad cultural influye en la vida de cualquiera y por lo tanto en su obra.

Me acuerdo de que, cuando era niña, en mi casa materna había una pata de elefante que decoraban con ramas de eucalipto. Entiendo que venía de una cacería en África, que había hecho mi abuelo argentino. Siempre pensaba que era una crueldad que el pobre animal muriera solo para adornar un rincón. De mayor fui a un safari en África y sentí de manera más profunda mi pasión por los animales salvajes. En ese orden de ideas, creo que todo lo que uno vive influye en lo que uno es.

¿Qué proyectos tiene ahora?

Actualmente, estoy trabajando en animales que deje tirados para hacer esta exposición, así que es muy posible que la próxima se la dedique a ellos.

Juanita Samper Ospina

Corresponsal EL TIEMPO

Madrid (España)

@SamperJuana

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