Un entrenador de fútbol es un estratega bajo constante amenaza de despido. Duerme con la etiqueta de salida bajo la almohada. Tiene la maleta hecha desde que llega. Necesita de todo un campeonato para triunfar; pero le bastan un par de derrotas para estar bajo la guillotina. Y si la casa ya arde, es el elegido para entregar su cabeza: es el culpable más certificado.
Parece que les gustara el peligro. Estar ahí para dejar de estar. Vivir del elogio efímero y aguantar la crítica permanente. Son quienes deben explicar, ojalá en buenos términos, por qué se pierde. Los dirigentes los contratan para que el equipo gane. Pero no hay tiempo de espera. El resultado viene afilado. En el actual campeonato colombiano, a la fecha 7, ya han caído 3 entrenadores: Pablo Peirano, de Santa Fe; Juan Carlos Álvarez, de Chicó, y Alexis García, de La Equidad. Y, tal como avanza el torneo, se avecinan nuevos despidos.
Pablo Peirano, DT de Santa Fe. Foto:Santa Fe
Profesión peligro
En épocas de crisis, los focos apuntan hacia el entrenador. El dirigente no se va a ir. A once futbolistas no los echa nadie. Cuando la afición reclama, el DT desciende al infierno. Es la dinámica del fútbol. Los entrenadores conviven con eso.
Julio Comesaña, técnico colombourugayo, está curtido en este oficio, y opina sobre la realidad de los entrenadores:
“Los contratos son para respetarlos. Si el entrenador reconoce que agotó todas sus posibilidades y no funciona, entonces se llega a un acuerdo y se retira. De lo contrario el club debe respetar y si lo echa debe pagar todo el contrato", dice.
Julio Comesaña Foto:Óscar Berrocal. Agencia Kronos
"La presión es un tema que el entrenador debe conocer y aceptar. Hace parte de la profesión. En esto incide mucho la opinión del periodismo deportivo que descalifica a los profesionales. Las críticas hay que aceptarlas, pero el periodista no es quién para estar a cada rato diciendo si alguien se debe ir o se debe quedar. Un entrenador que logre armar un plantel y ponerlo a funcionar como equipo debe tener un mínimo de seis meses para juzgar su trabajo y exigir resultados”, agrega.
Peirano se fue de Santa Fe después de una final perdida, un cuadrangular muy malo y la reciente eliminación de la Copa Libertadores, que fue su puerta de salida, más allá de que el equipo no estuvo a la altura en la serie contra Iquique: botaron 4 penaltis... El técnico, como reza su mejor defensa, no puede entrar a patear. Sus límites son esa prisión de la zona técnica.
Santa Fe vs. Deportes Iquique Foto:AFP
Bien lo dijo Jorge Valdano –exjugador, extécnico, comentarista y escritor–: “El DT es parte del juego, pero los partidos en ocasiones los inclina el árbitro, en otras el azar y en muchas otras los aciertos o los funestos errores de los jugadores, mientras que el DT mira desde afuera”.
La hoja de vida del DT de fútbol debería venir con una aclaración: me gusta el peligro. Contratado.
Óscar Héctor Quintabani. Foto:Archivo EL TIEMPO
Óscar Quintabani es otro DT con larga trayectoria en Colombia. Su último equipo fue el Quindío de la categoría B. Opina: “No es una novedad la presión a la que están expuestos los entrenadores de fútbol en estos tiempos. ¿Motivos? Muchos, pero prevalece el resultado... El fútbol maneja unas pasiones complejas. Alrededor de una pelota giran jugadores, técnicos, la historia, hinchas, directivos, periodistas y otros entes. El fusible siempre es el director técnico”.
Por su parte, Eduardo Lara, cuyo último equipo fue Once Caldas en 2021, considera: “Nuestra profesión es una cosa de locos. Nosotros ganamos 3 partidos y estamos en lo más alto, perdemos 2 y nos empiezan a mirar con ojos diferentes. Cuando llegamos tenemos los ojos azules, y después de los resultados ya uno se da cuenta de que con cualquier descalabro el DT es el que sale. Así se maneja. Uno vive con esa presión y uno se acostumbra”.
Eduardo Lara, extécnico del Once Caldas. Foto:Dimayor - Vizzor Image
El directivo contrata al DT, le entrega una nómina, generalmente planificada en conjunto. Pero ante la emergencia, su decisión más sencilla es cambiar esa tuerca, no la maquinaria. Pasa en los equipos grandes, pasa en todos. La Equidad acaba de sacar a Alexis García, que estaba desde 2020 en su segundo ciclo. Sin embargo, se trata de un ejemplo de estabilidad.
Alexis García entrenador de La Equidad. Foto:EFE
Carlos Mario Zuluaga, el presidente de La Equidad, defiende los procesos, que son tan extraños hoy en día:
“El entrenador merece respeto para su trabajo y este se inicia con darle tiempo para que el proceso arroje resultados. No creo en los resultados inmediatos, eso es más suerte que trabajo. La planificación, implementación y seguimiento son pasos necesarios para conformar un buen equipo”, dice Zuluaga.
Ser entrenador de fútbol es un trabajo bajo presión: una profesión peligro.
PABLO ROMERO
Reactor de DEPORTES
@PabloRomeroET