En la Colombia profunda, en un remoto municipio de Antioquia, una mujer campesina dice “en los libros encuentro la respuesta a muchas de mis enfermedades”, los libros a los que la mujer se refiere son los que le ha entregado la fundación Secretos para Contar, que desde hace 20 años ha escrito, editado, impreso y llevado los libros a esos remotos lugares donde por lo general se estudia hasta quinto de primaria.
El comienzo de la fundación se remonta al 2001, un finquero de Antioquia les dio en Navidad libros a sus trabajadores, uno de aves y otro de árboles, poco después, caminando con el trabajador de la finca, este empezó a hablarle de las especies nativas que había en el lugar, de los animales que vivían allí y de cuáles hacían nidos, hecho que le sorprendió y le preguntó: -ve y vos pues ¿cómo por qué sabes tanto de eso?- a lo que el trabajador le respondió que lo leyó en los libros que él les había dado, libros que había leído varias veces porque eran los únicos que tenía.
Al finquero le quedó sonando la idea de que no tenían libros en la comunidad rural por lo que se fue para Proantioquia y les pidió que hicieran una exploración sobre la tenencia de libros en el departamento y efectivamente, encontraron que en los municipios rurales, en esa Colombia profunda que pocos conocen, no tenían libros, solo un par de cartillas de Federaciones, la biblia y el papel periódico con el que les envolvían algunos aguacates y la panela.
Entrega de libros de Secretos para Contar Foto:Cortesía Secretos para Contar
Al ver esta necesidad, es que nace Secretos para Contar, un proyecto editorial que piensa, escribe y diseña libros para las familias del campo.
“Nosotros vamos a los 125 municipios del departamento de Antioquia, pero solamente atendemos ruralidad dispersa, es decir, no vamos a las cabeceras municipales, sino solamente a los a las veredas y a los corregimientos. A esos lugares donde no llegan los programas del Gobierno, donde no llegan más o menos ni la guerrilla” cuenta Vanessa Escobar, directora de educación de la Fundación.
En total, han atendido, 4200 establecimientos educativos y 213. 000 familias rurales y más 12. 000 maestros.
Nuestros editores lo transformaron en un lenguaje tanto para un niño que está aprendiendo a leer como para un adulto mayor que dejó de leer hace rato”
Vanessa Escobar,Directora de Educación
“Nosotros no hacemos los libros de lo que consideremos, sino que hacemos un trabajo con las personas y les preguntamos de qué les gustaría aprender; esa información se tabula y nos da un top 10 de temas y comenzamos a armar los temas del libro; por ejemplo, en el último de salud tratamos temas hasta de nutrición y primeros auxilios, lo escribieron médicos y nuestros editores lo transformaron en un lenguaje tanto para un niño que está aprendiendo a leer como para un adulto mayor que dejó de leer hace rato”, explica Escobar.
Son 730 días en promedio los que duran haciendo este trabajo de campo antes de sacar un libro. En este tiempo visitan escuelas donde tardan hasta tres días llegando para poder hablar con los estudiantes y explorar los temas que van a salir en el próximo libro.
“Hay lugares en los que hay que ir en lancha, en a pie, nos toca ir con las cajas, entonces es uno digamos la es una logística tremenda para poder llegar a esos puntos en donde uno además tiene que concertar con muchos actores para poder pasar y lograr llegar a esos puntos”, explica Vanessa Escobar.
Entrega de libros de Secretos para Contar Foto:Cortesía Secretos para Contar
En la pandemia la situación se hizo más desafiante, pero ante la adversidad nace una solución, y así nació Secretos en Redes.
La Secretaría de Educación de Antioquia del 2020, sacó una circular para que los docentes trabajaran un plan educativo de estas escuelas de la ruralidad dispersa con los libros que tenían los niños que les había entregado la fundación y a través de la red social WhatsApp era por donde los niños estudiaban con los profesores.
“Nosotros nos metíamos a los chats de las veredas, les mandábamos tareas a los profes y a los papás para que los papás pudieran trabajar en casa. De hecho, tenemos unos registros hermosos de la niña con el tío, con el abuelo y con la mamá, haciendo una obra de teatro de un libro de secretos para de un cuento de Secretos, todo a partir de WhatsApp. Cuando se acabó la pandemia lo íbamos a acabar, pero los maestros nos lo siguieron pidiendo y hoy por hoy desarrollamos las guías pedagógicas a los maestros basadas en esos libros”, relata Vanessa.
Con este proyecto la fundación ganó el premio con la Fundación Saldarriaga del Valle por ser un proceso innovador de atender a la ruralidad dispersa en tiempos de pandemia.
Seguir estudiando sin salir de territorio
Hay municipios que se tardan hasta tres días en llegar. Foto:Cortesía Secretos para Contar
La fundación no solo trabaja en pro del desarrollo de los libros para estas poblaciones, sino que está en un proyecto que le apunta a que los niños no tengan que salir de sus territorios para poder estudiar el bachillerato o la universidad.
El proyecto se llama Alianza Era, lo que busca es que esas escuelas o que esos estudiantes de la ruralidad diversa que solamente logran estudiar hasta quinto de primaria puedan acceder al bachillerato y a la universidad en su territorio sin salirse.
“Por ejemplo, a un estudiante de una vereda de Ituango para poder continuar sus estudios le toca salirse de su casa a los 11 años para poder vivir en la cabecera municipal y acabar el bachillerato. Entonces con este proyecto o que hace es generar las condiciones para que en la ruralidad dispersa se abran bachilleratos, hacemos capacitación a los maestros, trabajamos con proyectos pedagógicos productivos y llevamos programas universitarios técnicos y tecnológicos a las veredas”, relata Vanessa.
Historias para contar
Vanessa cuenta con orgullo y admiración una historia que le sucedió hace poco:
“Estaba en una charla en el IDEA contando qué era Secretos para Contar y me pare y le pregunté al público, -¿ustedes saben cómo estudian los niños en el campo?- Y por allá un señor me levantó la mano y me contó que él vivió su infancia en el campo y recibió los libros y yo le dije, -vení, vos quién sos- Y me dijo, -yo soy el director de Alianzas de la Fundación Éxito, pero yo fui un estudiante rural y yo me enamoré de la lectura por los libros de Secretos para Contar-”, cuenta Vanessa.
Este director de alianza de Fundación Éxito es José Villegas, estaba en esa charla y hoy es uno de los que da testimonio de lo que ha pasado con su vida gracias a la lectura.
“Yo estaba en una escuela rural en el norte de Antioquia y yo veía que mi tío leía muchos libros que él tenía pero yo no tenía libros propios y me acuerdo cuando nos dieron tres libros de Secretos para Contar en la escuela y fueron los que sembraron esa semilla que se pudo seguir cultivando y esos libros para mí crearon una sensibilidad y un hábito para el resto de mi vida”, cuenta José.
Como José, hay cientos de historias de niños de escuelas rurales de Antioquia que se han visto beneficiados con los más de ocho millones de materiales entregados entre libros, cartillas, guías pedagógicas y conocimiento en general.
Menores beneficiados de Secretos para Contar Foto:Cortesía Secretos para Contar
“A mí hay una cosa que me sorprende mucho, María, y es que la gente no tiene conciencia de la realidad que viven las personas del campo. O sea, mucha gente no tiene ni idea de que la gente en el campo no tiene internet, que no tiene acceso a libros, que solamente pueden estudiar hasta quinto de primaria. Entonces, la gente es pobre porque quiere ser pobre y no. Eso es lo que queremos cambiar con Secretos para Contar”, enfatiza Vanessa.
Su financiación se da gracias a una red de más de 100 aliados entre público y privado que hacen posible que estos niños hoy puedan tener un libro en sus manos.
MARÍA ALEJANDRA RODRÍGUEZ
SUBEDITORA EL TIEMPO
ARODRIGUEZ@ELTIEMPO.COM