Se mudó a Estados Unidos en familia y cuenta las ventajas y desventajas de emigrar: ‘No hay un americano promedio’

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Diego Sartorio, un argentino, emigró a Estados Unidos junto a su familia en 2005, cuando su trabajo lo llevó a Seattle, una ciudad conocida por ser el centro de gigantes tecnológicos como Microsoft y Amazon. 

El inicio de la adaptación

Diego y su esposa nacieron y se criaron en Buenos Aires. Apasionado por la ingeniería, Diego se graduó de la Universidad de Buenos Aires como ingeniero industrial, carrera que considera fundamental en su vida profesional. 

Durante los siguientes cuatro años, se quedó en la facultad como ayudante de cátedra para retribuir a la UBA lo que había recibido allí.

Junto a su esposa, que es traductora pública, se casó en 1992. A lo largo de los años, Diego rotó por empresas de primer nivel en el área de marketing. En algún momento, surgió una oportunidad de trabajar en Estados Unidos, aunque no prosperó. Sin embargo, esa experiencia sembró en ambos el deseo de concretarlo en el futuro.

A principios de 2001, Diego se asoció para formar una empresa de medios alternativos, pero fue en 2003 cuando comenzó a trabajar en proyectos especiales para Microsoft. 

"Como en todo, las oportunidades las siembras tu y con el tiempo alguna florece. Siempre deje saber en todas las compañías internacionales donde trabajé que, frente a un desafío concreto, estaría dispuesto a mudarme con la familia", dijo. 

La mujer de 30 años decidió ir al trabajo corriendo en Seattle

El hombre se fue a vivir con su familia a Seattle.  Foto:Istock

En 2005, cuando llegaron a Seattle, Diego, su esposa y sus dos hijas se encontraron con una ciudad que distaba mucho de la calidez y la espontaneidad que caracterizan a su Buenos Aires natal. 

"Con el tiempo te empiezas a dar cuenta de que en Estados Unidos hay bastante diferencias culturales dependiendo del Estado en donde caigas. No hay un americano promedio. Por ejemplo, acá en Seattle está mal visto alardear de tu posición socioeconómica y la gente es bajo perfil. Si vas a California te vas a encontrar con algo totalmente distinto. Texas, por ejemplo, es familiar", explica Diego al recordar los primeros meses de su vida en Norteamérica.

Desafíos de adaptación: el sistema educativo y el nuevo hogar

El mayor desafío no fue solo adaptarse a un nuevo entorno laboral o a una nueva cultura, sino también a las necesidades de sus hijas, quienes tuvieron que ajustarse a un sistema educativo diferente. 

A pesar de que la compañía de Diego facilitó la transición, organizando todo desde la mudanza hasta la incorporación a la escuela, el impacto en las niñas fue significativo. 

"Lo que impacta mucho son las relaciones. El ejemplo más evidente es que en Argentina muchos hemos estado desde chicos con los mismos compañeros desde primer grado y ellos se transforman en tu grupo de referencia. Aquí a los chicos se los mezcla todos los años, y si bien eso los ayuda a conocer más gente, no tienen tantas amistades profundas", comenta Diego, al reflexionar sobre la diferencia en las relaciones sociales entre ambos países.

Estados Unidos

El hombre encontró en Estados Unidos una nueva vida.  Foto:iStock

La adaptación familiar y el cambio de perspectiva

Con el tiempo, la familia de Diego se fue adaptando al nuevo ritmo de vida, a pesar de las dificultades iniciales. “Pero en menos de dos años ya estaban en ritmo. Nos aconsejaron que les siguiéramos hablando en castellano en casa porque el idioma inglés lo iban a adquirir igual, la idea era que no pierdan lo bilingüe, así fue. En casa además crecieron viendo series argentinas como 'chiquititas'. Hoy son bilingües, pero en general nos hablan en inglés y nosotros contestamos en castellano”, agregó. 

La vida en Seattle: una ciudad de oportunidades y desafíos

Seattle, una ciudad cosmopolita, no solo es un centro tecnológico sino también un lugar con una alta calidad de vida. Para Diego, esta ciudad representó una oportunidad profesional única. "Estas empresas logran atraer a los mejores en su campo de cualquier lugar del mundo. El nivel de recursos de estas compañías es tan grande que se compara con el PBI de países enteros", afirma y destaca las ventajas de vivir en una ciudad de tal calibre.

“Hace unos años decidí salir de las compañías grandes para manejar mi propia empresa. Una herramienta muy importante fueron los recursos que el gobierno federal destina a ayudar a quienes quieren hacerse cargo de una PYME. Desde ayudar saliendo de garante por una parte de los préstamos que los bancos te dan para financiar una compra, hasta proveer de consultores de negocios gratis para manejar dicha compañía si crees que lo necesitas”, continúa Diego, quien gracias a estas herramientas tuvo la oportunidad de dirigir una constructora por varios años que vendió el año pasado: “Ahora me dedico a asesorar gente que quiere seguir ese mismo camino”.

Diego y su experiencia de vida en Estados Unidos.

Diego y su experiencia de vida en Estados Unidos. Foto:Redes sociales

“El que quiera trabajar no tiene mayores problemas. Además, esta sociedad tiene una alta tolerancia al riesgo empresarial. El costo de emplear gente es bajo. Esto significa que ni bien una de las dos partes deje de querer, se termina el empleo. A nivel estatal hay seguro de desempleo al que uno puede postularse por semana. Dura un tiempo”, dice. 

“El mercado laboral es muy vibrante. Con el tiempo me fui dando cuenta que el americano se suele definir a sí mismo por lo que hace, es decir por su trabajo, mientras que otros lugares como Europa y Latinoamérica el trabajo es solo una faceta”, detalla. 

Sin embargo, también señala las dificultades de integrarse a una sociedad donde el ritmo es muy diferente al de Argentina. "A los argentinos eso nos genera un poco de frustración al comienzo", señala, al referirse a la falta de espontaneidad en la vida diaria.

Reflexiones sobre la emigración y la vida en EE. UU.

Después de más de dos décadas en Estados Unidos, Diego ha tenido tiempo de reflexionar sobre su proceso de adaptación y lo que ha aprendido. 

"Con el tiempo lo que termina pasando es que echas raíces y un día sin darte cuenta dejas de pensar cuántos años más te vas a quedar. Si las cosas siguen bien con la familia y tu trabajo, simplemente reemplazas esa pregunta por una proyección tuya a futuro donde te sigues viendo en ese nuevo lugar que ahora ya llamas tu lugar", afirma, 

Sin embargo, Diego también advierte sobre los desafíos emocionales de emigrar, especialmente en lo que respecta a la vida familiar. 

"Emigrar puede ser una gran experiencia. En lo familiar se van a potenciar todos los temas de pareja, buenos y malos, por lo que es un tema a tener en cuenta frente a una oportunidad de vivir fuera del país. Creo que si tienes suerte en no sufrir desarraigo, una experiencia así te permite crecer y ampliar horizontes personales, profesionales y como familia", comparte.

Diego continúa impulsando proyectos y manteniendo fuertes lazos con su país natal. "Mi familia entera sigue en Argentina y estoy en permanente contacto. Mantuvimos un pequeño departamento allá por lo que volvemos seguido", concluye. 

La Nación (Argentina) / GDA. 

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.

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