En los últimos días, un ciudadano de origen chino, identificado como Haitao Zhang, compartió su experiencia como extranjero privado de la libertad en la cárcel la Picota, ubicada en la ciudad de Bogotá, Colombia.
El hombre habló de su historia antes de emigrar al territorio nacional, las situaciones que tuvo que enfrentar para poder adaptarse en un nuevo país y cómo se dio su proceso de captura a miles de kilómetros de su hogar.
De acuerdo con lo expresado por Zhang en el pódcast ‘Latente’, vivió parte de su vida en Nanjing, una ciudad de la provincia de Jiangsu, pero decidió viajar al territorio latinoamericano debido a que sus padres tenían un restaurante de comida asiática en la capital.
“Empecé a trabajar con mercancía china”, mencionó el invitado para referirse a las actividades que desempeñó tras sus primeros días en Colombia, luego de ayudar a su familia en el negocio de forma temporal.
Sumado a esto, el hombre también señaló que tenía tiendas y almacenes en Bogotá, donde además tuvo la oportunidad de aprender a hablar español, por lo que en un inicio contó con la ayuda de un profesor, pero después el contacto con la gente lo obligó a comunicarse en el idioma local.
“Zhang, ¿cómo termina una persona de nacionalidad china en una cárcel?”, indagó Silvia Espinosa, presentadora del programa audiovisual. En respuesta, el extranjero destacó que fue condenado hace 14 años por secuestro.
El hombre mencionó que en las cárceles de China les hacen trabajar por la comida. Foto:iStock
Frente a esto, el entrevistado señaló que las autoridades llevaron a cabo el proceso de captura mientras él se encontraba en su negocio. Además, explicó que el día en que se oficializó su traslado sintió mucho susto y tristeza por la situación.
Sin embargo, el hombre dijo: “Aquí no es tan malo para mí”, resaltando que ni el personal encargado del centro de reclusión ni las personas que están privadas de la libertad como él lo han agredido o tratado mal.
En cuanto a su condena, Zhang comentó que debe permanecer en la cárcel la Picota de Bogotá por 38 años y siete meses, por lo que poco a poco se ha acostumbrado a la forma en la que bromean los prisioneros.
A pesar de esto, el asiático indicó que no ha podido reunirse con su familia desde el año 2016, debido a que su mamá no se encuentra en condiciones de viajar de forma constante en avión por la edad que tiene.
También habló del contacto que mantiene con la embajada de China, pero confesó que no ha aceptado ninguna ayuda, ya que tiene dos hijos en Colombia, por los que decidió realizar trabajos para rebajar la pena.
Explorando la esencia de China, entre historia y vida actual | El Tiempo
STEPHANY GUZMÁN AYALA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL