PARÍS — A nivel mundial, es el musical francés más famoso. Ciento 30 millones de personas han visto a Jean Valjean enfrentar a Javert, en 22 idiomas; sus personajes oprimidos se han resguardando tras las barricadas en el West End de Londres casi continuamente desde 1985. Todo el mundo conoce “Los Miserables”.
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Todos menos los franceses. “Les Miz”, una adaptación de la novela de gran envergadura de Victor Hugo sobre la justicia, la pobreza y la realidad social de la Francia del siglo 19, nunca ha sido popular en su País de origen. A pesar de haber sido creada por dos franceses, el compositor Claude-Michel Schönberg y el letrista Alain Boublil, sólo se había representado en París dos veces desde la década de 1980. Ahora, una nueva e importante producción, en el Théâtre du Châtelet de París, tiene como objetivo hacer de “Los Miserables” una estrella también en casa.
Durante un ensayo reciente, Schönberg, de 80 años, levantó el puño en el aire mientras el elenco cantaba una apasionada versión francesa del final, “¿Escuchas a la gente cantar?”.
“Regresar a Francia es importante para nosotros, porque es nuestra cultura, nuestra forma de pensar”, dijo Boublil, de 83 años.
En Francia, el regreso a casa de “Los Miserables” se da entre la nueva popularidad de los musicales estilo estadounidense y británico, que han atraído a públicos más nutridos durante la última década. Aun así, tras ocho años de desarrollo, el equipo ha puesto un gran esfuerzo en dar forma a “Los Miserables” acorde a las expectativas francesas.
El público de todo el mundo suele ver la misma puesta en escena, creada por Laurence Connor y James Powell (que reemplazó la producción original londinense en el 2009). Sin embargo, Boublil dijo que había “algo contradictorio en traer una historia francesa clásica en una producción importada, que Gran Bretaña hizo famosa en todo el mundo. Tuvimos que reinventar la forma en que la presentamos”.
La semilla se plantó en el 2016, cuando Boublil vio un nuevo musical francés: “Oliver Twist”. Al entrar a la sala se sentía receloso, dijo, ya que “Oliver!”, la versión musical británica de 1960 del cuento de Dickens, lo había inspirado a adaptar “Los Miserables” a finales de la década de 1970. Sin embargo, quedó cautivado por la narrativa de Ladislas Chollat, el director de “Oliver Twist”, que había desarrollado el proyecto con el productor Stéphane Letellier. “Les dije que deberían ver ‘Los Miserables’”, dijo.
Dieciocho meses después, llevaron los planes para un nuevo espectáculo a Cameron Mackintosh, el productor británico propietario de los derechos del musical, pero que había renunciado a crear una presencia francesa significativa para el mismo.
“Algunas personas encontraban peligrosa la idea de adaptar la obra de Víctor Hugo”, dijo Boublil. “Pensaban que ponerle música la trivializaba”.
Para encontrar un nuevo enfoque para el público galo de hoy, Chollat “ regresó a las raíces” de “Los Miserables”, dijo: la novela de Victor Hugo de 1862.
“Hugo es una especie de alquimista del alma humana, y el libro resuena mucho con el espíritu de rebelión francés, incluso hoy”, dijo Chollat. Su producción compararía a los “miserables” de Hugo con los manifestantes de “chalecos amarillos” que, en el 2018, realizaron un largo movimiento antigubernamental en Francia.
Maxime De Toledo, que dejó Francia para formarse en teatro musical después de ver “Los Miserables” durante sus funciones en París en 1991, dijo que había tenido dudas sobre “rehacer algo que ha funcionado tan bien”. Aún así, De Toledo, que ha desempeñado papeles protagónicos en Broadway y París, dijo que habría aceptado cualquier papel para ser parte de ello. Como el Obispo de Digne, su tiempo en el escenario es limitado, pero ha acogido plenamente a los nuevos “Miserables”.
Chollat “es tan sincero y tan conmovido por la historia que nos conmueve a nosotros también”, dijo De Toledo.