Redadas sorpresa y centros de detención que afectarían a colombianos: así es el plan antiinmigrante que ejecutaría Donald Trump en Estados Unidos

hace 2 semanas 29

Confirmado el aplastante triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales en Estados Unidos contra Kamala Harris, los ojos del mundo se fijan ahora en lo que se viene en enero una vez el republicano asuma oficialmente las riendas de la Casa Blanca.

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A lo largo de la campaña, el expresidente hizo una multitud de promesas que, insiste, hará cumplir desde el primer día. De hecho, ya se sabe que prepara más de 200 órdenes ejecutivas para implementarlas y que abarcan una gran variedad de temas.

Pero, en entre todos ellos, todo indica que los que obedecen a la inmigración -tanto legal como ilegal- figuran más alto.

Se especula, por ejemplo, que más de un tercio de esa primera salva estará dirigida en esta dirección y muy en línea con lo que viene diciendo desde que arribó a la escena pública en el 2015.

Los presidentes, como todos los funcionarios deben adherirse a las normas constitucionales, entre ellas, el debido proceso

En esta ocasión, sin embargo, los expertos predicen una ofensiva antiinmigrante mucho más robusta y con mejores posibilidades de llevarla a la práctica. 

En gran parte porque el “Trump 2.0” tendrá mucho más poder que en el pasado ahora que cuenta con el control del Congreso, por al menos dos años, y una Corte Suprema de Justicia que le es favorable, pues en su primer mandato puso a tres de sus nueve miembros con una clara orientación conservadora, lo que deja las cuentas totales con 6 magistrados afines a esa ideología.

Es más, basado en lo que ya ha dicho el virtual presidente estadounidense –la ratificación oficial de su cargo se dará hasta finales de diciembre-, sus intenciones en el pasado y hojas de ruta -como la diseñada por el Heritage Foundation en su Proyecto 2025 (un plan de la derecha para el primer año del presidente)-, lo que plantea Trump es una reconstrucción total del sistema migratorio estadounidense y la eliminación de muchos de los mecanismos que hoy permiten el flujo de personas hacia Estados Unidos y que, de aprobarse, está pensado para contar con más de 50 años de vigencia.

Política migratoria de Donald Trump provocará un aumento en ola migratoria en frontera con México

Migrantes.

Foto:iStock

¿Qué planea hacer Trump apenas llegue a la Casa Blanca?

Ideas como la deportación masiva e inmediata no solo tendrán que sortear desafíos legales, sino problemas logísticos de gran calado

El qué y el cómo son preguntas que muchos se hacen, pues Trump, a pesar de su constante retórica, ha dado pocos detalles.

Pero, hay algunas que saltan a la vista. Como el de la deportación masiva de indocumentados.

Se estima que en el país hay por lo menos 10 millones de migrantes ilegales (el magnate republicano dice que son muchos más) y el plan es comenzar a expulsarlos desde el primer momento.

Para hacerlo, Trump ha hablado de utilizar al ejército y/o a la guardia federal, armar “campos de concentración” o espacios dónde retener a los indocumentados mientras se procesan sus casos y hacer uso de la fuerza pública para realizar redadas sorpresa, entre otras cosas.

Paralelamente, el otro eje del expresidente estará en cómo controlar la frontera misma.

Ha hablado, entre otras cosas, de suspender de manera inmediata el procesamiento de nuevos pedidos de asilo y, como en su gobierno anterior, acuerdos con otros países para que alberguen a los inmigrantes.

Si bien la mayoría de analistas apuntan que gracias al enorme poder que tiene el presidente virtual en EE. UU. es viable que se aprueben sus órdenes en la materia, la implementación de cada una de ellas sería compleja.

“Los presidentes, como todos los funcionarios -dice Omar Jadwat director del proyecto sobre Inmigrantes en UCLA- deben adherirse a las normas constitucionales, entre ellas, el debido proceso. Es decir, ideas como la deportación masiva e inmediata no solo tendrán que sortear desafíos legales, sino problemas logísticos de gran calado”, agrega.

Para el analista, Trump necesitará de una enorme cantidad de recursos, que, a pesar de ser aprobados por el Congreso, tienen su propia agenda y ritmo.

Adiós a los procesos de reunificación familiar

Esto, en todo caso, las deportaciones exprés son solo la punta del iceberg en su posible agenda migratoria.

Donald Trump, presidente electo de EE.UU.

Donald Trump, presidente electo de EE.UU.

Foto:iStock/AFP

El segundo eje de acción de Trump, y uno que ya ha sido anticipado por el presidente virtual, será anular de entrada todas las órdenes ejecutivas de Biden que considera promigratorias.

Entre ellas, estarían en juego el derecho a permanecer en EE. UU. De las esposas indocumentadas de ciudadanos estadounidenses, los programas de padrinazgo que hoy permiten el ingreso de miles de nacionales de Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba; los Estatus de Protección Temporal para ciudadanos de países como Ucrania, Venezuela, Haití, El Salvador y Honduras; y los programas de reunificación familiar que se aprobaron para ciertos grupos, como el de los colombianos portadores de Green Cards o con doble nacionalidad y que les permite acelerar la llegada de sus seres queridos a territorio estadounidese.

También es probable que el expresidente, como lo hizo durante su primer mandato, intente acabar con el Dream Act, un programa de la era de la administración de Barack Obama que hoy permite la permanencia legal de miles de personas que llegaron al país siendo muy jóvenes, pero de manera irregular.

¿Fin al derecho de ciudadanía por nacimiento?

Entre los planes también figura el intentar acabar con el derecho de ciudadanía que hoy tiene todo el que nace en Estados Unidos, aún de padres indocumentados, aunque para lograrlo sería necesaria una reforma constitucional, pues este es un derecho garantizado por una de las enmiendas a la Constitución, por lo que no se ve fácil.

Gran parte de las medidas que Trump también intentará sacar adelante en su segunda administración hicieron parte de un proyecto de ley que promovió en 2017, pero que no logró que el Congreso de entonces le aprobara.

¿Qué es el Raise Act que Trump quiere revivir en Estados Unidos?

El Raise Act -el nombre del proyecto- proponía eliminar el derecho que hoy tiene los ciudadanos de EE. UU. y residentes legales de ofrecer el mismo estatus a sus padres, hijos y hermanos para acabar con lo que los críticos llaman la “migración en cadena” y sus defensores una manera de preservar los núcleos familiares.

Irónicamente, el camino que utilizaron los padres de Melania Trump (la esposa de Trump nacida en Eslovenia) para convertirse en residentes y que ha sido el pilar de buena parte de la inmigración hacia EE. UU. desde los años 70.

Así mismo, proponía un esquema de adjudicación de los permisos de residencia con fines laborales (o green cards) basado en un escalafón determinado por el manejo del inglés y el nivel de educación y no por las necesidades del empleador.

Aparentan pararse en terreno virtuoso cuando afirman que están en favor de la inmigración, pero no la ilegal, porque no se puede favorecer a los que violan la ley. Lo que no explican es qué de la inmigración legal respaldan porque, en el fondo, tampoco la apoyan

Sumado a reducir a menos de la mitad las admisiones para refugiados (50.000 anuales) y acabar con la “lotería de visados” que distribuía al azar otras 50.000 green cards entre ciudadanos de Europa, África y otras regiones del mundo.

En general, la propuesta era limitar los permisos de residencia otorgados de un millón a 500.000 anuales.

A grandes rasgos, y eso lo dijo abiertamente Trump, la estrategia era favorecer la llegada de personas con niveles más altos de educación de Europa y otras regiones y cerrar el chorro de los provenientes de países pobres, a los que llamó países “letrina”.

Los analistas predicen que todos estos cambios, y muchos más, serán nuevamente propuestos a partir de enero de 2025. Pero, con una diferencia sustancial: las posibilidades de que esta vez sea aprobado son muy reales dado el control absoluto de los republicanos en el Congreso.

Tanto Trump como sus asesores insisten en que el presidente no se opone a la inmigración -que considera necesaria- sino a que sea ilegal.

Pero, de acuerdo con Mike Madrid, un estratega republicano que no comulga con Trump, cree que eso son solo palabras que se usaron en campaña para suavizar la imagen ante el electorado latino.

“Aparentan pararse en terreno virtuoso cuando afirman que están en favor de la inmigración, pero no la ilegal, porque no se puede favorecer a los que violan la ley. Lo que no explican es qué de la inmigración legal respaldan porque, en el fondo, tampoco la apoyan”, afirma Madrid.

Habrá que ver. Pero, si la primera administración Trump fue un preludio de sus plantes contra la migración, la que se viene le apuesta a una conclusión. Armados con el poder legislativo y protegidos por las cortes, el nuevo presidente y los republicanos tienen el camino abierto para, finalmente, ejecutar lo que hasta ahora había sido solo retórica.

SERGIO GÓMEZ MASERI - Corresponsal de EL TIEMPO - Washington

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