A lo largo de la historia, el baile se ha convertido en un método de comunicación efectivo entre los seres humanos, debido a que es considerado una de las formas universales para expresar emociones a nivel social.
Además, es una práctica que tiene un gran impacto en el bienestar de las personas, ya que los movimientos que se realizan al ritmo de la música ayudan a fortalecer tanto músculos como huesos, así como también contribuye con el mejoramiento del equilibrio.
Algunas personas se perciben como seres torpes. Foto:iStock
Sin embargo, en algunas ocasiones danzar en medio de mucha gente puede resultar incómodo para algunos, lo cual está relacionado con ciertos aspectos psicológicos, los cuales suelen estar motivados por las percepciones que se tiene de la autoestima.
De acuerdo con un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Tennessee, Estados Unidos, sentir un rechazo por el baile no es necesariamente un rasgo negativo de la personalidad, por el contrario, puede ser el reflejo de una mala experiencia.
El contexto también influye en el gusto por el baile. Foto:iStock
El análisis publicado en la revista científica ‘Nature Human Behaviour’, explica que existe un componente genético que puede llegar a influir en la capacidad de sincronización del cuerpo con la música y que muchas veces está relacionada con el disfrute de esta práctica.
Si bien el gusto por la danza no es una característica que pueda heredarse de una generación a otra, según la psicología, sí cabe la posibilidad de que la falta de habilidad generé una inseguridad y provoque indisposición frente a este tipo de escenarios.
Algunas personas prefieren no experimentar el placer del baile para no ser juzgadas. Foto:iStock
Esto quiere decir que aquellas personas que se perciben como torpes, pueden desarrollar un temor a ser observadas de forma negativa en eventos en los que hay más gente, por lo que prefieren evitar participar en los bailes para no ser juzgadas.
Frente a esto, los expertos también señalaron que hay seres humanos que se comportan de acuerdo con el nivel de autocrítica que tienen, ya que prefieren no experimentar el placer durante la danza que hacer el ridículo ante la mirada de desconocidos.
El disgusto por el baile no es un rasgo negativo. Foto:iStock
Otro de los elementos que puede influir en las actitudes de rechazo hacia esta práctica es el entorno, debido a que el contexto cultural y familiar ayudan a crear las bases para la interacción social.
A pesar de esto, es importante tener en cuenta que el disgusto por bailar en público no es un defecto o un síntoma psicológico negativo, por el contrario, es una elección personal que refleja los límites que tiene cada ser humano.
¿Qué significa tener siempre el celular en silencio, según la psicología? | El Tiempo
STEPHANY GUZMÁN AYALA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL