La rotunda derrota del único partido político que ha gobernado Botswana desde que obtuvo su independencia hace 58 años ha cimbrado a todo el continente africano.
Conforme a los criterios de
Durante el año pasado, una población joven y enérgica trastocó a los partidos de liberación de la vieja guardia que habían dependido de su fama de los días de lucha contra el colonialismo para mantenerse en el poder.
Esa estrategia parece estar perdiendo su impacto a medida que los jóvenes se convierten en una proporción cada vez mayor del electorado en un continente donde la edad promedio es 19 años, la más joven del mundo.
Muchos jóvenes africanos dicen que les importa menos cuánto sufrió un político luchando contra los colonizadores y más si esos políticos están robando dinero público, proporcionando empleos y respetando libertades básicas, como la libertad de expresión.
En Sudáfrica, la llamada generación de nacidos libres que nunca ha vivido bajo el apartheid tiene mucho tiempo de hacer campaña por un nuevo liderazgo político. Lo consiguieron este año cuando el Congreso Nacional Africano, que había gobernado desde que cayó el apartheid y la democracia se afianzó en 1994, se desplomó por primera vez debajo del 50 por ciento en las elecciones nacionales.
El Partido Demócrata de Botswana, que había gobernado la nación del sur de África desde que se independizó de Gran Bretaña en 1966, pasó de ganar dos tercios de los escaños en el Parlamento hace cinco años a quedar último entre los cuatro partidos que compitieron en las elecciones.
“La aniquilación del PDB es un indicio del descontento y la desilusión que permean las regiones del sur con antiguos movimientos de liberación que están divorciados de las realidades que enfrentan sus ciudadanos”, dijo Rui Tyitende, catedrático en la Universidad de Namibia.
Estas tendencias preocupan al partido gobernante de Namibia, la Organización Popular de África Sudoccidental. El ex movimiento de liberación enfrenta unas elecciones este mes en las que los jóvenes representan alrededor de dos tercios de los 1.4 millones de electores.
El partido de liberación de Mozambique, Frelimo, declaró una victoria decisiva en las elecciones del mes pasado. Pero después de que los observadores informaron de graves irregularidades en la votación, los jóvenes no aceptaron el resultado. Grandes protestas en todo el país resultaron mortales.
La derrota del Partido Demócrata de Botswana se da en un momento en que el desempleo juvenil, del 38 por ciento, supera con creces la tasa de desempleo general de Botswana.
Botswana ahora ha depositado su confianza en Duma Boko, quien, a sus 54 años, es relativamente joven para ser un líder africano.
Boko, un abogado de derechos humanos formado en la Universidad de Harvard, ganó las elecciones con el compromiso de crear medio millón de empleos en una nación de 2.5 millones de habitantes.
Muchos de los partidos de la era de la liberación también hicieron grandes promesas.
Lindiwe Zulu, funcionaria del Congreso Nacional Africano, en Sudáfrica, dijo que no cumplirlas era parte de lo que perjudicaba a los partidos de liberación como el suyo.
“Las demandas de la gente están cambiando más rápido de lo que hubiéramos anticipado”, afirmó.