Explicativo
Se trata de una tradición ancestral que impulsa la sostenibilidad y preserva la identidad cultural.
Este empaque también le brinda un aroma auténtico. Foto: iStock

20.05.2025 11:25 Actualizado: 20.05.2025 11:41
El bocadillo veleño, uno de los dulces más representativos de Colombia, se distingue no solo por su sabor a base de guayaba, sino también por su particular empaque: hojas de bijao. Esta práctica, heredada de saberes indígenas y conservada por generaciones, representa hoy una alternativa sostenible frente al uso de empaques sintéticos.
Según explicó la Fábrica de Bocadillos El Ruíz, ubicada en Vélez, Santander, el uso de hojas de bijao (Calathea lutea) para envolver los bocadillos tiene raíces precolombinas. Los indígenas Muiscas utilizaban estas hojas por sus cualidades conservantes, pues poseen propiedades antibacterianas y antifúngicas que ayudan a preservar los alimentos de forma natural. Además, su aroma característico aporta un toque auténtico que enriquece la experiencia de consumo.
Una hoja con múltiples beneficios
El bijao se ha mantenido como una de las hojas más utilizadas en la gastronomía tradicional colombiana. Marca País Colombia destaca que esta hoja es grande, flexible y resistente, lo que la hace ideal para envolver productos como el bocadillo veleño, tamales o carnes. También señala que su uso aporta aroma, sabor y una estética artesanal apreciada tanto por consumidores locales como por visitantes extranjeros.
La hoja de bijao es parte de un conjunto de 136 tipos de hojas identificadas en Colombia que se emplean como envolturas biodegradables, entre ellas las de plátano, mazorca, helechos y eneas. Estas prácticas, de origen indígena, no solo conservan el alimento sino también promueven el uso responsable de los recursos naturales.
Bocadillo veleño, uno de los bocados dulces más populares del país. Foto:Federico Puyo. Archivo EL TIEMPO
Un modelo de sostenibilidad
El empaque en hojas de bijao representa un modelo de producción más consciente del impacto ambiental. A diferencia de los envoltorios plásticos o de papel, estas hojas son biodegradables y no generan residuos contaminantes. Su cultivo se realiza de forma artesanal, respetando los ciclos naturales y aportando ingresos a las comunidades locales que las recolectan y comercializan.
“La hoja de bijao es una alternativa ecológica que fortalece las economías rurales y evita el uso de empaques contaminantes”, indica la Fábrica de Bocadillos El Ruíz, que ha mantenido esta tradición como parte integral de su identidad productiva.
De acuerdo con Marca País Colombia, el uso de envolturas vegetales podría ayudar a reducir la generación de plásticos, que actualmente produce cerca de 9.000 millones de toneladas de residuos al año en el mundo.
Su empaque podría reducir el uso de plásticos. Foto:iStock
De Vélez al mundo
El empaque en hoja de bijao no solo protege el producto y respeta el medio ambiente, sino que añade valor cultural. Muchos turistas que visitan la región de Vélez se sienten atraídos por la historia detrás del bocadillo y su empaque tradicional. Este componente artesanal lo convierte en un símbolo de identidad y diferenciación frente a productos industrializados.
El uso de la hoja de bijao ha comenzado a replicarse en otros países. Un caso citado por Marca País Colombia es el de un supermercado en Chiangmai, Tailandia, que decidió eliminar el plástico en parte de su oferta de vegetales, utilizando hojas de bijao para empacar productos como pepinos, cebolla larga y pimentones.
El empaque del bocadillo tiene un valor cultural. Foto:iStock
Tradición y futuro sostenible
El bocadillo veleño envuelto en hoja de bijao ejemplifica cómo una práctica ancestral puede ser clave para enfrentar retos ambientales actuales. Su conservación no solo protege una tradición cultural, sino que propone un modelo de producción sostenible que otras industrias alimentarias podrían adoptar.
En palabras de la Fábrica de Bocadillos El Ruíz, “al valorar y preservar este legado ancestral, podemos contribuir a un futuro más verde y sostenible para la industria alimentaria y el planeta en su conjunto”.
Esta práctica ancestral también podría combatir algunos retos ambientales. Foto:iStock
*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de conocimiento público divulgado a medios de comunicación. Además, contó con la revisión de la periodista y una editora.
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SOFÍA ARIAS MARTÍNEZ
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
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