Mentir es una conducta que comienza en la infancia y que, aunque socialmente rechazada, forma parte del comportamiento humano. Sin embargo, cuando la mentira se vuelve recurrente, compulsiva o está motivada por la manipulación, puede señalar la presencia de trastornos psicológicos más profundos.
Según explicaron especialistas citados por 'ScienceAlert' y 'Psytherapy', la mentira patológica está relacionada con la falta de empatía, la impulsividad y, en algunos casos, con condiciones como el narcisismo o la psicopatía.
El lenguaje como herramienta para alterar la realidad
Según un artículo publicado en 'ScienceAlert', a partir de los tres o cuatro años los niños descubren que el lenguaje puede ser utilizado no solo para comunicarse, sino también para modificar la percepción de los hechos. Es en esta etapa del desarrollo cuando empiezan a mentir, en muchos casos sin entender aún las implicaciones morales de hacerlo.
Aunque socialmente se aprende que mentir está mal, se considera una práctica común en la vida adulta. No obstante, existen casos en los que la mentira se convierte en un patrón de conducta incontrolable: es lo que se conoce como mentira patológica.
La mentira puede convertirse en un patrón de comportamiento. Foto:iStock
Mentira patológica y trastornos de personalidad
La tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III) reconocía la mentira patológica como un trastorno en sí mismo, además de ser un síntoma de otros trastornos de personalidad, como el narcisismo o la psicopatía, según destaca 'ScienceAlert'.
Judith Orloff, psiquiatra y autora del libro 'La guía de supervivencia del empático', señaló a 'Business Insider' que estas personas presentan un "déficit de empatía", lo que les impide sentir remordimiento o preocupación por el impacto de sus palabras. “Cuando ellos mienten, no les duele de la misma forma en que nos dolería a nosotros”, explicó Orloff.
En muchos casos, estos individuos ni siquiera son conscientes de que están mintiendo. Para ellos, el objetivo no es el hecho en sí, sino ejercer control sobre los demás. Esta dinámica puede llevar a situaciones de abuso emocional, como el 'gaslighting', en el que la víctima termina dudando de su propia percepción de la realidad.
Puede que la persona no siente empatía. Foto:iStock
Mentirosos compulsivos e impulsividad
No todos los mentirosos patológicos actúan con intención manipuladora. Linda Blair, psicóloga entrevistada por 'Business Insider', afirma que algunos mentirosos compulsivos son simplemente personas muy impulsivas.
La impulsividad, explicó Blair, tiene una base genética y dificulta la reflexión previa antes de hablar. Esto hace que algunas personas digan lo primero que se les ocurre, incluso si es falso, sin tener una intención consciente de engañar. En estos casos, las mentiras pueden estar más relacionadas con una falta de control de impulsos que con una intención maliciosa.
Puede ser por una falta de control de impulsos. Foto:iStock
Las razones emocionales y evolutivas de la mentira
De acuerdo con la psicoterapeuta Natalija, citada por el portal 'Psytherapy', mentir puede funcionar como un mecanismo de defensa. Al manipular la realidad, la persona evita mostrarse vulnerable y se protege del rechazo. Este comportamiento puede tener raíces en experiencias traumáticas tempranas, como crecer en un entorno hostil, donde mentir servía como estrategia de supervivencia emocional.
Además, algunas personas mienten para evitar emociones difíciles como la culpa, la tristeza o la ansiedad. Aunque esta evasión puede ofrecer alivio temporal, los efectos acumulativos suelen generar mayor sufrimiento a largo plazo.
Algunos mienten para evitar emociones complejas. Foto:iStock
Consecuencias en las relaciones y cuándo la mentira se vuelve insana
Tanto 'ScienceAlert' como 'Psytherapy' coinciden en que la mentira sostenida deteriora la confianza y puede destruir relaciones personales y profesionales. Cuando alguien detecta que ha sido engañado repetidamente, sin importar la magnitud de las mentiras, se rompe un elemento esencial: la credibilidad.
“La única forma de escapar de las garras de un mentiroso patológico es ser lo suficientemente fuerte como para decir: ‘Esto no me suena verdadero, así que no puedo confiar en ti’”, señaló Judith Orloff.
¿Cuándo mentir se convierte en un problema psicológico?
Mentir ocasionalmente no implica un trastorno mental. Sin embargo, cuando la mentira es habitual, innecesaria y causa daño a otros, puede indicar problemas como la falta de identidad sólida, baja autoestima o una percepción distorsionada del bien y el mal.
En estos casos, se recomienda buscar apoyo profesional para identificar el origen de esta conducta y trabajar en estrategias terapéuticas que promuevan la honestidad y la empatía en las relaciones.
*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de conocimiento público divulgado a medios de comunicación. Además, contó con la revisión de la periodista y una editora.
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SOFÍA ARIAS MARTÍNEZ
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
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