Los abrazos son una de las formas más universales de expresar afecto, amor o apoyo. Para muchas personas, este gesto de contacto humano representa un momento de conexión emocional.
Sin embargo, no todos disfrutan de estos. Según los expertos en psicología, la aversión a los abrazos tiene raíces profundas que incluyen experiencias infantiles, factores culturales y aspectos biológicos.
Experiencias de infancia y contacto físico
Suzanne Degges-White, profesora de la Universidad de Northern Illinois, señala que la inclinación hacia el contacto físico, como los abrazos, está fuertemente influenciada por las experiencias vividas durante la infancia.
En los entornos familiares donde el afecto físico era una práctica común, las personas tienden a replicar ese comportamiento en su vida adulta.
En contraste, quienes crecieron en familias menos propensas a las muestras de afecto físico podrían sentirse incómodos al recibir este gesto.
La falta de contacto físico en la infancia puede hacer que a la persona no le guste los abrazos. Foto:iStock
No obstante, este patrón no es una regla fija. Degges-White aclara que algunos individuos que no recibieron contacto físico en su infancia desarrollan una necesidad de compensarlo y lo hacen más en su adultez.
Factores culturales y autoestima
El contexto cultural también juega un papel importante en cómo las personas perciben los abrazos.
En ciertas culturas, este gesto es una norma social ampliamente aceptada, mientras que en otras, el contacto físico tiende a ser más reservado. Esto puede influir en cómo una persona interpreta un abrazo, ya sea como algo natural o como un acto invasivo.
Además, la autoestima y la ansiedad social son factores que pueden influir en la comodidad con los abrazos. Según Degges-White, las personas con una mayor autoestima suelen sentirse más a gusto con el contacto físico, mientras que quienes experimentan niveles elevados de ansiedad social tienden a evitarlo.
Personas con mayor autoestima se siente más cómodas con los abrazos. Foto:iStock
El impacto del contacto físico en el desarrollo emocional
Para Darcia Narváez, profesora de la Universidad de Notre Dame, la falta de contacto físico en la infancia puede tener implicaciones importantes en el desarrollo emocional.
La ausencia de este tipo de interacción puede afectar el nervio vago, que desempeña un papel clave en la regulación emocional y la capacidad de compasión.
Asimismo, puede contribuir a un sistema de oxitocina subdesarrollado, dificultando la formación de vínculos profundos con otras personas.
La oxitocina, conocida como la "hormona del amor", es fundamental para establecer conexiones emocionales.
Según Narváez, la carencia de contacto físico en etapas tempranas puede tener consecuencias más profundas en la forma en que una persona se relaciona emocionalmente con los demás.
Cómo respetar los límites personales
Si conoce a alguien a quien no le agraden los abrazos, los expertos recomiendan respetar sus límites personales. Prestar atención al lenguaje corporal puede ser clave: si alguien extiende la mano en lugar de acercarse para un abrazo o se aparta ligeramente, es señal de que prefiere otro tipo de interacción. Es importante reconocer estas señales y optar por formas alternativas de mostrar afecto o apoyo.
Elizabeth Santana
El Universal (México) / GDA.
Cinco minutos de videollamada en lugar de abrazos en cárceles mexicanas
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Universal (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.