El día que Puebloviejo, Magdalena, despertó para celebrar sus fiestas patronales, la tragedia se adelantó en la madrugada con una escena que quedará marcada en la memoria colectiva. Un doble crimen atroz estremeció a la comunidad: dos pescadores fueron torturados y asesinados en una vivienda del sector Casa Loma, y la brutalidad llegó a tal punto que uno de ellos fue decapitado y su cabeza metida en una nevera.
Eran cerca de la 1:00 de la mañana cuando los gritos y disparos rompieron el silencio del pueblo. Los vecinos, aterrados, apenas se atrevieron a espiar entre las rendijas de sus ventanas. Nadie salió, nadie se arriesgó. Solo optaron por llamar a la Policía, pero la ayuda nunca llegó. El miedo se quedó flotando en el aire hasta el amanecer.
Cuando finalmente los uniformados ingresaron a la vivienda, la escena que encontraron era digna de una pesadilla. En una de las habitaciones, dos cuerpos yacían en el suelo con perforaciones de bala y signos de tortura. Pero la verdadera imagen del horror llegó cuando notaron que uno de los cadáveres estaba incompleto: la cabeza no estaba allí.
Siguiendo los rastros de sangre que los asesinos ni siquiera se molestaron en borrar, los agentes llegaron hasta la nevera de la casa. Al abrirla, la realidad los golpeó con toda su crudeza: allí dentro, envuelta en el frío, estaba la cabeza de una de las víctimas.
Dos pescadores y una muerte sin explicación
Las víctimas fueron identificadas como Darío Alfonso Ariza Palacio, de 62 años, y Wilmer Negrete, de 55. Ariza era un hombre conocido y querido en el pueblo. “No se metía con nadie, era servicial y amable. No entendemos por qué lo mataron así de cruel”, lamentó una vecina entre lágrimas.
Wilmer Negrete, en cambio, era un rostro más reciente en Puebloviejo. Había llegado poco más de un año atrás desde Soledad, Atlántico, y se dedicaba a la pesca, como muchos en la comunidad. Pero con el paso de las horas, la historia de Negrete comenzó a salir a la luz. En el año 2023, huyó de Soledad tras verse involucrado en un escándalo de abuso sexual contra una niña discapacitada.
Dario Ariza Palacio y Wilmer Negrete fueron torturados y baleados Foto:Redes sociales
Aunque las autoridades no han confirmado que este hecho tenga relación con su asesinato, la hipótesis de una venganza es la que cobra más fuerza.
Darío Ariza, por otro lado, parece haber sido una víctima colateral. Dio posada a Negrete y le ofreció su hogar, sin imaginar que su generosidad lo pondría en la mira de asesinos sin piedad.
Otro cuerpo, más dudas
Apenas una hora después del hallazgo, la pesadilla en Puebloviejo se hizo aún más profunda. Cerca de la Ciénaga Grande, pescadores encontraron el cuerpo sin vida de un joven identificado como José Aguilar Ayala, conocido en la comunidad como “Nadito”. Tenía 25 años y había salido de su casa en la madrugada del martes sin que su familia volviera a saber de él.
Las circunstancias de su muerte aún son inciertas. Las autoridades investigan si fue víctima de un homicidio o si falleció por inmersión. Pero en un pueblo donde la violencia había cobrado dos vidas de manera despiadada en una sola noche, la coincidencia resultaba inquietante.
El silencio oficial y la indiferencia en las fiestas
Mientras el miedo y la indignación se apoderaban de los habitantes de Puebloviejo, las autoridades locales parecían vivir en otra realidad. No hubo comunicados, no hubo gestos de solidaridad con las familias de las víctimas. En cambio, la celebración de las fiestas patronales continuó como si nada hubiera pasado.
Hoy en Puebloviejo se celebra el día de San José, inician las fiestas patronales en medio del dolor y rompiendo los vínculos comunitarios. Masacres, descuartizamientos, pobreza y exclusión, todas las inequidades; congresistas, gobernador, diputados… la gente está sufriendo
norma veraDefensora Derechos Humanos
La defensora de derechos humanos Norma Vera expresó su dolor ante la indiferencia del poder: "Hoy en Puebloviejo se celebra el día de San José, inician las fiestas patronales en medio del dolor y rompiendo los vínculos comunitarios. Masacres, descuartizamientos, pobreza y exclusión, todas las inequidades; congresistas, gobernador, diputados… la gente está sufriendo."
Por su parte, el analista Lerber Dimas se sumó al clamor de indignación:"Aterrador lo de Puebloviejo. La muerte vuelve al complejo lagunar. Lo más difícil es comprender el nivel desmedido de sevicia. Igual, están celebrando sus fiestas patronales y no por eso dejarán de cantar mañana Poncho Zuleta y Jean Carlos Centeno. Un alcalde coherente las suspendería."
Pero no hubo suspensión. Ni siquiera un minuto de silencio.
Puebloviejo, un municipio de pescadores y tradiciones arraigadas, amaneció con la muerte tocando su puerta. La sangre derramada quedó en sus calles, en las paredes de una casa en Casa Loma, en la mirada de quienes se asomaron a ver el horror que dejó la madrugada. Pero mientras las víctimas eran sepultadas y sus familias lloraban, la música siguió sonando y el pueblo festejó como si el miedo no habitara en cada rincón.
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