Neutralizar a todos sus enemigos, la apuesta de Israel a un año del ataque de Hamás y en medio de un conflicto con Hezbolá

hace 1 mes 85

De Gaza y Cisjordania a Israel, del Líbano a Siria, de Irán a Yemen, el sonido de los tambores de guerra se extiende sin cesar en una región que si bien hace años no conoce la paz, también hacía tiempo que no era testigo de una confrontación tan amplia, peligrosa y devastadora como la que se está viviendo, en la que se han cruzado tantas líneas rojas.

Conforme a los criterios de

La escalofriante decisión del movimiento islamista palestino Hamás de perpetrar, mañana hace un año, la más sanguinaria masacre en la historia del Estado de Israel, marcó un punto de inflexión en las ya habituales tensiones en la región, y abrió la caja de Pandora de una confrontación que no solo desestabiliza a Oriente Medio sino también al mundo, porque justo por allí pasan algunos de los ítems que definen la economía y, en general, la geopolítica del planeta.

Ese 7 de octubre, cientos de militantes de Hamás, siguiendo el libreto de una operación que parecía una misión terrorista suicida e imposible, lograron superar la hasta ese día infranqueable barrera de seguridad israelí y accedieron al territorio para perpetrar la matanza de 1.205 personas, secuestrar a 251 y cometer todo tipo de vejámenes y atrocidades, ante la mirada impotente de unas fuerzas de seguridad consideradas las mejores y más preparadas del mundo, pero que ese día, con toda y su tecnología de punta y sus desarrollos en inteligencia artificial bélica, fueron impotentes para repeler a tiempo los drones, los buldózeres y los vehículos que sin mayor tecnología propinaron el más duro revés. El triunfo de lo análogo sobre lo digital.

Ha habido una escalada peligrosa en la guerra, primero contra el Líbano y ahora, debido a los ataques con misiles contra Israel. Una amenaza de guerra regional

Ante semejante golpe, Israel desató un infierno en la Franja de Gaza, que ha cobrado la vida de más de 41.000 palestinos (la mayoría mujeres y niños), ha pulverizado la infraestructura y los centros urbanos de uno de los territorios más densamente poblados del mundo, ha provocado el desplazamiento forzado de millones y una enorme crisis humanitaria, y ha visto la oportunidad de rediseñar, a punta de golpes de misil, bombas antibúnker y asesinatos de líderes enemigos, la geopolítica de la región

Las devastadoras operaciones contra Hamás y el Hezbolá libanés, también los ataques a los rebeldes hutíes en Yemen, son la reacción a un elemento común: la influencia articuladora de Irán, la gran fuerza que apoya e instiga a estos grupos, que ahora se dicen llamar el ‘eje de la resistencia’ y que han sido los encargados de sostener en los últimos años la guerra indirecta emprendida por el régimen de los ayatolás contra quien consideran su más odiado enemigo. Pero lo de ‘indirecto’ ha empezado a cambiar. Dos han sido ya los ataques frontales de Irán contra Israel: el del pasado 13 de abril con más de 200 drones y misiles, que en su mayoría fueron neutralizados por los sistemas de defensa israelíes, estadounidenses y jordanos, y que por lo visto no pretendían más que mostrar los dientes sin provocar una escalamiento mayor; y el del martes pasado, con 181 misiles balísticos, también al parecer sin mucha pretensión, pero que podría significar una dura respuesta israelí que tendría por blanco la infraestructura petrolera o las plantas nucleares donde a contrarreloj se está enriqueciendo uranio, la gran pesadilla existencial del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de que Irán se convierta en una potencia nuclear.

Frontera de Siria 25/09/2024.- Desplazados libaneses que huyen de los bombardeos esperan en la frontera con Siria el pasado martes. El Ejército de Israel dijo este miércoles haber atacado desde la madrugada más de un centenar de "objetivos" del grupo político y paramilitar Hizbulá en el Líbano, donde ya se superan los 550 muertos desde que el lunes comenzara una campaña de bombardeos israelíes sin precedentes contra el Líbano.EFE/ ACNUR - SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO) -

Desplazados libaneses que huyen de los bombardeos esperan en la frontera con Siria el pasado martes. El Ejército de Israel dijo este miércoles haber atacado desde la madrugada más de un centenar de "objetivos" del grupo político y paramilitar Hizbulá en el Líbano, donde ya se superan los 550 muertos desde que el lunes comenzara una campaña de bombardeos israelíes sin precedentes contra el Líbano.

Foto:ACNUR/EFE

La ‘joya de la corona’

“Israel durante mucho tiempo no decidió tener una guerra directa con Irán porque eran muchas las amenazas de diferentes lados. Ahora, con la situación de Gaza bastante controlada y haber descabezado el liderazgo militar de Hezbolá, cree que más o menos todo está a su favor para un ataque directo a los iraníes. Teherán, por su parte, siempre ha evitado una guerra directa por el hecho de que claramente el poderío militar israelí es superior. Pero me parece que no le quedan muchas opciones, ya que Israel fue por la joya de la corona de la intervención iraní en Medio Oriente, que es Hezbolá. Lo que hizo Irán (con el lanzamiento de misiles) es avisarle a Israel lo que podrían hacer si entran en un conflicto directo. Si uno ve a dónde fueron lanzados los misiles iraníes, la decisión fue no provocar muchas bajas civiles. Fue apretar, pero no romper”, asegura a EL TIEMPO Ezequiel Kopel, analista internacional y experto en asuntos de Oriente Medio.

Un año después, las prioridades de Israel parecen estar cambiando. La invasión o como las llama el alto mando israelí “operaciones limitadas” en Líbano suponen para sus fuerzas de seguridad un desafío diferente, pues se cree que los combatientes de Hezbolá están mejor preparados y tienen más recursos que los de Hamás, sin perder de vista el choque que se podría dar con Irán, ya no a través de sus satélites. Desde el 8 de octubre pasado, Hezbolá lanza cohetes contra Israel en solidaridad con Hamás, pero ya desde antes se sostenían tensiones en el sur del Líbano, las mismas que desencadenaron el conflicto del 2006 e incluso desde la guerra de los 80, en que el país de los cedros ha quedado en medio de la hostilidad entre palestinos e israelíes.

“Israel parece haber llegado a la conclusión de que la guerra en Gaza ha pasado de ser una operación militar a una de contrainsurgencia. Esto le permitió trasladar el foco y los recursos al Líbano –dice Ghaith Al-Omari, miembro del Washington Institute y experto en Política de Oriente Medio y las relaciones árabe-israelíes–. Esto eclipsará a Gaza debido al ritmo rápido y dramático de los acontecimientos, el trágico costo humano que causará y el potencial de la guerra para desencadenar una escalada regional más amplia. Es difícil evaluar si esto conducirá a una confrontación importante entre Israel e Irán. Después del ataque directo de Irán contra Israel utilizando misiles balísticos, lo más probable es que Israel responda de una manera más contundente que después del ataque de abril. La pelota estará en el tejado de Irán. Si decide responder, ya sea contra Israel o contra los aliados árabes de Estados Unidos, entonces probablemente se convertirá en una amplia confrontación no solo con Israel, sino también con los países occidentales”.

Artillería israelí impacta en una aldea en el sur del Líbano.

Artillería israelí impacta en una aldea en el sur del Líbano.

Foto:EFE

La posibilidad de una guerra directa Israel-Irán también es esbozada por Linda Robinson, investigadora del Consejo de Relaciones y experta en asuntos de Oriente Próximo, quien cree que la ofensiva en el Líbano eclipsará la de Gaza.

“Mientras Gaza sigue devastada y con rehenes en cautiverio, ha habido una escalada dramática y peligrosa en la guerra, primero contra el Líbano y ahora debido a los ataques con misiles contra Israel. Una amenaza de guerra regional total. Políticos como Naftali Bennett están instando a Netanyahu a buscar la cabeza del pulpo, para usar su lenguaje”.

Lo del Líbano genera especial preocupación. Un país pequeño, en extremo fragmentado y agobiado por las divisiones sectarias y que parece siempre al borde de una guerra civil, ahora recibe una invasión que pone en vilo su futuro, su soberanía y su integridad territorial, en gran parte rehén de la influencia desestabilizadora de Hezbolá, que es una milicia más fuerte que su ejército nacional. Ya van más de dos mil muertos (más de mil en los últimos días) y 1,2 millones de desplazados, de una población de poco más de 5 millones.

El ejército israelí informó de que Irán lanzó misiles hacia el Estado de Israel el 1 de octubre y pidió a los ciudadanos que "permanezcan vigilantes".

El ejército israelí informó de que Irán lanzó misiles hacia el Estado de Israel el 1 de octubre y pidió a los ciudadanos que "permanezcan vigilantes".

Foto:EFE

Civiles como objetivo

Un año después, es muy inquietante lo que ha venido sucediendo respecto al derecho internacional humanitario y el concepto de objetivos legítimos, daños colaterales y la contención con los civiles. Desde Hamás, que en su ataque del 7 de octubre nunca hizo distinción entre objetivos militares y civiles siguiendo una tesis que ha prosperado en amplios sectores de la sociedad palestina de que como los israelíes, hombres y mujeres, prestan un extenso servicio militar obligatorio, entonces todos son soldados, ergo blancos legítimos.

Mientras Gaza sigue devastada y con rehenes en cautiverio, ha habido una escalada dramática y peligrosa en la guerra, primero contra el Líbano y ahora debido a los ataques con misiles contra Israel. Una amenaza de guerra regional total. Políticos como Naftali Bennett están instando a Netanyahu a buscar la cabeza del pulpo, para usar su lenguaje

Que no dista mucho de lo que sucede del otro lado, en donde se admite como tolerable que en una operación para asesinar a un líder de Hamás, por ejemplo, mueran alrededor de 15 personas de su entorno familiar con la justificación de que el terrorista se esconde dentro de la población civil y la usa como escudo humano, como lo revelaron las investigaciones periodísticas sobre el uso de la inteligencia artificial para detectar potenciales blancos y ejecutar operaciones.

Obvio, en estos últimos 12 meses, ese promedio de 15 se ha multiplicado, pues son derribados edificios y cuadras enteras, si es necesario, para dar de baja a alguno de los líderes enemigos. Daños colaterales, se explica. De los más de 41.000 muertos palestinos, ¿cuántos en realidad eran miembros del Hamás? ¿La lectura es que todos los palestinos son potenciales terroristas? Algo inaceptable para la legislación internacional que podría dar cabida a investigaciones por crímenes de guerra y de lesa humanidad. Al igual que el desplazamiento forzado y la negativa a permitir la entrada de ayuda humanitaria a Gaza.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu

Foto:EFE

¿Y los palestinos, su Estado y su tragedia? Con seguridad pasarán a segundo plano, según los analistas. Es claro que la causa de Hamás está muy lejos de ser la causa de los palestinos, y a partir de todas las violaciones de los derechos humanos, crímenes de guerra y de lesa humanidad que hayan podido cometer tanto Israel como Hamás, nuevos países se han sumado al reconocimiento del Estado palestino, como España, por ejemplo. Pero esto no significa que esa entidad deje de estar en el aire, a pesar de que EE. UU., Europa y otros países consideran que la ‘solución de dos Estados’ es la salida más probable a la espiral de violencia en la región.

“Creo que el problema fundamental es que los sionistas estaban decididos a construir un nuevo Estado judío, pero los palestinos están decididos no a construir su propio Estado sino a destruir el de los judíos –dice a este diario Elliott Abrams, investigador principal de estudios de Oriente Medio en el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) en Washington, y asesor adjunto de seguridad nacional en la administración del presidente George W. Bush, donde supervisó para la Casa Blanca las operaciones de EE. UU. en Medio Oriente–. Su nacionalismo es negativo: contra Israel, no a favor de Palestina. Israelíes y palestinos podrán vivir en paz cuando la gran mayoría de los palestinos acepte que Israel es permanente y deje de apoyar los esfuerzos para destruirlo”.

Para Isaías Barreñada Bajo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, “no se puede reducir la cuestión palestina al conflicto. Palestina es un caso de colonización que no se resolvió en su momento, en los años cuarenta, creándose una anomalía. Israel es un país de colonos que ha mantenido y perpetuado privilegios coloniales: discriminando a sus ciudadanos árabes, expulsando a los autóctonos palestinos y guerreando contra sus vecinos. Hoy Israel busca crear un enorme incendio regional. Véanse sus provocaciones a Irán. La paz debe estar asociada a la justicia, a la igualdad y al cumplimiento del derecho internacional. La pregunta que debería hacerse a los israelíes es: ¿Están ustedes dispuestos a vivir en igualdad y sin privilegios coloniales con sus vecinos?”.

O la reflexión que se planteaba una israelí entrevistada en Jerusalén por este diario: “Somos un país con altos estándares, con los más altos desarrollos tecnológicos, de los que tiene más premios Nobel, con los mejores músicos, artistas, científicos, la única democracia de la región. Pero ¿hasta cuándo podremos vivir bajo amenaza de exterminio, acosados por el ruido de las sirena y escondidos en búnkeres? Eso no es vida”. Del otro lado, ¿qué podría decir un palestino...?

EDUARD SOTO

EDITOR ADJUNTO

EL TIEMPO

CARLOS JOSÉ REYES

SUBEDITOR INTERNACIONAL

EL TIEMPO

Leer Todo el Artículo