Desde niño, Gerson García López escuchaba una historia que lo marcó: la leyenda de su bisabuela bailando con el Diablo. “Mi abuela siempre nos contó muchas historias. De hecho, hay una historia que dice que la abuela de mi mamá bailó tanto, que bailó hasta con el diablo”. Ese suceso representaba para él la memoria y la identidad de Condoto, un municipio lleno de cultura y tradición en el Chocó. Creció en un entorno donde la minería artesanal era el sustento de muchas familias, incluida la suya, lo que le dio una perspectiva clara del esfuerzo y la resiliencia de su comunidad.
Aunque nació en Medellín, Gerson se siente condoteño en esencia. Desde muy pequeño vivió en Condoto, donde sus recuerdos de infancia están ligados a la minería y la cultura de este pueblo de 14.183 habitantes. Recuerda con especial cariño la estatua de la mujer minera y campesina en el parque central, que simbolizaba la lucha diaria de su madre y su abuela en la extracción artesanal de oro y platino. Esta imagen lo acompañó durante su crecimiento y fortaleció su identidad.
El 20 de julio, su cumpleaños, es una fecha especial. Además de celebrar su vida, coincide con los desfiles patrios que llenan de alegría el municipio, donde la cultura está fuertemente influenciada por la música del Pacífico, especialmente la chirimía. Desde niño, esas festividades han fortalecido su arraigo a la cultura y la historia de Condoto.
Gerson García López durante una de sus grabaciones. Foto:JUAN CAMILO RODRÍGUEZ- CORPORACIÓN Pi3nsa
Desde siempre, la cultura estuvo presente en su hogar. Aunque su padre era constructor, conocía muy poco sobre temas culturales, pero su madre era quien le contaba historias de cuando bailaba, cantaba en coros y recitaba poesía en las fiestas patronales. “Creo que mi amor por la cultura viene de mi mamá”, recuerda.
Por otro lado, su abuela era una narradora innata. Fue a través de ella que escuchó la leyenda de su bisabuela, quien danzaba con el diablo al otro lado del río. Crecer con estos relatos despertó en Gerson un profundo interés por la tradición oral y la cultura de su pueblo.
Un día, cuando era niño, una profesora lo invitó a participar en un grupo de danza de la institución educativa. Entusiasmado, corrió a contarle a su madre, pero también con cierto temor, ya que no le había pedido permiso previamente. “Me puse contento y corrí a contarle a mi mamá. Le dije: ‘Mamá, ¿qué tal si entro al grupo de danza? Estaba preocupado porque no le había pedido permiso, pero cuando le conté, me dijo: ‘Eso mijo, hágale, que usted tiene sangre de bailarín”. Con esas frases, comenzó a integrarse en el mundo artístico, convirtiéndose en un gestor cultural comprometido con su comunidad.
Su incursión en el audiovisual comenzó por una casualidad. Siendo músico y junto a su grupo de amigos, “soñábamos con grabar una canción y se nos dio la oportunidad cuando alguien me pidió hacer un jingle para una campaña política. A cambio, nos grabaron una canción llamada ‘Corazón de Metal’. Queríamos subirla a redes y conocimos a Álvaro, quien trabajaba en el sector audiovisual. Nos grabó un video y esa fue la primera vez que estuve frente a una cámara cantando”.
Ese primer contacto con la producción audiovisual despertó su interés. “Luego, Álvaro me invitó a acompañarlo a Nóvita, Chocó, para grabar un documental. Fue la primera persona que me puso una cámara en las manos. Ahí nació mi interés por la fotografía y el audiovisual. Empecé a tomar fotos en presentaciones culturales. Luego hacía pequeños videos con el celular, capturando momentos de la comunidad”. Desde entonces, comprendió el poder de la imagen como una herramienta para contar historias.
Para Gerson, documentar la danza, la música y las costumbres de su pueblo es una forma de preservar la memoria colectiva.
“Nosotros no podemos olvidar de dónde venimos. Crecimos con remedios ancestrales, con nuestras madres y abuelas bateando oro desde la mañana hasta la tarde. Y esas historias, esas imágenes, son parte de lo que somos”.
Su convicción lo llevó a crear un laboratorio de investigación y creación artística en su municipio, donde más de 20 jóvenes aprendieron a contar sus propias historias con recursos básicos.
En 2022, realizó el diplomado de Artes para la Paz con el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, lo que le permitió fortalecer su trabajo en educación audiovisual y creación comunitaria. Con el apoyo de esta iniciativa, logró expandir su impacto y consolidar su labor como mentor, guiando a nuevos talentos en la exploración de la identidad cultural a través del cine y la fotografía.
Gerson fue bailarín, músico y ahora trabaja por su comunidad. Foto:Juan Camilo Rodríguez-Corporación Pi3nsa
Adicionalmente, estuvo en los Laboratorios de Creación Digital ejecutados por la Dirección de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos (Dacmi) en alianza con la Corporación Pi3nsa y Centro Ático de la Pontificia Universidad Javeriana en noviembre de 2024. Este proyecto se enfocó en brindarles herramientas a los jóvenes para poder seguir contando sus historias desde los territorios que habitan.
“Para nosotros ser partícipes de espacios como estos es algo maravilloso porque ayudamos a fomentar la educación y la transformación social mediante la cultura, además de sus diversas formas de poder narrar los territorios”, aseguró Brenda Ramos, directora ejecutiva de la Corporación Pi3nsa.
Por su parte, Andrea Ortiz, comunicadora de Centro Ático, considera que “dar la palabra, poder alzar la voz sobre lo que somos, lo que creemos, lo que queremos que la gente conozca es importante y estos espacios están permitiendo que se lleven a cabo estas actividades en las regiones”.
Además, García comenzó a liderar talleres en varias instituciones educativas y centros culturales, motivando a niños y adolescentes a ser parte de este mundo. Gracias a su esfuerzo, algunos de sus estudiantes han logrado producir sus propios cortometrajes y documentales, destacándose en festivales locales y nacionales. “Verlos contar sus propias historias y encontrar su voz en el audiovisual es una de las mayores satisfacciones que tengo”, afirma.
Actualmente, Gerson sigue buscando nuevas formas de capturar la esencia de su tierra y expandiendo su impacto como formador. Su meta es que más jóvenes encuentren su talento y vean lo audiovisual como una herramienta de empoderamiento y expresión. Mientras su cámara siga en funcionamiento, la historia de Condoto tendrá una voz que la mantendrá viva.