Un operativo de la Policía Federal de Brasil desarticuló una red de corrupción y narcotráfico en la cárcel de Igarassu, en Pernambuco. La operación policial evidenció la existencia de un laboratorio de producción de drogas dentro de la prisión, implicando a presos y a funcionarios penitenciarios en actividades delictivas.
Según la investigación, los reclusos, en complicidad con algunos guardias, lograron montar un completo sistema de producción y almacenamiento de crack. Este último era escondido en paquetes de comida caliente, en un lugar destinado para programas de resocialización, que, por ley, debería estar bajo estricta vigilancia estatal.
La trama criminal operaba a través de sobornos. Los presos pagaban con joyas, celulares y dinero en efectivo a los funcionarios penitenciarios, quienes a cambio permitían la entrada de materiales y otros objetos prohibidos.
Uno de los casos más destacados es el de Eronildo dos Santos, un agente que supuestamente utilizó el dinero del soborno para construir una piscina en su residencia.
El director de la prisión, Charles Belarmino de Queiroz, fue señalado por la Policía como uno de los principales organizadores de este esquema. Otávio Bueno, delegado de la Policía Federal, comentó: "Los funcionarios penitenciarios eran prácticamente socios de los presos en la empresa criminal".
Fiestas y lujos insólitos dentro de la cárcel
La investigación comenzó tras la incautación de un teléfono móvil perteneciente a Lyferson Barbosa da Silva, identificado como el jefe de la red dentro del penal. En el dispositivo se encontraron numerosos vídeos que mostraban una vida de lujos insólitos dentro de la cárcel, incluyendo la disponibilidad de comida y bebida ilimitadas, la presencia de prostitutas y celdas equipadas con videojuegos, sistemas de sonido y luces, además de permitir el ingreso libre de invitados.
El despliegue policial alcanzó su punto culminante el pasado martes 25 de febrero, con la ejecución de múltiples órdenes de búsqueda y captura. Resultado de esto, ocho agentes penitenciarios fueron detenidos, incluyendo al exdirector del penal.
Todos ellos enfrentan ahora cargos de corrupción pasiva, tráfico de drogas, lavado de dinero y pertenencia a organización criminal.
Este caso subraya la grave penetración del crimen organizado dentro de las estructuras estatales destinadas a la corrección y rehabilitación, poniendo en evidencia la necesidad de medidas más estrictas y eficaces para combatir la corrupción y el tráfico de drogas en las prisiones, especialmente en Brasil.
O Globo (Brasil) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.