Unas telas bordadas colgadas en las paredes de un museo son las que impiden que un pueblo, cercano a Cartagena, olvide su historia. Llenas de color, estas obras muestran cómo unos hombrecitos vestidos de negro (que representan a paramilitares), apuntan a los habitantes de Mampuján, mientras que estos toman las pertenencias que tienen a su alcance para huir.
Esto es lo que ocurrió en el 2000, cuando las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), encontraron en este corregimiento de María la Baja (Bolívar), una riqueza única: la unión entre el magdalena, la zona del litoral y la montaña que hacen que estos suelos sean los más fértiles del norte del país. Como resultado, 200 familias fueron desplazadas.
Obra de Museo de arte y memoria de Mampuján Foto:Cortesía de Museo de Arte y Memoria de Mampuján
Esta es una de las imágenes que dan la bienvenida a quien entra al Museo de Arte y Memoria de Mampuján. Lugar, que se ha encargado de contar la historia de sus habitantes desde que eran esclavizados y vendidos en los puertos, hasta la actualidad, en que descubrieron que las tajadas de maduro, la cocina comunitaria y muchos otras preparaciones fueron los que les permitieron sobrevivir y perdonar.
Quienes se han encargado de tejer el pasado con el presente son las madres y abuelas de la comunidad. "Es una entrada y una liberación. A veces uno se siente perturbado. Uno se sienta aquí y siente que puede ayudar a otras personas. Se siembra la paz. Yo puedo partir, pero mi descendencia queda en lo que hago, yo voy a seguir viva a través del museo", dice Rosa Ballesteros, una de las tejedoras y víctima del conflicto.
Este museo exhibe obras hasta de 1,60 metros de longitud y de él han nacido más de 15 tapices. De estos, 11 telares expresan la esencia palenquera con la que la comunidad se identifica, pues en la época colonial, cuando los esclavos salían de San Basilio de Palenque siguiendo las trenzas de que las negras tejían en su cabellera, iban a dar a Montes de María para refugiarse y empezar a construir su vida en torno a la montaña.
De ahí, que muchas de las representaciones artísticas tengan elementos típicos de la cultura africana mezclada con algunas tradiciones que ha adaptado Mampuján de acuerdo con su realidad.
"En los telares se puede ver a personajes tocando el tambor, un instrumento africano. Pero, también la hamaca, que para nosotros tiene una connotación diferente, porque la consideramos como una ambulancia. El centro médico más cercano está a casi 5 kilómetros de distancia, además, las vías en su mayoría son destapadas y en invierno es imposible que un vehículo se mueva por las vías", dice Keila Maza López, quien trabaja en el museo.
Las otras cuatro obras tejidas, que son vistas como las más significativas, retratan el proceso que se vivió en el territorio con el acuerdo de paz y cómo se vivió el conflicto en María la Baja, municipio de Bolívar. Estos, exhiben masacres, desplazamiento, los secuestros que se presentaron, el momento en que se dejaron las armas y el comienzo de la participación en política, entre otros hechos que los han marcado.
El 10 de marzo de 2000 un grupo de 60 paramilitares al mando de Rodrigo Mercado Pelufo, alias ‘Cadena’, entonces jefe del Bloque Montes de María, llegó al corregimiento de Mampuján y ordenó a sus habitantes desplazarse a más tardar en la madrugada, amenazándolos con que de no hacerlo les “pasaría lo mismo que a los pobladores del Salado”, en referencia a la masacre ocurrida un mes antes. Según el testimonio de los pobladores, los ‘paras’ violaron a varias mujeres.
Luego de atemorizar a la población, los paramilitares retuvieron a siete campesinos y los obligaron a guiarlos hasta un lugar conocido como Tamarindo, en la Vereda Las Brisas y luego los dejaron libres. Hacía las cinco y media de la mañana del día siguiente, ‘Cadena’ ordenó que los 150 paramilitares entraran al casco urbano de la vereda Las Brisas, asesinaran y torturaran a 11 personas. Los paramilitares las acusaron de ser supuestos colaboradores de la guerrilla, pero las investigaciones judiciales demostraron que se trataba de campesinos de la zona.
Este fue el costo a pagar, por un territorio en el que abunda el ñame, la yuca y el maíz; en que los suelos son tan fértiles, en que todo lo que se siembra, germina; qué también es un punto estratégico para el tráfico de drogas; y que es considerado como la dispensa agrícola que alimenta a Cartagena, Sucre y Barranquilla.
Aún así, hubo espacio para el perdón
El Museo de Arte y Memoria de Mampuján no solo está lleno de anécdotas difíciles. Entre los telares también hay un tapiz en el que se ve a los habitantes bailando champeta al rededor de un picó o jugando beisbol.
Obra de Museo de Arte y Memoria de Mampuján Foto:Cortesía de Museo de Arte y Memoria de Mampuján
Lo que muestra el gran esfuerzo que hacen las personas por tener presente al "Mampuján de los recuerdos", en el que las familias iban a la plaza con sus gallinas, vacas y hortalizas para hacer intercambios y compartir con otros. También, por que es el Mampuján que se ha reconstruido en los últimos años, tras la firma de la paz en Colombia.
"Somos resilientes porque nos reunimos en comunidad para comer juntos, dialogar en medio de la comida, a formar comunidad, y a fortalecer a la familia. Eso creó resiliencia, con todo lo que nos ha pasado, es para que seamos resentidos. Pero somos personas con una actitud positiva", dice Juana Alicia Ruiz, coordinadora de la Asociación Mujeres Tejiendo Sueños y Sabores de Paz de Mampuján (ASVIDAS).
El Museo que almacena la historia de toda la comunidad es una de las iniciativas, que en su momento, se realizaron de la mano de USAID, para trabajar la paz en Colombia, en especial en los territorios que fueron vulnerados.
Y para crear cada una de las exposiciones que hay allí, las tejedoras se reunieron con los habitantes para que les contaran sus propias versiones de los hechos y retratarlas a través del arte. Además, hay anécdotas de parteras, dinámicas interactivas de frutos y alimentos típicos de la región, que ayudan a visibilizar las diferentes facetas y creencias que tiene la comunidad de Mampuján.
María Jimena Delgado Díaz
Periodista de Cultura
@mariajimena_delgadod