Los dolores en el cuerpo o síntomas poco comunes muchas veces alertan que algo grave puede estar sucediendo con su organismo, pero, ¿alguna vez se ha imaginado que un “guayabo” pueda avisarle que padece de una enfermedad terminal?
Seguramente no, así también lo pensaba Hannah Hill, una madre de gemelos oriunda del Reino Unido, quien descubrió a sus 18 años que tenía un tumor grande gracias a que ingresó al hospital por, presuntamente, “tener una resaca”.
Mientras recibía la atención médica, aunque sus síntomas parecían coincidir con un malestar producto de una noche de copas, quienes estuvieron a cargo de su caso, descubrieron que tenía un tumor cerebral del tamaño de una mandarina.
La noche anterior a su ingreso a urgencias, Hill se encontraba celebrando junto a una amiga el triunfo de su equipo de rugby. Como símbolo de festejo se tomaron algunos tragos, por lo que cuando despertó asoció todo lo que sentía a los efectos “post alcohol”.
Según sus declaraciones todo empezó con unos vómitos repetitivos, y luego, sin recordar cómo, terminó en un hospital. Sobre lo que experimentó sus padres le dieron una explicación, ellos le dijeron que el traslado al centro médico se debió a que convulsionó.
El episodio de la convulsión fue lo que alertó a los padres de Hannah. Foto:iStock
Aunque dos días después de estar internada volvió a casa, la situación apenas empezaba ahí para Hannah, pues se había practicado una tomografía computarizada y una resonancia magnética, ambas con resultados desalentadores.
El diagnóstico
Hill compartió cómo fue su trayectoria con la enfermedad al medio británico ‘Take a Break’. Empezó diciendo la forma en la que se enteró de lo que tenía: “Dos semanas después, una enfermera y un médico nos sentaron a mamá y a mí y me dijeron: ‘Hannah, tienes un tumor cerebral’”.
Tres semanas después de la notificación, todo se tornó en citas médicas y consultas en el Hospital Real de Salford para Hannah, Carol y Peter, sus padres.
De acuerdo con el portal ‘The Christie Charity’, el 27 de septiembre de 2006, justo dos días antes de su cumpleaños número 19, ingresó a cirugía para extirpar el tumor, pero ahí fue que se descubrió el cáncer cerebral, más conocido como glioblastoma.
Este fue el tumor cerebral que tuvo Hannah cuando era joven. Foto:iStock
El proceso después del tratamiento
Luego de 30 sesiones de radioterapia y siete meses de quimioterapias, a Hannah le notificaron que si deseaba ser madre, iba a tener problemas para concebir a sus hijos de forma natural.
Fue hasta julio del 2007 que por fin el cáncer había desaparecido del cuerpo de Hannah. Ya sana, en 2008 emprendió un viaje con sus amigos y familiares, y allí, inesperadamente conoció a su actual esposo, Mike Hill.
Tres años después Hannah y Mike decidieron agrandar su familia y pese a las notificaciones negativas que había recibido entre 2006 y 2007, pensaron en que lo mejor era adoptar.
Sin embargo, no fue necesario, ya que meses después tras experimentar algunos síntomas, descubrió que iba a ser mamá y no de uno, sino de dos niños, los gemelos Alice y Thomas.
Hannah y sus dos hijos en el 2023. Foto:The Christie Charity
En la actualidad, Hannah está sana. Tiene 37 años y sus dos hijos están cerca de cumplir diez años. Para el año 2023, manifestó sentirse muy agradecida con el hospital que la ayudó a mantenerse con vida y participó en obras de caridad del mismo. Hill califica su historia de vida como “un milagro”.
MARIANA SIERRA ESCOBAR
EQUIPO ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO