Aunque sonarse la nariz es una acción cotidiana, la técnica empleada puede influir en la efectividad y en la salud de las vías respiratorias.
Mientras algunas personas optan por aplicar una gran presión, otras prefieren métodos más suaves. Sin embargo, especialistas coinciden en que existe un procedimiento que resulta más seguro y eficiente.
La técnica recomendada por una alergista
La doctora Purvi Parikh, especialista en alergias de Allergy & Asthma Network, recomienda un método de dos pasos que minimiza las molestias y permite una limpieza nasal más efectiva. Para aplicarlo, sugiere lo siguiente:
- Paso 1: tapar un orificio nasal mientras se ejerce presión con el otro.
- Paso 2: invertir el procedimiento para repetirlo en el otro lado.
Este enfoque evita el uso excesivo de fuerza y, además, puede realizarse de manera discreta, sin generar ruidos molestos. Aunque muchas personas presionan el puente de la nariz al sonarse, un estudio publicado en 'Scientific Reports' señala que esta práctica no favorece la eliminación completa de la mucosidad.
Otras opciones para limpiar la nariz
Si bien la técnica de la doctora Parikh es una de las más comunes, existen otras alternativas para mantener las vías respiratorias despejadas.
El doctor Kanwar Kelley, otorrinolaringólogo y cofundador de Side Health, destaca el uso de aerosoles de agua salada y lavados nasales con solución salina. Estas opciones pueden ayudar a eliminar virus, bacterias y alérgenos que se acumulan en la nariz, reduciendo la congestión de manera efectiva.
Recomendaciones para sonarse correctamente
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ofrece una serie de pautas para minimizar riesgos al sonarse la nariz:
- Usar un pañuelo limpio para cubrir la nariz y desecharlo inmediatamente después.
- Lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos. Si no es posible, utilizar desinfectante con base de alcohol.
Riesgos de aplicar una técnica incorrecta
Sonarse la nariz de manera inadecuada puede generar problemas de salud, como:
- Malestar prolongado: una presión insuficiente o mal distribuida puede hacer que la mucosidad quede atrapada en las vías respiratorias, manteniendo la sensación de congestión y dificultando la respiración.
- Sangrado nasal: ejercer demasiada presión puede dañar los vasos sanguíneos dentro de la nariz, provocando hemorragias que pueden ser dolorosas y retardar la recuperación en casos de resfriado o alergias.
- Infecciones de oído: si se aplica demasiada fuerza, el moco puede ser empujado hacia la trompa de Eustaquio, lo que incrementa el riesgo de otitis u otras infecciones en el oído medio.
La Nación (Argentina) / GDA.
¿Para qué sirve nuestra nariz?
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*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada de La Nación (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.