migrar a otro país puede ser extremadamente difícil para algunas personas, especialmente si no se conoce mucho de la cultura o no se maneja el nuevo idioma. Un ejemplo de esto es un hombre de Pensilvania, quien se tuvo que mudar a Puerto Rico por trabajo y duro menos de un año hasta volver a Estados Unidos. "Si tuviera que hacerlo todo de nuevo, pensaría los pros y los contras de una mudanza así", manifestó.
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En 2015, la familia se mudó a la isla caribeña por una oferta de trabajo en una empresa de tecnología médica. El primero en transferirse fue Juan Cruz, quien arribó al territorio en abril. El resto de la familia se sumó en junio, cuando sus dos hijas terminaron el año escolar.
"Mi empresa contrató a una compañía de mudanzas para empacar y enviar nuestras pertenencias y el vehículo de mi entonces esposa. Nos alojaron en un hotel ya que nuestras pertenencias tardarían varias semanas en llegar. Podía sentir que la tensión en la familia comenzaba a acumularse en nuestro nuevo hogar", manifestó en su relato.
Recién a finales de julio pudieron establecerse en una propiedad que alquilaron dentro de la comunidad de Cataño. Sin embargo, el auto de su esposa todavía estaba en camino y eso ocasionó discusiones en el matrimonio. "Ella estaba acostumbrada a hacer todos sus recados durante el día y ahora tenía que esperar a que yo llegara a casa", indicó.
A eso se le sumó la sequía que estaba atravesando la isla en ese entonces, donde tenían que racionar el agua. La tensión comenzó a crecer dentro de la familia, y sus hijas también tuvieron dificultades en adaptarse.
"Inscribimos a mi hija menor en un programa de escuela secundaria en línea ya que no hablaba español, el idioma principal de Puerto Rico. Sin embargo, el aislamiento físico y tener que hacer las tareas escolares de forma independiente afectaron sus calificaciones y su vida social, llevándola a llorar en varias ocasiones", agregó.
El gran obstáculo de no vivir en Estados Unidos
No obstante, lo que terminó por convencerlos de regresar a su antigua vida en Pensilvania fue la soledad. "Solíamos tener familiares a oca distancia en auto e incluso podíamos visitar a algunos después de unas horas de viaje. Ahora, nuestros familiares más cercanos estaban al menos a cuatro horas de vuelo de distancia", enfatizó.
Un año después, su esposa y sus dos hijas aterrizaron de vuelta a Estados Unidos. Juan Cruz se les sumó cuatro meses después, cuando consiguió un nuevo trabajo y pudo dejar la isla sin preocupaciones. "Subestimamos la importancia de la comunidad y lo difícil que podría ser adaptarse a un nuevo lugar, especialmente uno sobre el que no estoy segura de haber investigado lo suficiente", concluyó.