A pesar de abrir las puertas de la COP16 -algo visto como una polémica vitrina- al ministro del Poder Popular para las Relaciones Internacionales de Venezuela, Yvan Gil, el canciller Luis Gilberto Murillo no pudo evitar nuevas críticas del régimen. “Se arrepentirá de la constante intromisión en nuestros asuntos internos”, fueron las palabras de Gil en un mensaje de Telegram este 30 de octubre. ¿Qué pasó?
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El ministro colombiano no dudó cuando tuvo que dar, nuevamente, explicaciones sobre la postura de Colombia frente a las cuestionadas elecciones del 28 de julio en Venezuela: “La postura del Gobierno Nacional sigue siendo clara: la presentación de las actas debe realizarse antes de que culmine el actual período presidencial, el 10 de enero de 2025. De lo contrario, como ya lo ha expresado el señor Presidente, Colombia no otorgará reconocimiento a los resultados”, escribió en X dos días después de recibir en Cali a su homólogo y sostener una reunión bilateral sobre temas de “biodiversidad”.
Lo expresado por Murillo, que en otras palabras significa que Colombia sigue poniendo en duda la legitimidad del proceso electoral que dio por ganador a Nicolás Maduro, contrastó notablemente con la narrativa de Gil durante su visita a Cali, la cual estuvo enfocada en transmitir que las cosas en el país vecino están funcionando normalmente.
“Venezuela es un país libre de presos políticos", fue una de sus polémicas frases, además de calificar de “fabulosa” la contienda electoral de hace más de tres meses.
Ante los micrófonos de la prensa, aflora el chantaje que recibe desde la ultraderecha y de los Estados Unidos de Norteamérica, atacando por la espalda, con falsas narrativas que no es capaz de discutir frente a frente: Yvan Gil
Tales contrastes avivaron el fuego entre Caracas y Bogotá. Para el chavismo, las declaraciones del jefe de la diplomacia colombiana horas después de haberse reunido constituyen un “golpe por la espalda” para un gobierno que considera a Colombia uno de sus pocos aliados en el continente.
"Ante los micrófonos de la prensa, aflora el chantaje que recibe desde la ultraderecha y de los Estados Unidos de Norteamérica, atacando por la espalda, con falsas narrativas que no es capaz de discutir frente a frente", expresó Gil.
“La diplomacia requiere equilibrio y respeto mutuo. La postura del presidente Gustavo Petro sigue siendo la misma desde el principio y no ha cambiado, y es guiada por principios, no por amenazas ni presiones externas. Nosotros continuaremos promoviendo la transparencia y la legitimidad democrática, siempre con un enfoque de no injerencia en los asuntos internos de otros países”, fue la respuesta de Murillo.
Murillo-EE.UU., una relación que no gusta en el chavismo
El ataque del régimen venezolano contra Luis Gilberto Murillo no es nuevo. Durante este año figuras del chavismo han sacudido al exembajador ante los Estados Unidos precisamente por las buenas relaciones, la imagen positiva y el respeto que tienen en el país norteamericano por el ahora canciller.
“Cachorrito del imperio” ha sido una de las calificaciones desobligantes por parte del segundo del chavismo, Diosdado Cabello, nombrado recientemente ministro de Interiores, Justicia y Paz.
Cabe resaltar que, en sus labores como embajador en Washington, Murillo sirvió como interlocutor entre Venezuela y Estados Unidos para llegar a acuerdos que permitieran limitar las restricciones hacia el país suramericano y hacer avances en temas democráticos en el vecino país. Mucho de ese trabajo se perdió ante las determinaciones antidemocráticas del régimen de Nicolás Maduro en la antesala lo comicios presidenciales de mitad de año.
Sin embargo, eso no ha bastado para que Caracas tenga confianza y en cada oportunidad que tienen para reaccionar a las posturas y recomendaciones del Gobierno colombiano sobre los comicios, los palos no van hacia el presidente Gustavo Petro, que es en últimas quien dirige la política exterior del país, sino hacia Murillo.
"Ni usted ni ninguna institución colombiana tienen el derecho y mucho menos la moral para hablar de Venezuela, no es un asunto que le incumba, definitivamente no es su problema", fue el mensaje de Gil luego de que tanto el canciller como su jefe recalcaron que Colombia no reconocerá un ganador en Venezuela mientras no se publiquen las actas electorales.
Incluso, la más reciente visita del gobierno a Caracas–al margen de los viajes a título personal del excanciller Álvaro Leyva- fue hecha por el viceministro de Relaciones Exteriores, Jorge Rojas, un hombre cercano al presidente Petro, a comienzos de septiembre.
"La tensión se mantiene porque el tema de fondo, la presentación de las actas antes de que termine el mandato de Maduro, no se ha resuelto. Mientras Venezuela no de pasos sobre ese particular, cualquier otro encuentro o aproximación se va a ver fácilmente empañado", opina la académica Angélica Rodríguez.
No obstante, considera que "la diplomacia de micrófono da paso a pronunciamientos incendiarios, eso se difunde rápidamente y encuentra mucho eco en los medios, pero generalmente sobre los temas delicados los gobiernos tratan de mantener canales de comunicación que no son públicos, más cuando las relaciones son tan importantes, como es el caso Colombia-Venezuela".
Probablemente, las cosas se pondrán más difíciles para Colombia y especialmente para Murillo a medida que se acerque la fecha de posesión (10 de enero de 2025) para el nuevo mandato de seis años de Maduro y las actas sigan sin aparecer.
JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ
Periodista de Política