Mucho antes de ser elegido como Papa León XIV y convertirse en el líder espiritual de millones de católicos alrededor del mundo, Robert Prevost ya había dejado una huella imborrable en Barranquilla.
Era el año 2002 cuando el entonces Superior General de los agustinos visitó por primera vez el Colegio Liceo de Cervantes, en una jornada que hoy recobra un significado especial entre quienes tuvieron la fortuna de conocerlo.
Fernán Ramírez Meléndez, barranquillero, exreligioso agustino y actual profesor de filosofía del mismo colegio, rememora con calidez su primer encuentro con el sumo pontífice.
No fue propiamente en Barranquilla, sino en el convento de los agustinos en Cundinamarca, donde él se encontraba como seminarista. “Él venía del Perú a traer a unos seminaristas que harían su noviciado. No se limitó a dejarlos; los instaló, los acompañó durante el primer mes, y ahí compartió con todos nosotros de forma muy cercana”, relata.
Para Ramírez, ese gesto habla de un hombre que ya entonces vivía la espiritualidad agustiniana con radical autenticidad: cercana, humilde, humana. “Cuando vino a Barranquilla, no solo visitó a los padres del colegio, también se adaptó a nuestra cultura sin problemas. Comió mojarra, hayacas, tomó agua de panela con limón... Nunca se quejó del calor ni de la comida. No es melindroso. Tiene ese carácter misionero que se adapta a todo”, recuerda entre sonrisas.
León XIV también pasó por la emblemática iglesia San Nicolás, en pleno corazón del centro histórico, acompañando a los sacerdotes agustinos que atienden esa comunidad. Su presencia no fue la de un alto jerarca, sino la de un peregrino más, dispuesto a escuchar, acompañar e inspirar.
Para Jairo Enrique Padilla San Juan, guardia de seguridad del colegio desde 1997, aquel encuentro también fue inolvidable. “Fue una tarde soleada. Yo fui quien lo recibió. Me dijeron que venía un padre norteamericano, pero me sorprendió mucho su dominio del español, que hablaba a la perfección. Era una persona muy amena, sencilla. Lo saludé, lo acompañé hasta la sala donde se reuniría con los padres... Nunca imaginé que años después sería el Papa”, relató con emoción al portal Zonacero.com
Jairo Enrique Padilla San Juan. Foto:Juan Pablo Mercado - Zona Cero
Hoy, mientras en Roma el mundo contempla con esperanza al nuevo Pontífice, en Barranquilla algunos recuerdan que León XIV ya caminó humildemente por sus pasillos, saboreó su comida, sudó con su calor y estrechó las manos de su gente.
Un testimonio silencioso de que, antes de alcanzar la cima del Vaticano, supo pisar con humildad el suelo cálido del Caribe colombiano.
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