"Quienes graban videos para morbosos y violadores exigen respeto por su pudor sexual"; "con Amaranta Hank, hasta preguntarle la hora, es causal de denuncia por acoso", son algunos de los comentarios que circulan en redes sociales tras la denuncia pública de Alejandra Omaña, más conocida como Amaranta Hank, ex actriz de cine para adultos.
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Aunque expresiones como las anteriores surgieron de un acontecimiento más turbio -una denuncia por abuso sexual- , también han desplegado una conversación que gira entorno a la pregunta: ¿Acaso quienes hacen contenido sexual o trabajan en torno al sexo tienen menos derecho de exponer acosos y abusos?
Antes de que Omaña se pronunciara, la noticia era sobre cómo Viviana Vargas, asesora del Ministerio del Interior, había reunido la valentía necesaria para llevar a Diego Cancino, director asignado de la Sociedad de Activos Especiales, ante la Fiscalía. Pues, el 9 de octubre, quien fue viceministro de Interior, le habría hecho tocamientos indebidos en distintas partes de su cuerpo, incluso intentando besarla a la fuerza.
Tras esto, la también periodista santandereana, compartió pantallazos de conversaciones que sostuvo con Cancino, indicando que, de igual forma, había sido hostigada por él.
"Yo no me considero víctima de Cancino. Subí los pantallazos que tenía guardados de la situación que ocurrió en junio, más o menos. Lo admiré como funcionario público, pero nunca nos vimos en persona, solo hablamos por WhatsApp. Un día me llamó muy tarde a decir que quería contarme algo. Me mandó stikers y pensé que no era serio, que estaba borracho. Se puso intenso, cada 30 minutos me llamaba. Me estresé al punto de pedirle que parara de forma respetuosa, aunque tenía ganas de insultarlo, porque me tenía mamada", dijo Omaña a EL TIEMPO
La ex actriz de cine para adultos agrega que hizo la denuncia pública, ya que no espera realizar el trámite ante la Fiscalía, para dar a entender que el caso de Vargas no es aislado, sino que -para ella- se trata de un patrón de conducta. "Ahí uno dice: 'no fui yo sola, hablemos para que el caso tenga resonancia y avance el proceso'".
Ante esto, los usuarios no tardaron en ridiculizar sus palabras por haber pertenecido a la industria pornográfica y con esto se abrió un debate distante del inicial, que plantea hasta qué punto una persona que exhibe su vida sexual, puede hacer estos reclamos.
Sobre la industria del porno y las denuncias por delitos sexuales
"Es doloroso pensar y saber que mucha gente le resta credibilidad a lo que denuncio, por el trabajo que ejercí. Sin embargo, sigo haciéndolo, porque es mi responsabilidad como mujer y ser humano", afirma Omaña, quien anteriormente denunció a Alberto Salcedo Ramos por violencia sexual, pero como respuesta de un juez de la República obtuvo: "No puedo creer en las denuncias de una mujer que ha cobrado por sexo" y absolvió al cronista colombiano, pues, para ese entonces creaba contenido explícito.
Justamente, este juez en primera instancia "la estigmatizó por su oficio bajo estereotipos sexistas -dice Mónica Godoy, antropóloga y defensora de derechos humanos a El Tiempo-, ya que una persona que ha trabajado en porno es una ciudadana con derechos, igual que cualquier otra. Por lo que sus actividades no deben ser consideradas un impedimento para reconocerla como víctima de violencia sexual".
Sin embargo, las autoridades no son las únicas que han señalado a quien era conocida como Amaranta Hank. Al manifestarse frente al caso Cancino, ha recibido ciberacoso y ha sido revictimizada por su actividad económica. Lo que termina por afectar -según cuenta ella- su vida personal de quien inicia este tipo de trámites. En su caso, ella perdió la lívido, sufrió de atracones (trastorno alimenticio) y problemas con su autoestima.
Lo que ignoran muchas de las personas que se burlan en redes sociales, es algo que explica con simplicidad la antropóloga: cualquier conducta que pueda ser considerada como delito, se puede denunciar públicamente y ante las autoridades, ya que están protegidas por su derecho a la libertad de expresión, con la única condición de que sean verídicas.
En letra y papel, la actividad económica de una víctima de violencia sexual es irrelevante para investigar los hechos en que se vio envuelta. Pero, lo que ha vivido Omaña ha sido lo contrario, ya que cada vez que se manifiesta al respecto, fotografías y videos de su pasado se hacen virales, con el objetivo de reducir su voz.
Estos son los estragos que quedan a quienes pertenecieron a la industria sexual, explica Godoy.
"Las protege la Ley 2365 de 2024 sobre prevención, atención e investigación del acoso sexual en el ámbito laboral. Pero, las mujeres que están en la industria del sexo, no dejan de ser quienes pueden correr mayores riesgos de ser víctimas de violencias sexuales y deberían contar con un cuidado especial a causa de la desprotección en la que realizan su actividad de supervivencia".
En medio de la conversación que se está generando por el caso que involucra a Cancino, al menos en redes sociales, se ha puesto mayor atención a la forma en que Omaña se ha manifestado, incluso sobre la misma denuncia de Viviana Vargas, que apenas empieza un camino penal en contra del hombre que la agredió.
Esto, a través de señalamientos que "dejan a relucir una cultura machista en la que se cree que trabajar en la industria sexual es un permiso expreso y eterno para que cualquier persona diga y haga lo que sea sobre el cuerpo de alguien".
María Jimena Delgado Díaz
Periodista de Cultura
@mariajimena_delgadod