Los israelíes, expectantes pero seguros de su sistema de defensa antiaérea ante la respuesta al ataque de Irán

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La compleja realidad que se vive en Israel desde hace casi un año, de una guerra en varios frentes con los distintos miembros de lo que Israel llama el “Eje del mal” (Hamás, Hezbolá y los hutíes) y encabezado por Irán, no detiene al país cuya característica central es un gran empuje en medio de la adversidad, pero que indudablemente influye en el sentir de la gente.

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Y es que el ataque sin precedentes lanzado el martes por Teherán con 181 misiles balísticos no deja de agregar preocupación.

Domo de Hierro de Israel

Domo de Hierro de Israel

Foto:AFP

En especial porque fue una jornada singular en la que la alerta máxima fue anunciada por el Comando de Defensa civil y luego empezaron a sonar las alarmas por doquier. “Sonaron tres o cuatro veces”, comentaba Merav, una mujer de unos 50 años en Tel Aviv. “Lo seguro es que corrimos varias veces al refugio. Por suerte que estábamos cerca, pero los nervios no son nada sencillos”.

Durante la noche del ataque iraní, casi todo el territorio de Israel escuchó las alarmas, de norte a sur, incluyendo Jerusalén, Tel Aviv y las zonas metropolitanas a su alrededor, conocida como Gush Dan.

Cuando suenan las alarmas en el centro, todo el mundo se desespera, pero nosotros vivimos esta situación desde hace un año, sin cesar

“Cuando suenan las alarmas en el centro, todo el mundo se desespera, pero nosotros vivimos esta situación desde hace un año, sin cesar”, comenta con tono crítico Salomón Vilensky, director general del Parque Industrial Dalton en la Galilea, ubicado a cinco kilómetros de la frontera con Líbano donde las alertas suenan prácticamente todos los días por los lanzamientos de cohete por parte de Hezbolá desde Líbano.

Pero Irán es otra cosa.

Si bien el país lidia con esta situación desde hace mucho y las amenazas han sido múltiples tanto desde Gaza, con Hamás, como en el Líbano, con Hezbolá, saber que hay un ataque masivo de Irán en camino y que en cuestión de minutos pueden impactar en tierra muchos misiles no deja a nadie tranquilo. Tampoco ahora, cuando aún se desconoce cuál será la respuesta israelí a ese ataque y los efectos que eso podría desencadenar.

El temor de un impacto existe. Sería ilógico que la gente hiciera caso omiso de ello. Pero al mismo tiempo, lo que incide considerablemente en el sentir general y da cierta calma a la población, es el singular sistema de defensa antiaérea que tiene Israel, único en el mundo, con altísimos porcentajes de interceptación.

En Gedera, algunos edificios resultaron afectados por los misiles de Irán.

En Gedera, algunos edificios resultaron afectados por los misiles de Irán.

Foto:EFE/EPA/ABIR SULTAN

Está compuesto por varias capas. La más conocida es la Cúpula de Hierro, activada más que nada ante los lanzamientos desde Líbano o la Franja de Gaza. Pero están también la Honda de David y Flecha (o Jetz en hebreo). Están todas interconectadas y el cerebro del sistema decide en fracciones de segundos cuál activar, dependiendo de la altura y distancia de las que viene la amenaza en camino. Es decir, del tipo de misil que venga por los aires.

En el caso del ataque iraní, la pieza central fue el sistema Flecha que interceptó gran parte de los misiles.

Los israelíes se sienten realmente protegidos por este sistema y eso les transmite gran tranquilidad. Pero las autoridades del comando de Defensa civil procuran destacar repetidamente que el sistema es realmente excelente, pero no es hermético. Por ende, es imperioso seguir las instrucciones “porque salvan vidas”. Y aquí entran en juego los otros componentes del sistema protector: las alarmas detonadas por los misiles, que alertan a la población, y los refugios. Esto, de la mano estrechamente de la disciplina de la población.

“Con esto no se juega, hay que entrar al mejor refugio que uno tenga y permanecer allí durante diez minutos, ya que puede pasar que caigan a tierra fragmentos del misil interceptado”, dice repetidamente el teniente coronel Guili Shenar del comando de Defensa civil, explicando a la ciudadanía la importancia de actuar con responsabilidad.

Con esto no se juega, hay que entrar al mejor refugio que uno tenga y permanecer allí durante diez minutos, ya que puede pasar que caigan a tierra fragmentos del misil interceptado

Y han sido numerosos los casos de civiles que contaron que al oír las alarmas corrieron con sus familias al refugio y segundos después oyeron el estruendo. Al salir, minutos más tarde, vieron todo destruido a su alrededor.

Hay otro elemento que entra en juego e incide mucho en cómo cada ciudadano y cada familia lidia con la situación: qué tipo de refugio se tiene cerca.

“Tenemos suerte de vivir en un edificio nuevo, así que el refugio está en casa y por supuesto que es la habitación de los niños, para evitar tener que despertarlos si suenan alarmas cuando ya están en sus camas”, dice Shlomo, padre de dos niños pequeños. Se refiere a lo que en hebreo se conoce como “mamád”, una sigla que significa “espacio protegido departamental”. Desde 1992, un año después del primer ataque con misiles hacia la retaguardia israelí por parte del Irak de Saddam Hussein todo nuevo edificio o casa que se construye, por ley, debe incluir esa pieza blindada. De lo contrario, no tiene la autorización de construcción.

Pero hay mucha gente que vive en edificios más viejos erigidos antes de entrar en vigencia esa obligación. Y aquí ya depende cuáles son las posibilidades de cada uno. Normalmente, todos los edificios tienen refugios comunitarios. También hay muchos otros dispuestos a lo largo del territorio. Si se puede llegar a uno de ellos antes de un minuto y medio en el momento que suenan las alarmas ya es algo considerado como un “lujo”. Sin embargo, cuando disparan un cohete desde el Líbano o desde Gaza en la mayor parte de los sitios solo hay 15 segundos para resguardarse. Todo depende de dónde fue lanzado el proyectil.

Beirut (Lebanon), 24/09/2024.- Lebanese people, who are fleeing southern Lebanon, travel with their belongings towards Beirut along the Damour highway, Lebanon, 24 September 2024. Thousands of people fled southern Lebanon after an evacuation warning by the Israeli army, which on 23 September announced that it had launched 'extensive' airstrikes on Hezbollah targets in the country. According to Lebanon's Ministry of Health, at least 558 people have been killed and more than 1,835 have been injured following continued airstrikes on southern Lebanese towns and villages. (Líbano, Hizbulá/Hezbolá) EFE/EPA/WAEL HAMZEH

Los libaneses, que huyen del sur del Líbano, viajan con sus pertenencias hacia Beirut a lo largo de la carretera Damour, Líbano, 24 de septiembre de 2024.

Foto:EFE

La gente sabe: lo mejor es la pieza blindada, luego el refugio en el edificio. Siempre, la instrucción es resguardarse en la pieza más interna de la casa, lejos de azulejos y de ventanas, acostarse en el piso y taparse la cabeza con las manos. Y si uno está en viaje, detener el automóvil, alejarse de él, tirarse al piso con las manos en la cabeza y esperar diez minutos.

Un elemento notorio es que, por un lado, la gente quisiera ver ya el fin de la guerra en todos los frentes, y por otro, muchos consideran que es imperioso alcanzar a asestar duros golpes a los grupos armados que atacan a Israel en sus distintas fronteras, y también a Irán, con la esperanza que ello los convenza de no disparar misiles hacia territorio israelí.

Mientras tanto, se continuará combinando la preocupación y el nerviosismo con el orgullo por la defensa antiaérea.

Pero mientras el país se alista ante un posible escenario de conflicto con Irán, lo cierto es que Israel aún vive el traume del ataque del 7 de octubre de 2023, el que miles de milicianos de Hamás lanzaron una incursión y segaron la vida de 1.200 personas y secuestraron a otras 250 más.

No podemos dejar de luchar por ellos, nos queda poco tiempo

Aquella mañana del sábado 7 de octubre, Hamás logró crear una situación especialmente traumática para Israel. En varias comunidades civiles los milicianos secuestraron a unas 250 personas. Entre ellos había varias decenas de menores de edad, incluyendo niños y un bebé de menos de nueve meses. También ancianos, hombres y mujeres. Los arrancaron de sus casas, en muchos casos vistiendo aún pijamas, descalzos y en medio del horror. De muchos de ellos aún no se sabe nada.

Una niña palestina que sufre desnutrición se sienta en el suelo sobre una manta en el Hospital Nasser en Khan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, el 08 de julio de 2024.

Una niña palestina que sufre desnutrición se sienta en el suelo sobre una manta en el Hospital Nasser en Khan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, el 08 de julio de 2024.

Foto:EFE

“Esto es una noche larga, interminable y una pesadilla”, es un comentario reiterado de boca de los familiares de los secuestrados, que no sólo no saben cuándo ni cómo volverán, sino que tienen la certeza de que sus seres queridos se hallan en condiciones especialmente difíciles.

En estos momentos quedan casi un centenar en Gaza, de los que se presume que unos 33 están muertos.

Todas las familias de los secuestrados viven ya casi un año de angustia y preocupación, aunque no todas encaran la lucha de la misma forma. Hay quienes salen a manifestar en las calles protestando contra el gobierno, acusándolo de haber perdido oportunidades importantes para llegar a un acuerdo con Hamás, y hay quienes consideran que ello es nocivo porque minimiza la culpa del grupo islamista.

Y ahora, cuando Israel intensificó la guerra contra Hezbolá en el Líbano, el temor de los familiares es que ello suma definitivamente en el olvido a los secuestrados. “No podemos dejar de luchar por ellos, nos queda poco tiempo”, dice Einat Zangauker , cuyo hijo Matan sigue secuestrado.

JANA BERIS

PARA EL TIEMPO

JERUSALÉN

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