Los dueños y el fútbol (opinión)

El anhelo de todos los clubes del fútbol colombiano es que el espejo les devuelva el reflejo de Juárez y su fórmula mágica para ser bicampeón en cuatro meses, de los arriesgados dirigentes que lo trajeron a pesar de su nula experiencia, de jugadores que a tantos les parecieron costosos y hoy pagarían con gusto, hasta la teoría de la persecución, que acabó siendo un combustible, la recibirían con agrado. Todos quieren ser Atlético Nacional.

Y en el camino hipotecarían toda promesa de largo aliento, de formación, de estabilidad porque, al final del día, saben que el único proceso sostenible en el deporte es el resultado.

El tema es ¿cuál resultado? Porque para algunos el éxito solo se mide en vueltas olímpicas, mientras que para otros ganar e incluso perder son cuestión de método: apostar a ganarlo todo amplifica las obligaciones, pero sumar solo lo necesario garantiza poca inversión y gran rédito, zona de confort y perpetuidad en el negocio. Por eso no se habla en Colombia de la tercera o la cuarta división.. Pero esa es otra discusión.

La envidia que generan los títulos inmediatos

De vuelta a la inmediatez, al corto plazo como solución de todo, al hipnotismo que solo produce un título (ojalá uno doble), hoy la envidia del gremio es un Atlético Nacional que acaba de comprar crédito suficiente para hacer de su negocio, literalmente, lo que le plazca. Y no es que antes no lo hiciera, es que soportaba mucha presión y debía dar demasiadas explicaciones.

La realidad del campeón es la autonomía absoluta para determinar sus prioridades, sus tiempos y sus utilidades según su criterio y no según el anhelo del hincha que ingenuamente cree que comprar la camiseta o el abono le dan voz o voto en un negocio ajeno. De eso ha vivido Millonarios el último año. De eso vive el fútbol que, cómo diría el pragmatico Ramón Jesurun, "tiene dueños".

Opinión

Jenny Gámez

Editora de Futbolred

@JennyGamezA

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