La crisis vivida con Estados Unidos, con amenaza de guerra comercial incluida, fue quizás el mejor ejemplo de que un solo trino del presidente Gustavo Petro en su cuenta de X (antes Twitter) puede desencadenar todo tipo de incendios y confrontaciones. Y, si bien la gobernanza por redes sociales es un fenómeno en auge a nivel mundial, la comunicación sin filtros del mandatario y sus efectos han vuelto a poner la lupa sobre su pertinencia.
“Dicen que por qué trino tanto: pues porque la televisión solo hace (sic) sino hablar pendejadas y mentiras de mí. Entonces me toca expresarme yo mismo. El trino que puse sobre el tema de los deportados colombianos tiene 33 millones de personas que lo han leído, me va mejor que si me traducen unas personas que a veces ni entienden las palabras que yo digo”, afirmó el jefe del Estado en un evento en Ocaña (Norte de Santander). Esto, tan solo un día después de darse por superado el que la Cancillería llamó “impasse” con el gobierno de Donald Trump, pero que representó, en plata blanca, la mayor amenaza para las relaciones binacionales en casi un siglo.
El episodio con la Casa Blanca retrata los riesgos para el país cuando el primer mandatario se concentra en su celular para, según dijo, utilizar “la dialéctica” para comunicar. El problema es que, con frecuencia, sus mensajes, como se refleja en los muy frecuentes errores en la escritura, no se atienen a lo que se supone que son los protocolos de la comunicación presidencial: planificada, organizada, analizada y, sobre todo, asesorada por los expertos.
Tras la furiosa respuesta de Trump –otro mandatario afecto a las redes sociales–, y mientras un equipo de crisis trataba de apagar el incendio (Luis Gilberto Murillo, Laura Sarabia, Jorge Rojas y Daniel García-Peña), el Presidente seguía su frenética comunicación por X. Hasta invitó a Trump a tomar whisky “a pesar de la gastritis” y amenazó con aranceles de retaliación contra el imperio económico más poderoso del globo.
“Creo que Gustavo Petro elige esta forma de comunicarse porque es la que históricamente le ha funcionado. Además, porque las personas a las que les habla normalmente están en X y él ha encontrado que su forma de estar en las agendas políticas y mediáticas es a través de su uso. Sigue siendo muy hábil para la comunicación política electoral y no de gobierno, y esto hace que siga queriendo posicionarse de la forma en la que más experiencia tiene. En el caso específico de los Estados Unidos, además, existe el hecho de que Trump también es un usuario de la red social y normalmente lo hace de la misma forma que Petro”, apunta Liliana Gómez, directora de la maestría en Comunicación, Tecnología y Sociedad de la Pontificia Universidad Javeriana.
Sin embargo, la experta dice que con esta conducta el mandatario le quita seriedad al cargo que ocupa y se salta conductos regulares. “No está respetando la institucionalidad; está dejando por fuera a otros actores del proceso y está quitando importancia a los hechos. En resumen, creo que está dejando de lado la importancia de la comunicación de gobierno para simplemente permanecer en la agenda, sin importar la forma en la que lo hace”, agrega.
El embajador García-Peña reconoció que no fue consultado por el trino de las 3:41 de la madrugada en el que el Presidente desautorizó el aterrizaje de los aviones estadounidenses con deportados. Ahora bien, en el Ejecutivo dudan que cambie su estilo. Algunos, de hecho, han fallado en su intento por alejar al primer mandatario del calor de ese espacio en el que tiene más de 8 millones de seguidores. Más bien, se han acostumbrado a acudir a las redes para saber cuáles son las líneas que marca su jefe.
Fue por X que anunció la declaración del estado de conmoción interior por la crisis humanitaria en el Catatumbo y la nueva suspensión de la mesa de diálogo con el Eln, la más trascendental de su política de ‘paz total’. También ha despedido y anunciado ministros, y desde allí libra sus batallas contra sus contradictores políticos.
La prensa no se ha escapado de la furia de sus trinos. Desde la Fundación para la Libertad de Prensa han lanzado varias alertas. “Pretende sembrar la duda ante la audiencia sobre la idoneidad de los medios para hacer su trabajo”, dijo la Flip.
“Gustavo Petro es hábil en mantener la atención en sí mismo: él hace, es y constituye la noticia. Toda la agenda mediática recae sobre sí mismo, y nada más inmediato y superficial que 144 caracteres: mensaje rápido, emocional, que crispa nervios y polariza posiciones. Esta forma de gobernar ratifica la posición de ‘el gobierno soy yo’ ”, apunta la consultora en comunicación política Nury Astrid Gómez.
Para el profesor Mario Morales, experto en comunicación política, estamos ante una “involución del relacionamiento del político con sus seguidores”. Este señaló que al principio se veía a las redes como una forma de romper con la mediación en la comunicación y de hablar más directo a los públicos, pero se ha ido degenerando por el abuso de la emocionalidad, la desinformación y por los lenguajes de odio. El Presidente colombiano ha caído en varias de esas prácticas, sobre todo cuando comparte contenidos falsos o lanza mensajes calumniosos, de los que ya ha tenido que retractarse por orden del Consejo de Estado.
No es, por supuesto, Petro el único mandatario alucinado por X. Trump, Nayib Bukele en El Salvador e incluso, en menor medida, Javier Milei en Argentina siguen ese camino, en el que suele quedar por fuera el rigor de los datos y de la historia. La pregunta que el país se hace hoy es si Laura Sarabia, la nueva canciller, logrará lo que no pudo hacer Luis Gilberto Murillo: desactivar la granada que representa para las relaciones internacionales un presidente desvelado y deslumbrado por sus trinos.
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JUAN PABLO PENAGOS
Redacción política