La enfermedad de hígado graso es una de las afecciones hepáticas más comunes y presenta un desafío de salud importante que se puede prevenir y controlar mediante una dieta adecuada. Este órgano vital, el más grande dentro del cuerpo, participa en funciones esenciales como la digestión, almacenamiento de energía y eliminación de toxinas.
Conforme a los criterios de
Sin embargo, cuando se acumula grasa en el hígado, se genera un riesgo significativo para la salud, y es la alimentación uno de los principales factores para su manejo.
MedlinePlus clasifica esta afección en dos tipos: enfermedad de hígado graso no alcohólico y esteatosis hepática alcohólica. Ambas suelen ser silenciosas y asintomáticas, aunque en algunos casos pueden causar cansancio o molestias en el lado derecho del abdomen.
Los alimentos que ayudan a combatir el hígado graso
Según la Academia Española de Nutrición y Dietética, es aconsejable evitar alimentos y bebidas azucaradas, reducir el consumo de sal y restringir las grasas, sobre todo de origen animal, presentes en carnes grasas y en métodos de cocción como frituras y rebozados. Esta entidad sugiere que una dieta para el hígado graso no alcohólico debe contener:
- Frutas y hortalizas: al menos 5 raciones al día.
- Legumbres: entre 3 y 4 veces por semana.
- Cereales de grano entero, ricos en fibra: a diario y adaptados a las necesidades calóricas; se incluyen cereales y arroces integrales o semi integrales, pan integral o semi integral, y copos de avena integrales.
- Alimentos bajos en grasas saturadas y ricos en omega-3: como pescados azules (2-3 veces por semana), frutos secos como nueces y almendras, y semillas oleaginosas como girasol, lino y sésamo.
- Lácteos fermentados: como yogur o kéfir.
- Aceite de oliva virgen extra: como grasa principal en la dieta.
- Café: el consumo moderado, entre 2 y 3 tazas al día, puede aportar beneficios para la salud del hígado.
Además, la vitamina C, presente en frutas como papaya, kiwi, frutos rojos y piña, y en vegetales como pimientos, brócoli, col rizada y coliflor, se ha asociado con una menor incidencia de hígado graso, ayudando a proteger este órgano y reducir el progreso de la enfermedad.
La vitamina D, fundamental para prevenir el hígado graso, puede encontrarse en alimentos como pescados (salmón y atún), queso y yema de huevo. La evidencia sugiere que una deficiencia en vitamina D se relaciona con el desarrollo de esta enfermedad, por lo que su inclusión bajo supervisión es aconsejable para mantener el hígado saludable y prevenir su acumulación de grasa.
Es fundamental recordar que, si planea incorporar algún alimento a su dieta para ayudar a combatir el hígado graso, es recomendable consultar a un especialista. Además, en caso de sospechar que podría padecer esta afección, una visita médica es esencial para obtener un diagnóstico adecuado y establecer un plan de tratamiento personalizado.
Fernando Guevara
El Universal (México) / GDA.
Más noticias en EL TIEMPO
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Universal (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.