A lo mejor, Fabio Nelson no es un líder global. No ha impactado a miles de personas como otros jóvenes que han pasado por esta sección, pero hace lo que puede. Todos los días se levanta a eso: a hacer lo que puede. Vive en Guachené, un municipio del país que, como casi todos los del Cauca, ha sido golpeado por la violencia y la exclusión, pero que también tiene motivos de orgullo como Yerry Mina, el astro del fútbol colombiano, o como Fabio Nelson, que, con enorme sencillez, hoy quiere hablarle al país sobre lo que ha hecho, lo que le preocupa y lo que sueña. Dicen bien que para cambiar al mundo hay que empezar cambiando primero la casa o el entorno en el que uno vive.
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Tal vez esa sea la lección más poderosa de esta entrevista número 40. Que la generación de los de menos de 40 está en todo: en lo grande y en lo pequeño; en la acción climática, en la música, en el arte y en la empresa. A fin de cuentas, son –somos– 33 millones de colombianos por debajo de los 40 años. Por fortuna, esta historia sigue, porque los buenos ejemplos son inagotables y porque si hay buen presente, seguramente habrá buen futuro. La búsqueda de “los 40 de menos de 40”, ciertamente, continúa...
¿Cuántos años tienes?
Yo tengo 33 años. Nací en Puerto Tejada, en El Cauca. He vivido toda mi vida aquí, en este departamento, pero la mayor parte de mi vida he estado en la vereda El Guabal, municipio de Guachené.
¿Cómo eras de niño? ¿Cómo es tu familia?
Yo desde niño siempre he soñado ver mi vereda muy desarrollada, pero de eso te hablo ahora. Yo era inquieto, jugábamos en esa época en las calles los juegos tradicionales, claro, el escondite americano, la rayuela, fútbol, que toda la vida lo hemos hecho. Tengo dos hermanos: el mayor está estudiando Ingeniería Industrial, mi hermana es la menor y ella estudia Psicología en la Universidad Santiago de Cali, y el del medio, que soy yo, me dediqué con mucho esfuerzo a ser ingeniero electrónico. Mi padre siempre fue un líder del pueblo. Él duró 12 años como presidente de la junta de acción comunal y, bueno, yo le heredé esa cosa del servicio público y social.
¿Cómo es ser joven en un municipio como el tuyo en el Cauca?
Esa situación nos ha golpeado durísimo; todo lo del orden público. Me acuerdo de que había –y hay– barreras invisibles, incluso en el mismo municipio de Guachené. En el año 2021, hace como cuatro años, varios amigos míos de mi infancia fueron asesinados. Eso me ha afectado toda la vida. Uno que es de buenas y se salva, pero ver esa situación acá en el municipio de jóvenes quitándose la vida entre ellos, como si nada, me hizo pensar que yo tengo que contrarrestar esto y decidí participar como presidente de la junta de acción comunal, en la cual fui electo.
¿Lo tuyo es la política, entonces?
No. Yo sirvo es para servir, ja, ja, pero sí tengo vena política. Durante varios años mi abuelo fue concejal en Caloto porque nosotros pertenecíamos a Caloto. Entonces Guachené era un corregimiento. Mi papá duró también 12 años en la junta de acción comunal. Ahora yo estoy ejerciendo esta gran labor como presidente de junta, pero también soy empresario y valoro lo que significa serlo. Mejor dicho, cuando te digo que presto un servicio social de verdad es porque lo creo así, amigo.
Ya te pregunto por lo que has hecho como empresario, pero dime antes: ¿cuál es tu más grande reto como servidor de la comunidad?
Bueno, el principal reto que he tenido es que, como te lo mencioné, hemos sido muy golpeados por esta ola de violencia y quiero contrarrestar eso ayudando a los jóvenes, trabajando con los jóvenes. Gracias a la Fundación Propal, que opera aquí en el Cauca, hemos podido saber lo que significa el desarrollo y, con oportunidades, la gente ha disminuido sustancialmente el promedio de violencia en nuestro municipio.
¿Cómo es esa relación con la Fundación Propal de la que hablas?
Mira, en 1998 se crea con varios líderes de la vereda y la Fundación Propal un programa, desde ese entonces llamado Buen Vecino, donde existe una relación entre empresa y la comunidad, y es por medio de esta fundación como nos comienzan a ayudar demasiado en el desarrollo de nuestra comunidad. Voy a citar a mi querido padre y un ejemplo que viene de ahí. Acá los líderes de ese entonces traían la arena de río. Era un trabajo no solo muy humilde, sino muy forzoso. Cuando se crea este acompañamiento con la Fundación Propal, empiezan a repartir comida digna, otros quedan laborando en oficios varios pero dignos, entonces la Fundación cambia las vidas de muchos y hemos podido evidenciar que eso solo se logra cuando hay un trabajo cercano de empresarios y personas de la comunidad. Eso es lo que está pasando aquí, gracias a Dios.
Ahora sí, ¿por qué no me cuentas de tu rol de empresario? ¿Cómo te va con eso?
Sí. Mira, amigo: en el 2022 yo me pongo a ver: “Bueno, ¿qué le hace falta a la industria que tengo aquí a mi alrededor?”. Porque es que nosotros vivimos en una zona industrial. Esta es una zona franca del Cauca, el ingenio La Cabaña, Carvajal Pulpa y Papel, entre otros, funcionan aquí, y me puse a analizar y entonces es ahí cuando decidí con unos primos crear una empresa de estibas, de pino. La empresa está legalmente constituida. Nosotros, pues traemos la madera de Popayán, tenemos el aval de la CRC, el aval del ICA, porque estos son proyectos prioritarios en la región para desempeñar la labor que hoy ejerce nuestra empresa y les damos mucho la oportunidad a jóvenes que en un momento se equivocaron en sus vidas y han sido judicializados.
¿Cómo es eso?
La empresa lleva dos años y, aunque no ha estado fácil el mercado, les damos la oportunidad a estos muchachos. Hay 25 familias a las que les llega el alimento a la casa. Estos jóvenes viven altamente agradecidos, pues la gente no cree en ellos y nosotros sí, y así estamos evitando que se metan otra vez en malos pasos. Usted sabe que el que tira la piedra se olvida de eso, pero el que la recibe no, entonces en grandes industrias es difícil que los contraten, pero aquí en la empresa tratamos de vincularlos a conciencia de que estamos evitando otras cosas y que todo el mundo merece una segunda oportunidad.
¿Y sí se logra el propósito con esos jóvenes?
De verdad que sí. Y vuelvo a hablar como presidente de la junta de acción. Mira, amigo: cuando uno se une en una causa, lo público y lo privado, las cosas cambian para bien. En nuestro comité de educación hay 27 jóvenes con muchas dificultades que ingresaron gracias a Carvajal y a la Fundación Propal con el acompañamiento del Sena y, en este caso, la alcaldía municipal, que nos colaboró con el transporte para que estos jóvenes se desplazaran a estudiar para técnicos en mecánica industrial, y ustedes no se imaginan cómo cambian las vidas de todos estos muchachos.
Fabio, en todo el relato que me has hecho oigo que hablas mucho de la ayuda entre el sector privado y las comunidades, pero la verdad es que se ha instalado un discurso antiempresa que es muy usual en nuestros días. ¿Qué piensas de eso?
¡No, no, no! Que están muy equivocados porque aquí, ustedes lo pueden ver. Nos hemos beneficiado muchísimo de lo que hace la empresa Carvajal o la Fundación Propal, gracias a la industria privada, en general. Esto es un punto muy importante. Eso de que la industria es mala porque ellos son ricos y nosotros no es un pensamiento equivocado. Ellos han logrado sus cosas con gran esfuerzo y gracias a ellos se ve el desarrollo a nivel nacional. Qué sería de nosotros sin esas inversiones y sin esa mano amiga que estamos encontrando en medio de tanta inseguridad y problemas.
¿Qué le dirías, desde Guachené, al Gobierno Nacional?
Al doctor Gustavo Petro pues sí le diría que nos unamos; que la unión hace la fuerza. Que no manejemos diferentes dialectos o formas de comunicarnos que nos separan y que no vayamos en contra del empresario. ¡No, no! Aquí lo que hay que hacer es unirse, buscar las capacidades, las estrategias, pues para que surja el empresario y surja el trabajador. Mire, amigo, aquí ya está en ejecución un programa que se llama Compromiso Territorio. Esto es una unión de fundaciones y de empresas donde ya hoy destinaron 7.000 millones de pesos para ayudar a diferentes comunidades del sur del Valle y el norte del Cauca. ¡Imagínense eso! Van a llegar recursos a diferentes actividades deportivas, sociales, a nuestras comunidades. Por eso yo les digo: unámonos, que eso paga.
Fabio, voy terminando y te quiero preguntar tu opinión por ese conflicto histórico que hay en tu departamento entre afros, indígenas y campesinos...
Sí, es fuerte. Aquí no tanto como en la vereda Llano de Tabla. Ahí está mi colega Jeison, y yo hablo todo el tiempo con él y lo ayudo a mirar la situación y diseñar estrategias. Hay muchas cosas que no salen a la luz, pero hay unas guerras silenciosas duras entre estas comunidades, y uno lo que necesita es que se expongan y que el país les pare bolas y haya un gran experimento de convivencia social que, si se logra aquí, se puede desarrollar en todos lados. Eso esperaríamos del Gobierno Nacional.
¿Tienes hijos?
Pues, en este momento que hablamos está cumpliendo 17 días de nacida una niña preciosa de nombre Marian Nahela Valencia Peña, mi hija.
¿Y qué esperas para ella en el futuro?
Lo que yo quiero para mi hija es que siga los pasos del abuelo, que sea una mujer guerrera, echada para adelante. Antier tuvimos una reunión con la Fundación Propal y me gustó mucho una palabra: ‘resiliente’. Me encantó y me identifico totalmente con esa palabra.
Es que esa es la palabra que se usa para describir a personas como tú y a muchos jóvenes de regiones como el Cauca: resilientes. Gracias por esta entrevista.
Gracias a ti, José Manuel. No nos olviden aquí en esta región con problemas, pero también con muchas soluciones para dar que es el Cauca.
JOSÉ MANUEL ACEVEDO
Para EL TIEMPO
En X: @JoseMAcevedo