Tenía 31 años. Angélica Mayolo no sabía exactamente para qué la habían llamado de la Casa de Nariño. Entonces, ocupaba la presidencia ejecutiva de la Cámara de Comercio de Buenaventura y había logrado tender puentes de entendimiento con los jóvenes que, para esa época, protestaban en todo el país. Creyó que quizá por ahí iba la cosa o que, frente a la difícil situación que enfrentaba el puerto, le pedirían su opinión para levantar rápidamente los bloqueos.
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Lo que no podía imaginarse es que aquel día, el presidente Iván Duque, le ofrecería ser ministra de Cultura, en medio de una de las coyunturas sociales y de orden público más complejas que se han vivido en la historia reciente del país.
La verdad es que Angélica estaba preparada desde hacía mucho tiempo para asumir ese reto y todos los demás que han venido en su vida. Su historia es apasionante y hoy, es una de las líderes más potentes de Colombia y su trabajo es apreciado en instancias internacionales. Ahora tiene 34 años y esta es parte de su historia.
¿De dónde vienes? Háblame de tu familia…
Mira yo soy una privilegiada de tener una familia unida, con valores, hermosa. Mi papá es un maestro, un profesor muy reconocido en Buenaventura porque durante más de 40 años fue maestro de escuelas de inglés y de español y mi mamá, ya también está retirada, es bacterióloga y trabajó en diferentes espacios en Buenaventura y en el pacífico colombiano. Ambos tienen una vocación de servicio social muy fuerte. Yo recuerdo, de niña, ir con ellos al sur del Chocó y a muchos municipios del litoral en los que mi mamá iba en sus brigadas de servicio de salud.
¿Con qué soñabas cuando eras niña, Angélica? ¿Te picó desde chiquita el bicho de la política o qué?
No, en mi casa no hay políticos. Yo lo que creo es que fue más la vocación de trabajo social de mis papás la que se me impregnó a mí. Crecer con eso en la casa fue lo que me hizo a mí pensar que las actividades que yo desarrollara tendrían que ver con todo ese tema. Uno en el pacífico crece viendo pobreza y no le puedes dar la espalda a eso y yo desde pequeña quise ayudar de alguna forma a mitigar esos problemas tan duros.
¿Qué se te viene a la mente cuando te hablo de Buenaventura?
Yo amo a Buenaventura. Digamos que es la ciudad donde me crié y donde tengo los mejores recuerdos del colegio. Pienso, sobre todo, en los atardeceres y en la gente que vive allí.
¿En qué momento dirías que despega tu carrera?
Yo creo que cuando fui jefe de Asuntos Internacionales del Ministerio de Ambiente. Yo ya venía de la experiencia de haber trabajado en la Presidencia, en la Consejería de Competitividad, con una gran mentora de quien aprendí mucho como es Catalina Crane, pero dirigiendo una oficina en un ministerio a los 27 años en la que el trabajo era todo el relacionamiento internacional para la gestión de cooperación internacional ambiental para Colombia y también participar en las negociaciones de tratados ambientales, pues fue la oportunidad de materializar la formación que había adquirido en los años anteriores pero con un nivel de responsabilidad mayor.
¿Te definirías como una mujer de izquierda, de centro o de derecha?
Yo creo que yo soy una mujer de centro. Creo en la institucionalidad, creo en la importancia del sector privado y la libertad de empresa en una nación, pero también creo en la necesidad de la agenda de inclusión y de crear políticas que permitan reducir esa desigualdad histórica que hay en un país como el nuestro y yo creo que yo soy un ejemplo de eso.
Has trabajado con personajes tan disímiles como Maurice Armitage en Cali, Juan Manuel Santos o Iván Duque. ¿Cuál es la clave para que te haya ido bien con todos, a pesar de que piensan diferente?
Yo creo que la disciplina y el compromiso con las actividades que desempeño y, sobre todo, la coherencia. Yo creo que mi única agenda ha sido poner al servicio del país y de la región mis conocimientos de manera comprometida con lo que yo creo y es una agenda de desarrollo que promueve la inclusión. Ese nivel de coherencia y de respeto hacia las prioridades de los diferentes gobiernos en los que he estado, han sido fundamentales para poder estar y poder seguir teniendo excelentes relaciones con quienes me han dado la oportunidad de trabajar con ellos.
Tal vez de todas las posiciones que has ocupado, con menos de 40 años, la de ministra de cultura, es de las más honrosas. ¿Cómo te ofrecieron eso? ¿Recuerdas en qué andabas?
Sí, fue una coyuntura muy particular. Yo era presidente de la Cámara de Comercio de Buenaventura. A mí me llaman del despacho presidencial y me dicen que el doctor Duque quería conversar conmigo sobre la situación de Buenaventura.
Yo estaba apoyando los diálogos con los jóvenes que nos permitieron restaurar la situación en menos tiempo que en Cali y, bueno, realmente con la manifestación social se logró llegar a acuerdos muy pronto y yo fui en ese momento con eso en mente. Tuvimos una charla, relativamente larga para el tiempo que tiene un presidente. Yo creí, en algún momento, que si el Presidente me iba a hacer un ofrecimiento, era algo relacionado con el pacífico o de pronto reactivar la Consejería del Pacífico y pues para mí la verdad fue una gran sorpresa y un honor que me ofreciera ser su ministra de Cultura. Yo acepté porque siempre he creído que los espacios en los que uno está en el sector público son instrumentos para transformar la vida de otros y para generar oportunidades a otros. También lo vi como una gran oportunidad. No siempre te va a llamar un presidente, sobre todo siendo tan joven, a ofrecerte ser ministra.
¿Y ahora en qué andas?
Trabajo para MIT. Estoy dedicada a proponer soluciones a los desafíos ambientales más relevantes en el planeta como el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, entre otros, y específicamente lidero la iniciativa del Foro Afro Interamericano del Cambio Climático en donde creamos investigación asociada a cómo las comunidades negras han ayudado a la conservación de los ecosistemas estratégicos en América Latina y Caribe y el impacto frente al cambio climático y ayudamos a formular iniciativas de soluciones basadas en la naturaleza a comunidades étnicas a lo largo de América Latina.
Claro y todo esto me hace pensar inevitablemente en lo que va a pasar en Colombia a finales de octubre y comienzos de noviembre: la COP 16 en Cali. ¿Crees que estamos suficientemente preparados para ese evento?
Yo creo que sí y es la gran oportunidad que tiene una ciudad hermosa como Cali de posicionar su imagen internacional desde su riqueza natural y desde su potencial. Cali ha sido una ciudad muy golpeada a lo largo de las últimas décadas por la violencia, y creemos que la COP puede representar un nuevo momento de su posicionamiento nacional e internacional, como una ciudad que le apuesta a la sostenibilidad y como esa gran urbe del pacífico colombiano, entre una región que requiere tantas oportunidades y que Cali se convirtió, pues en su gran polo de desarrollo, que recibe gran parte de las personas de la región, como en mi caso.
Dime una cosa: ¿cómo estás viendo el país hoy?
Wow. ¡Qué buena pregunta! Yo siento un país desesperanzado. Siento un país que necesita encontrar más elementos de unidad para la construcción de una visión conjunta de desarrollo y siento un país con unas nuevas generaciones que reclaman mayores oportunidades de inclusión y que no han encontrado respuestas a esas necesidades.
¿Quisieras ser presidente de Colombia, algún día?
Uff. Creo que para cualquier colombiano que ama el servicio, ese sería un gran honor, pero no sé si el proyecto de vida mío, específicamente sea la vocación electoral. Sé que mi vocación sí es el servicio y ser presidente implica, digamos, una apuesta hacia la construcción de una carrera política muy fuerte, pero diría que, como te contesté al comienzo, para cualquier colombiano que ama el servicio público, eso sería un honor.
¿A quién admiras en la vida y por qué?
Siento un país con unas nuevas generaciones
que reclaman mayores oportunidades de inclusión y que no han encontrado respuestas a esas necesidades
Definitivamente a mi abuela. Una mujer que en los años 60, cuando las mujeres no eran el motor económico de sus familias, fue quien trabajó para que mi madre y mi tío pudieran ir a una universidad en Bogotá, siendo una mujer de Buenaventura que solo tenía primaria. La admiro profundamente porque era una mujer comerciante y creo que de mi abuela adquirí el amor por el trabajo, la valentía y muchas otras cosas. Y, bueno, admiro profundamente a Barack Obama también. Yo creo que es un líder global; un referente por su vocación de servicio, por su carisma, por su capacidad de hacer historia.
¿Le vas a Kamala entonces, en esta elección en Estados Unidos?
Total Kamala. Sería la primera mujer afrodescendiente presidente en la historia de Estados Unidos. Además, fíjate yo creo que en las próximas dos décadas vamos a tener mujeres presidentes en Colombia, y eso me llena de ilusión.
¿Qué les dices a los de menos de 40 en este país… algo más de 33 millones de colombianos que hoy tienen menos de 40 años?
Que no podemos permitir que nuestro capital humano se siga fugando. Que tenemos que ayudar a crear grandes soluciones para Colombia. Que este es un país con hermosas oportunidades, con una riqueza cultural, ambiental invaluable y que nuestro compromiso debe seguir siendo construir tejido social y oportunidades.
JOSÉ MANUEL ACEVEDO
Para EL TIEMPO
En X: @JoseMAcevedo