Una de las noticias de este año en Pereira es la desaparición del sacerdote Darío Valencia Uribe el 25 de abril pasado. Una semana después de que el principal sospechoso del hecho, Julián Eduardo Cifuentes Gómez, confesó que asesinó al presbítero, sus restos óseos fueron hallados este viernes 20 de septiembre.
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El pasado fin de semana, Julián Eduardo Cifuentes Gómez confesó el crimen a un fiscal especializado y a un agente del Gaula de la Policía que viajaron para interrogarlo a Francia, a donde huyó días después de la desaparición del clérigo.
Cifuentes, quien trabajaba en una estación de servicio de la capital de Risaralda y era amigo del presbítero desde hacía varios años, reveló que asesinó al padre con cuatro disparos y ocultó su cadáver en una zona boscosa entre los departamentos de Risaralda y Caldas.
Cifuentes le entregó a los funcionarios de la Fiscalía y el Gaula las coordenadas del lugar donde dejó el cuerpo del clérigo. Los restos óseos fueron hallados, 149 días después de su desaparición, este viernes en una zona rural de difícil acceso en Belalcázar, Caldas.
"Como parte de las acciones investigativas dispuestas por la Fiscalía General de la Nación, a través de la Seccional de Risaralda, con ocasión de la desaparición del sacerdote Darío Valencia Uribe, un equipo especializado del CTI apoyado por la canina especializada en búsqueda de restos humanos y la participación del Gaula de la Policía Nacional, realizó la diligencia de exhumación de un cuerpo humano en la vereda La Cascada, en Belalcázar (Caldas)", informó la Fiscalía.
Añadió que "los restos serán entregados al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para avanzar en las labores científicas y forenses que permitan la plena identificación. Al culminar ese proceso se harán las comunicaciones respectivas".
El presunto autor de la desaparición forzada y del asesinato del religioso huyó a París el fin de semana siguiente al reporte del extravío del sacerdote y fue capturado el 30 de abril en el aeropuerto Charles de Gaulle, de París, en cumplimiento de la circular azul que emanó la Interpol. Sin embargo, las autoridades francesas debieron dejarlo en libertad, ante lo cual la Interpol debió expedir una circular roja para que lo recapturaran.
Según lo reveló el periódico El Diario, Cifuentes ha permanecido en una cárcel, donde, según él, tiene muchas dificultades porque no habla francés y se ha deteriorado físicamente, está delgado.
Con el hallazgo de los restos óseos del padre se espera que el trámite de extradición de Cifuentes, que se solicitó desde hace varios meses, se acelere con el fin de que comparezca lo más rápido posible ante un juez de control de garantías y se inicie en su contra un proceso penal.
Angustia e incertidumbre
Los compañeros y amigos del padre Valencia en la Diócesis de Pereira también vivieron meses de incertidumbre. El obispo de Pereira, monseñor Rigoberto Corredor, no dejó de preguntar a la Fiscalía y la Policía por la búsqueda del padre. De hecho, para que la desaparición del sacerdote no fuera una más de las que ocurren a diario en el país, la Diócesis contrató a tres prestigiosos abogados de Pereira para que la asesoraran judicialmente. Lo primero que los juristas hicieron fue que la Diócesis se constituyera en víctima del delito de desaparición forzada.
Con la Fiscalía tenemos un acuerdo. Cuando ellos confirmen el homicidio del padre Valencia, lo diremos.
El pasado martes, cuando se filtró la confesión del presunto asesino del sacerdote, monseñor Corredor recalcó que la Diócesis y la Fiscalía tienen un acuerdo que consiste en que la información oficial del caso solamente la entrega el ente investigador.
"Lo primero que tengo que decir es que no hemos recibido ninguna información de la Fiscalía y con ella hemos hecho un acuerdo de que todo lo que podamos informar nosotros es lo que recibamos de la Fiscalía", señaló el Obispo de Pereira.
Este viernes, la Diócesis emitió un comunicado oficial en el cual afirmó que la Fiscalía le informó del hallazgo de los "posibles restos mortales del sacerdote", por lo cual "lamenta esta noticia que enluta a su familia, a sus amigos y a toda la comunidad episcopal, de la cual era un líder connotado".
En el comunicado, la Diócesis resaltó "la importante labor de los investigadores, fiscales y todos los cuerpos institucionales que han participado en esta ardua, dolorosa y complicada labor".
La Diócesis informó que esperará "con paciencia y prudencia el resto de labores tendientes por parte de la Fiscalía a confirmar científicamente la identidad de los restos encontrados" y al final del comunicado le pide "a la prensa en general confirmación antes de emitir juicios sin bases".
Acerca de la confesión del presunto asesino, monseñor Corredor aseveró esta semana que esta persona fue interrogada durante dos días, según la información que se filtró a los medios. "Él parece que aceptó la situación, la realidad de la muerte del padre", señaló.
Además, manifestó: "La angustia nuestra es total, ya se aclaran cosas, salimos de una duda terrible de tantos meses y estamos en ese proceso".
El video antes de la desaparición
Cifuentes es la persona con quien el sacerdote fue visto por última vez en un video de una cámara de seguridad el 25 de abril pasado. En la mañana de ese día los dos partieron en el carro del religioso con rumbo desconocido. Según lo que el padre Valencia le dijo a su mamá ese día, con Cifuentes iba a concretar la venta de su carro particular, una camioneta Nissan Frontier.
Sin embargo, el vehículo fue encontrado abandonado días después de la desaparición del padre en un lavadero de carros en el municipio de Viterbo (Caldas). En el carro hallaron un orificio de una bala en el tablero, casquillos y no tenía una de sus sillas. En ese momento se temió lo peor.
'Eran amigos desde hace muchos años'
José Renato Marín, uno de los tres abogados contratados por la Diócesis de Pereira, afirmó que el clérigo y Cifuentes "tenían una cercanía como amigos desde hacía muchos años (...) por lo menos existía un alto grado de confianza entre el investigado y el padre Valencia".
Marín precisó que además de ser amigos, el presbítero y Cifuentes "tenían aparentemente vínculos comerciales, negocios de vehículos, uno le prestaba plata al otro y aparentemente el detonante (de la desaparición y del asesinato del sacerdote) fue por la compra y venta de un vehículo del padre".
El jurista consideró que la Fiscalía debe estar indagando una posible traición a la confianza que existía entre el padre y Cifuentes para aclarar, por ahora, los móviles del delito de desaparición forzada. Sin embargo, como ya se hallaron los restos óseos del padre ya se podría hablar de homicidio.
Fernando Umaña Mejía
REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS