Loba Vol. 2: la cantante Loyal Lobos se reinventa y se consolida con un álbum que amplifica su esencia artística

hace 2 meses 57

Dentro de Loyal Lobos, habita Andrea Silva, una rola que aúlla pop triste y danza sensual la nostalgia. Su nombre alude a un animal que representa mitos, símbolos y leyendas en la cultura occidental y que tiende a asociarse con lo masculino y lo salvaje. Cuando se vincula a lo femenino, casi siempre, termina siendo una mala metáfora. El latin Luba, por ejemplo, se refiere a ramera. Pero Loyal Lobos lo ha conservado masculino y lo ha revindicado como mujer: es feroz, salvaje y pura.

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Y así lo certifica en su más reciente EP, que se titula ‘Loba Vol. 2’ y como su nombre lo indica es una continuación del volumen 1, que se estrenó hace un año. Ambos configuran un manifiesto de una artista pop con letras y estética tristes.

'Museo', la canción número dos del disco, mezcla punch electrónico, con dembow reguetonero y funk brasileño que se integran para invitar juntos al movimiento. La canción fue producida por en España, por Kabasaki. Y aunque los ritmos no son típicos de la artista, el video y la letra consolidan su propuesta, una dualidad entre la efusividad de la danza y una oda a la nostalgia.

La cantautora colombiana Andrea Silva, la fuerza creativa detrás del alias Loyal Lobos.

La cantautora colombiana Andrea Silva, la fuerza creativa detrás del alias Loyal Lobos.

Foto:Tilo Gómez

EL resto de tracks abordan temas como la feminidad, la sexualidad, el amor y las relaciones. Destaca ‘Summer en París’, que ya ha alcanzado en muy poco tiempo casi 50 mil reproducciones solo en Spotify, una canción en la que canta en inglés, español y francés, una alegoría al amor y la música como lenguajes universales.

Además de ser nombrada como Latin Act to Watch en 2023 por la revista Rolling Stone y estar entre las apuestas musicales de 2024 para la revista Shock, proyectos anteriores de Loyal Lobos como su álbum ‘Everlating’ han recibido elogios de medios como The New Yorker, NPR Musica y Pitchfork.

Además, ha colaborado con productores como Ovy On The Drums y fue la encargada de abrir la gira de Mon Laferte.

Este nuevo álbum 'Loba Vol.2' es un nuevo volumen de una artista que parece liquida y se adapta al recipiente que decide habitar. Una loba que sigue cantando y consolidando su apuesta: una delicada y salvaje melodía para bailar la tristeza.

Loba Vol.2 ¿por qué una continuación de tu disco anterior?

Cuando yo empecé a hacer volumen uno, o sea, al llamarlo fue una intención muy clara, de que iba a haber un segundo capítulo, porque para mí era una exploración que en cinco canciones no iba a terminar de hacer, de explorar y que iba a haber un tiempo requerido para yo terminar la exploración. Con volumen dos para mí se cierra el ciclo. La claridad obviamente yo la consigo con retrospectiva y siento que esta propuesta musical no está completa. No la he terminado de decir completamente.

¿Alguna de las canciones que vemos ahorita en 'Loba Vol.2' pudo haber estado en 'Loba Vol.1'?

‘Luna llena’ y ‘Llorar por ti’ iban a estar en volumen uno, pero no logré terminarlas. Un poco no sabía a que tenían que sonar. ‘Luna llena’, la hice hace cinco años, llegué a tener hasta 22 versiones. Y ‘Llorar por ti’, la empecé hace tres años, y un día de esos que el aire está súper raro y llovía, saqué el celular y grabé la lluvia. Ese momento hizo que pudiera terminarla. Realmente lo que se le hizo a las canciones para terminarlas, no fue mucho, porque ya toda la instrumentación estaba ahí y toda la intención y la composición ya estaba, pero con Samuel Puertas acá en Bogotá como que el man les trajo una perspectiva muy única a las canciones y logramos darles el sentido que no se había podido.

Este disco fue un proceso de largo aliento. ¿Qué significa el proceso de tomarse tanto tiempo?

Para mí la naturaleza, lo oscuro, lo frío, se siente parte de mi esencia artística y como persona.

A veces es difícil no sacar canciones, porque es como tenerse algo guardado. Es parecido al sentimiento cuando no dices algo que estás sintiendo a alguien, como un conflicto o algo y la vida no te da la oportunidad de decirlo. Pero al mismo tiempo, confiar en la vida en que hay momentos para todo. Y siento que el arte, de cierta manera, es suficiente para estar conectado con el universo, de saber cuándo hay que salir y cuando no. Uno deja de sentirse tan en el control de todo, empieza a entender los tiempos perfectos. Estoy muy en esa onda ahorita y se está sintiendo muy real eso, porque llegué a muchos niveles de frustración con estos temas. Y me trajo mucha guerra dentro de mí entender que es confiar en el proceso y saber que todo se va a terminar cuando se debe terminar y va a salir cuando debe salir.

Hablemos de la propuesta de deconstrucción del reggaetón en este álbum.

Pues para mí el reggaetón es el pulso, que es como la base rítmica del dembow. El reggaetón como género ya tiene unas estéticas sonoras establecidas, como un bloque muy sólido y formado. Colombia tiene gran influencia y tenemos una propuesta de reggaetón muy clara, que tiene unas tendencias en sonido que se cruzan bastante entre artistas, hay una escena. Pero yo me sentiría mal haciendo un tema tratando de sonar como ellos, porque no es mi frecuencia sonora y para mí era importante el respeto al reggaetón, era interpretarlo de mi manera para que viniera desde un lugar que se sentía honesto. Por ejemplo, con ‘Limón’, que es un pulso de dembow pero una canción completamente pop y está producida intencionalmente, los arreglos vocales no son del reggaetón, tiene unos tonos mucho más saturados y un delivery vocal diferente. Yo me quería mantener en mi línea. Para mí el reggaetón en la adolescencia fue mi inducción a la sensualidad, un ritmo que lo incita uno a moverse de maneras muy sensuales. Como colombianos estamos muy conectados con eso, porque nos criamos todos generacionalmente, hasta antes del reggaetón, con música que nos obligaba mucho al movimiento y por ende a la sensualidad. La exploración de Loba, ha sido muy hacia eso, para mí era importante coger prestados muchos de esos pilares.

Su nombre y su propuesta han ido avanzando hacía una delicadeza de la oscuridad, de lo salvaje. Es como una lucecita en la oscuridad, ¿cómo lo explica?

El nombre lo quería porque quería la separación entre Andrea Silva y Loyal Lobos, en parte, por el pánico que me generaba salir al mundo. O sea, si Andrea Silva fallaba no quedaba nada más, si Loyal Lobos no destacaba, yo podía volver a ser Andrea Silva. Todo lo que te estoy contando es la magia del universo, yo crecí agnóstica, pero muy espiritual y últimamente me he vuelto muy humilde hacía entender esas cosas. El nombre (Loyal Lobos) me lo trajo un amigo que tenía esas dos palabras pegadas el día que nos íbamos a ver. Y yo llevaba semanas buscando, pero él ni sabía que yo estaba esperando el nombre. Llegó y me dijo eso así random y yo: “wow, ese es mi nombre artista” y ahí lo cogí y con el tiempo cogió mucho significado. Mi mamá me regaló ‘Mujeres que corren con los lobos’ y empecé a entender un poquito la simbología, lo que es el misticismo de la mujer loba, esa dualidad siempre ha existido, soy altamente sensible a la lealtad en mis relaciones. Fui entendiendo que me identificaba con eso y entre más ha pasado el tiempo y más analizo, más me conozco, lo siento y le encuentro más sentido a todo esto. Yo no me creía de Bogotá, yo me crie en una casa de campo en La Calera y todas estas tonalidades que ves en los videos, son como el piso térmico en el que crecí, donde escribí mis canciones, donde desarrollé mi niñez. Para mí la naturaleza, lo oscuro, lo frío, se siente parte de mi esencia artística y como persona.

En ese sentido, ¿qué es la identidad para para Loyal Lobos?

Loyal Lobos, artista bogotana radicada en Estados Unidos.

Loyal Lobos, artista bogotana radicada en Estados Unidos.

Foto:Tilo Gómez

Es de dualidad y por eso es difícil de entender mi música, porque es muy pop muy dulce, pero el lente de perspectiva emocional siempre es muy sad. Mis primeras relaciones con la música fueron en funerales, yo cantaba para estos funerales. Los momentos donde sentí más magia con la música era ver la conciencia colectiva alrededor de la pérdida, de la empatía y luego la tristeza desde algo bonito. Yo lo veía como una película hermosa. Yo nunca lo vi como tragedia a pesar de que fui a todo tipo de funerales: de niños que habían muerto, de gente mayor. Desde chiquita, yo me he sentido muy sad. Toda la vida he tenido un lente muy nostálgico de la vida, pero he aprendido que no me define. Mis depresiones ya no son lo que eran antes y creo que mi música refleja eso también. Me estoy dando la oportunidad de disfrutar más y de aceptar ese lente, está bien ver las cosas desde ese color más azul. Es un tono más de reflexión, es muy introspectivo. En un espacio pop tal vez se demora un poco en entenderlo, el stream es un como un parlante hacia afuera y Loyal lo hace más hacia adentro.

¿Dónde convergen y dónde se separan Andrea Silva y Loyal Lobos?

Hay días. Hay días que estoy femenina y maníaca, hay gente que me ha dicho que soy bipolar. Pero hay momentos en que me siento histriónica, refemenina, reviva y hay días en que hablo más bajo, me siento mucho más masculina, que no me gusta la atención. Antes peleaba mucho, porque tenía que definir cuál era y la verdad es que soy todo. Soy ambas cosas y múltiples, porque son bastantes las que tengo. Soy muy sensible a mi entorno y a las energías y como que soy muy receptiva hacia ellos y las proyecto. Ahorita estoy tratando de conocer quién es Andrea, porque estoy en Bogotá y estoy haciendo un esfuerzo muy grande por crear tiempo de calidad con mi familia, con mis amigos que me conocen y conmigo misma porque siento que me puse una meta tan ambiciosa al irme de Colombia que no me permitió parar, disfrutar las cosas y recibir amor incondicional de personas que no les importa si me va bien o mal, quieren que me vaya bien de corazón, pero no es una relación tan transaccional como a veces se vuelve un poquito la vida. Se está concentrado en llegar y luego la meta sea se vuelve más lejana cada vez, entonces es una carrera estúpida.

Leidy Restrepo Mesa

Escuela de Periodismo Multimedia El Tiempo

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